David Gallagher, exembajador en Londres: “Estar 14 años en el poder es mucho tiempo; el Partido Conservador británico se volvió autodestructivo”

Académico, empresario y liberal, el exrepresentante de Chile en Londres analiza la crisis que atraviesa el partido del primer ministro Rishi Sunak, golpeado por la pérdida de apoyo ciudadano y los escándalos de apuestas. A solo días de las elecciones generales, las encuestan pronostican una derrota histórica ante los laboristas.


Salió a jugar sus últimas cartas. El miércoles por la noche, en Nottingham, el primer ministro conservador británico, Rishi Sunak, tuvo el último enfrentamiento cara a cara con su rival Keir Starmer, líder del Partido Laborista. Por la pantalla de BBC, Sunak mostró una estrategia ofensiva que buscó revertir, o al menos atenuar, la debacle electoral de su partido que anuncian las encuestas. Y de acuerdo con una consulta rápida al finalizar el debate, logró un empate técnico. Un resultado muy superior al que pronostican los sondeos de opinión, que les otorgan 20 puntos de ventaja a los laboristas.

Desde Madrid, el exembajador de Chile en el Reino Unido David Gallagher observó atentamente el debate.

-Las encuestas predicen una derrota masiva para los conservadores, pero cabe advertir que las encuestas a veces se equivocan. Lo sabremos el 4 de julio -dice.

En mayo pasado, Rishi Sunak convocó a elecciones anticipadas. Fue un anuncio sorpresivo que algunos consideraron arriesgado y que encuentra al Partido Conservador en una situación crítica, con una histórica pérdida de adhesión. No solo es aventajado por sus rivales tradicionales de la centroizquierda: por la extrema derecha, Nigel Farage y el Partido Reformista también amenazan restarle votos.

Eventualmente, estos comicios podrían poner fin a un ciclo de 14 años de gobiernos conservadores.

Exacadémico de la Universidad de Oxford, experto en literatura, empresario y liberal, David Gallagher fue embajador en el Reino Unido del gobierno de Sebastián Piñera. Llegó a Londres en 2018, cuando gobernaba Theresa May, la exprimera ministra que renunció un año después y que fue sucedida por Boris Johnson.

“Boris Johnson hizo una campaña muy exitosa. Entró al gobierno con una tremenda mayoría”, recuerda Gallagher. “Yo le tengo respeto y mucho afecto, porque era muy cariñoso conmigo y con Chile. Tuvimos una gran reunión con el Presidente Sebastián Piñera cuando visitó Inglaterra, en septiembre del 21″.

Vino entonces la pandemia, “que fue muy bien manejada por Johnson”, según David Gallagher, pero luego “empezaron a surgir escandalitos”, recuerda.

Hubo mucha polémica por las fiestas de Boris Johnson en pandemia…

Decir fiestas es muy exagerado. En la historia británica esta sería la tercera vez que el Partido Conservador se desgasta por haber estado mucho tiempo en el poder. Yo creo que eso le pasa a cualquier partido. Esto de las famosas fiestas de Johnson eran cosas bastante triviales. Yo iba mucho a Downing Street 10, donde trabaja el primer ministro; es una casa relativamente chica, donde trabaja mucha gente. Tenían que seguir trabajando en la pandemia y estaban en reuniones de trabajo todo el día. Y de pronto alguien sacaba una cerveza, pero ellos no sentían que estaban en una fiesta. Hay una foto de gente en el jardín con una copa de vino, alguien la tomó desde dentro, siempre hay fuego amigo en estas cosas, y en realidad era poca gente, todos trabajaban ahí. Pero la prensa y la gente estaban buscando cosas. Y después vino un incidente absurdo de un viceministro que lo pillaron curado toqueteando a otro hombre y el gobierno trató de evitar que se publicitara. En fin, hubo otro golpe de Estado dentro del Partido Conservador y Johnson tuvo que renunciar.

El primer ministro conservador británico, Rishi Sunak. DARREN STAPLES/Pool via REUTERS/File Photo

Después estuvo Liz Truss, que duró 45 días.

