La decisión del grupo Stellantis de tomar la representación directa de Citroën en Chile y de Astara de poner fin a la alianza con SK se enmarcan dentro los cambios de tendencia que están ocurriendo a nivel mundial en el rubro automotor, empujado por la búsqueda de mejores retornos de parte de los fabricantes, en un contexto de márgenes más estrechos. Chile, un mercado pequeño, pero de los más dinámicos y competitivos del mundo, con más de 70 marcas, parece un sitio experimental para las estrategias de los grandes conglomerados. Y ante este reordenamiento, todas las empresas que forman parte de la cadena de venta de autos son salpicadas.