El creyente de pronto reza, agradece y pide alguna bendición o algún milagro, a riesgo de pedir demasiado. Duda el agnóstico inconstante y acaso eleva una oración, temeroso de parecer oportunista, pedigüeño. El ateo se aferra a la vida, al placer, al cuerpo imperfecto que habita. Los dioses y las vírgenes, los santos y santas, los muertos antiguos y los que hemos perdido y añoramos, sobrevuelan en nuestra memoria esos días de fiestas, de banquetes, de reposos y gratitudes.
28 nov 2021 01:29 AM