Ella entró con un plan económico de reducir impuestos, pero sin mostrar cómo financiar esa reducción. Y tuvo un efecto fatal: los mercados reaccionaron muy fuerte en contra. Ahí entra Sunak, una persona bien competente, pero entró con una especie de pecado original, porque no fue elegido por las bases, sino designado por los parlamentarios. Sunak lleva como una especie de letrero que dice no fui elegido por nadie. Pero creo que en la situación del Partido Conservador el paso del tiempo es lo más significativo.

¿La gestión de Sunak ha sido desastrosa?

No es para nada desastrosa. Ha hecho guiños a la izquierda con los que no estoy de acuerdo, como cambiar el régimen tributario que tenían los extranjeros, que llevó a una fuga de gente con poder de compra. O para mostrar mejores cifras de inmigración, prohibir que estudiantes extranjeros lleven dependientes, o sea, el típico estudiante de posgrado chileno no puede llevar a su señora o a sus hijos. Ese es un error. Pero en general ha sido un gobierno inteligente.

¿Y a qué se debe esta crisis?

Estar 14 años en el poder es mucho tiempo. El Partido Conservador se volvió autodestructivo, primero le salió una extrema derecha al interior del partido, muy díscola; ha tenido peleas internas, y comenzaron a surgir los escandalitos. Para qué va a votar por ellos la gente si ve que se están peleando, cuando la alternativa no es tan distinta. Yo creo que aquí es muy importante la moderación del Partido Laborista.

El Partido Laborista se había izquierdizado muchísimo con Corbin, y se moderó porque fue reemplazado por Keir Starmer, un abogado muy serio que llevó al Partido Laborista muy al centro. Hoy es un Partido Laborista como el de Blair, un socialismo a lo Felipe González o a lo Ricardo Lagos, muy pro empresa, con algunas cosas socialistas, como que va a poner IVA a los colegios privados, algo que va a ser prohibitivo para muchos padres. Pero, en general, es un partido que va a ser fiscalmente muy serio, entonces el cuco de una extrema izquierda desapareció, y es la hora del Partido Conservador de retirarse a la oposición. Todo esto en el cuadro de un país que no está en un período brillante económicamente, pero no está tan mal. Y sí tiene mucha estabilidad. Esta no es como la elección de Francia.

¿Incluso con la reaparición de una figura disruptiva como Nigel Farage y el Partido Reformista?

Nigel Farage es un personaje que reaparece una y otra vez en la política británica. Es disruptivo, infinitamente vanidoso, toca ciertas fibras que son sensibles, como fanáticos contra la inmigració́n, fanáticos antieuropeos. Es más parecido a la extrema derecha tipo Le Pen, pero le va a comer muchos votos al Partido Conservador seguramente. Yo no sé si son las redes sociales o si hay algo en el aire, pero hay efectos manada feroces en el mundo. En Francia ha sido tremendo. La pérdida de votos del Partido Conservador es de una exageración misteriosa.

¿Y cómo influyen en ello los escándalos de apuestas de algunos parlamentarios conservadores?

Eso va a tener un efecto, pero creo que es, sobre todo, el tema del tiempo en el poder. Con demasiado tiempo en el poder la gente se descuida y hace tonteras. Hay cuatro o cinco parlamentarios que presumiblemente sabían que Sunak iba a llamar a elecciones en julio y apostaron contra cualquier creencia normal de que iba a ser así, obviamente con un retorno alto. Eran apuestas chicas, pero es otro descuido.

¿Lo sorprendió que el primer ministro convocara a elecciones adelantadas?

Totalmente. En general, hay una teoría de que cuando hay una elección llamada con poco aviso, el gobierno incumbente tiene una ventaja. Fue lo que hizo Pedro Sánchez en España; perdió, pero siguió gobernando, le fue mejor de lo que se creía. Pero en el caso británico la distancia es demasiado grande y la gente más bien lo ha interpretado como falta de buen juicio, porque todo indicaba que era mejor esperar hasta fin de año para que hubiera más crecimiento, bajara más la inflación, hubiera mejores señales.

