Para 1955, la historia de un hombre obsesionado con una niña de doce años, fascinó y escandalizó a los lectores de Nabokov por igual. Llevar esa polémica trama al cine siete años después, en una época en que la censura era implacable, resultó en toda una locura. Pero había alguien dispuesto a correr el riesgo: Stanley Kubrick.
Baltasar Daza
7 mar 2019 04:30 PM