Me llevaba bien con ella, aunque tampoco era su amigo. Soledad, hasta donde yo sabía, no tenía amigos. En realidad, sí los tenía, pero eran todos de mentira, imaginarios. Vivían con ella en sus libros y en su casita del árbol. Se quedaba allá arriba hasta que anochecía, sola, siempre sola, pues nadie más podía subir a esa casita.
5 mar 2022 08:59 PM