De acuerdo a las encuestas, el Partido Laborista tiene una ventaja de 20 puntos. ¿Había visto una diferencia tan amplia antes?

No. Puede haber habido una diferencia de ese tipo como a mitad de camino de un mandato, pero ad portas de una elección jamás había visto una cosa así.

Dicen que podría ser una derrota de contornos históricos, la peor desde 1906 para el Partido Conservador.

Sí, puede ser. Es una tremenda derrota, y una derrota muy exagerada además. Habrá que estudiar por qué se produjo, después de una elección tremendamente exitosa como la de 2019. Haber tenido tres primer ministros en tan poco tiempo tampoco ayuda. Una primera ministra que duró 45 días obviamente no le dio prestigio al partido. Pero creo que la moderación del Partido Laborista es muy importante, muchos empresarios van a votar por los laboristas.

El exprimer ministro Boris Johnson y el expresidente Sebastián Piñera durante su visita a Londres en septiembre de 2021. (Photo by DANIEL LEAL-OLIVAS / AFP)

De ganar el laborismo, ¿se podrían esperar muchos cambios respecto de lo que ha hecho el gobierno conservador?

No, no creo que haga cambios muy grandes. Hay cosas puntuales, como eso de los colegios privados, pero va a ser un gobierno económicamente responsable. Puede tener más inclinación a acercarse a Europa, en el Partido Laborista hay una disposición más europea, o al menos no tiene una posición antieuropea. En ese sentido puede haber un cambio de énfasis, puede ser que haya una política más europea frente a Estados Unidos, pero no mucho, quizá un poco más crítica de (Benjamín) Netanyahu, con Ucrania poca diferencia. La verdad, no veo diferencias muy grandes.

¿La oposición la llevará el Partido Conservador o el Partido Reformista?

Es muy difícil de predecir, porque el sistema electoral británico hace muy difícil la vía para un nuevo entrante, aunque saque una cantidad importante de votos. Cada distrito elige un parlamentario y gana el que saca más votos, no hay segundas vueltas. Tal vez Farage puede ganar en su distrito, no sé, pero Sunak tiene razón cuando dice que un voto para el Partido Reformista es un voto para los laboristas.

¿Qué responsabilidad le cabe a Sunak en la crisis del partido?

No había nada que podía hacer, ya se estaba produciendo un fenómeno autodestructivo. No es la primera vez que el Partido Conservador vive una situación así. Pasó el 61-62 con John Profumo, el ministro de Guerra que se acostaba con una mujer que también se acostaba con el agregado de defensa ruso. Y al final de John Major, donde hubo muchos escandalitos medio ridículos como esto de las apuestas. Estas cosas ocurren cuando el partido está demasiado tiempo en el poder. En el sistema parlamentario, si tienes una mayoría amplia, no tienes oposición, no tienes contrapeso. Pero eso no es tan bueno para Starmer ganar con una mayoría muy grande, porque su oposición va a ser interna, del ala más extrema del Partido Laborista. Con un resultado más estrecho, los parlamentarios se disciplinan más. Eso le pasó, en parte, a Johnson, que tenía una mayoría de 80. Dicen que Starmer podría terminar con una mayoría de 200 o 300, una cosa grotesca.

Finaliza un ciclo de 14 años de gobierno, ¿qué balance podría hacer?

Para algunas personas, fue una lástima lo del Brexit. No fue solo culpa del Partido Conservador; se hizo un plebiscito y el primer ministro dio libertad a sus ministros. Para quienes creen que el Reino Unido debe estar en la Unión Europea y luchar por reformas dentro de ella, el Brexit es una tremenda mancha. Pero aparte de eso, el Reino Unido ha tenido un gobierno razonable, es un país que se ve próspero, estable. Ha habido mucha inmigración y, personalmente, encuentro que la inmigración que hay en el Reino Unido es muy atractiva. Es cosa de ver una foto del gabinete del Partido Conservador. La internacionalidad de una ciudad como Londres a los jóvenes les encanta, a los viejos menos. Yo lo encuentro muy atractivo.

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