El cortocircuito en la derecha por la reforma previsional

Foto: Andrés Pérez

A diferencia de sus pares, Rodrigo Galilea, presidente de Renovación Nacional, decidió abrir un diálogo con La Moneda para destrabar la reforma previsional y así evitar que el tema impacte a un eventual gobierno de derecha. La incursión alteró las aguas en el sector, donde muchos plantean postergar esa discusión para después de los comicios de octubre y así no contaminar el debate. Una controversia que quedó -al menos, por ahora- en stand by.


El jueves 4 de julio llegaron -en reserva- hasta las oficinas del ministro de Hacienda, Mario Marcel, en Teatinos 120, la ministra del Trabajo, Jeannette Jara; el presidente de Renovación Nacional, Rodrigo Galilea, y el coordinador de la mesa técnica de pensiones, Cristóbal Huneeus.

No se trató de una reunión cualquiera. Ya en su segundo trámite en el Senado, la reforma previsional -uno de los proyectos estrella de la administración Boric, que inició su tramitación en noviembre de 2022- seguía trabada. Y Galilea -a diferencia de sus pares de pacto- estaba dispuesto a empujar un consenso, hecho que provocó un cortocircuito al interior de Chile Vamos.

El timonel de RN venía defendiendo -en su partido y en la coalición- la necesidad de cerrar este capítulo durante esta administración, para no traspasar el problema a un eventual gobierno de derecha. Y, de paso, impedir que este tema sea levantado como bandera de campaña por el oficialismo en los comicios de octubre. Así, incluso, lo transparentó ante los diputados de su partido de la Comisión de Trabajo, Ximena Ossandón, Frank Sauerbaum y Eduardo Durán, en una reunión por Zoom la semana pasada, donde concitó apoyos. Al igual que -con distintos matices- a nivel de senadores.

“Espero que tengamos una reforma previsional. Es un deber moral con el país. Aquí no caben los cálculos políticos”, afirma el diputado Durán.

Sin embargo, esa postura está lejos de ser unánime en la derecha. La UDI y Evópoli son los más resistentes a conceder espacios sin tener claridad hacia dónde está transitando la conversación, especialmente en la distribución del 6%, que es una de las líneas rojas. Punto que, según cuentan, le hicieron ver a Galilea en distintos espacios.

“Está pecando de ingenuo. No hay otra explicación”, resume un parlamentario de la UDI.

Más directa aún -con la incomodidad que despertaban esos contactos- fue la exministra Isabel Plá (UDI). “Hasta @GiorgioJackson sabe de la cocina que preparan el senador Galilea y la ministra @jeannette_jara en la reforma de pensiones. Claro como el agua, decía mi abuela…”, posteó el 12 de julio la exsecretaria de Estado en su cuenta X. Asperezas que se limaron luego de que el propio Galilea saliera a decir que “no hay acuerdo, no hay nada firmado” y que lo único que existe es “una buena disposición a avanzar”.

“Veo a la ministra Jara en una estrategia de anunciar permanentemente acuerdos con la oposición, que luego los incumbentes salen a negar. Si fuera mal pensada diría que se pretende hacer girar el debate público en torno a quienes están y no están disponibles a un acuerdo, y sacarlo del contenido de la reforma”, sostiene Plá, al agregar que la UDI está disponible “a un buen acuerdo, no a cualquier acuerdo”.

En todo caso, la presión sobre los senadores de la Comisión de Trabajo del Senado -a tres meses de los comicios municipales y de gobernadores- ha sido cada vez más intensa. Incluso, el 9 de julio el movimiento Con mi plata no posteó en su cuenta X: “De sus votos depende que el 6% vaya a tu cuenta individual”, junto a las fotos de Galilea, Juan Antonio Coloma y Luciano Cruz-Coke, lo que no dejó de incomodar a los parlamentarios aludidos.

En la Comisión de Trabajo se esperaba que la comisión de expertos -conformada por María José Zaldívar (en representación de Galilea), Cecilia Cifuentes (de Iván Moreira), Soledad Hormazábal (de Luciano Cruz-Coke), Paula Benavides y Juan Pablo Letelier (de Gastón Saavedra) y Hermes Gutiérrez (Alejandra Sepúlveda), contribuyera a destrabar las negociaciones. Pero no fue así. Ya que la instancia -que entregó sus resultados el lunes 8 de julio y cuyo trabajo se extendió por dos meses- sufrió un fuerte revés al no resolver temas clave. Entre ellos, la fórmula de reparto del 6%.

Incluso se confidencia que en una de las discusiones, uno de los expertos -por parte del oficialismo- habría dicho: “En resumen, estamos entregando el proyecto”, al ver cómo se iban desdibujando los planteamientos del Ejecutivo.

En la oposición tampoco gustó que se aceptara -entre otras medidas- la solidaridad intrageneracional, que en definitiva lleva al reparto, tal como cuestionó el decano de Economía de la USS y ex subsecretario de Hacienda Alejandro Weber.

“La evidencia es clara de que si queremos realmente mejorar las pensiones futuras tenemos que fortalecer la capitalización individual, aumentar la edad de jubilación, reducir las lagunas, combatir la informalidad y promover mayores rentabilidades con incentivos apropiados para una mayor competencia. Para los actuales jubilados la PGU ya significó un enorme avance, que se logró gracias a un acuerdo transversal, unánime y fuera del ciclo electoral. Una buena reforma de pensiones necesita una discusión desapasionada y para eso debemos alejarla de la coyuntura electoral”, dice.

Pese a ello, Marcel -a pesar de las dificultades- no ha ocultado su optimismo, afirmando que “vemos la reforma previsional más cerca de lograr acuerdos”.

El exocet

Pero la decisión de La Moneda de reponer -vía veto- las sanciones a los ciudadanos chilenos que no voten en octubre, dejando exentos de multas a los inmigrantes (que se alinearían más con la derecha), se convirtió -para Chile Vamos y para el propio Galilea- en un misil directo a las confianzas, que condiciona, entre otras, la reforma previsional.

De ahí que el mismo domingo -tras una serie de intercambios de opinión vía WhatsApp-, él, junto a los presidentes de la UDI, Javier Macaya, y de Evópoli, Gloria Hutt, se reunieran por Zoom y endurecieran el tono con la administración Boric, por considerar inaceptable -dijeron-que se pretenda, a través de maniobras burdas, cambiar las reglas electorales a solo tres meses de las próximas elecciones para salvar algunos candidatos oficialistas”.

Lo más complejo -por sus implicancias en la previsional- quedó estampado en otro párrafo, que contó con la anuencia del presidente de RN: “La mala fe con que ha actuado el conglomerado gobernante quiebra todas las confianzas, lo que dificulta seriamente el diálogo entre el Ejecutivo y la oposición. Chile es demasiado importante para seguir con este tipo de prácticas de último minuto”.

Desde Palacio, la postura de Galilea fue leída como el alejamiento de un interlocutor. Y, en Chile Vamos, como una situación que permitió realinear nuevamente al pacto.

Foto: Andrés Pérez

Hasta ahora, al menos públicamente, Evelyn Matthei -la candidata presidencial mejor posicionada en las encuestas- no se ha inmiscuido en el tema. Su último planteamiento lo hizo en La Tercera el 26 de mayo, oportunidad en que sostuvo que solamente se debiera avanzar bajo dos condiciones: que los ahorros vayan a las cuentas individuales y que la gente elija a su administrador previsional. “Si es llegar a cualquier acuerdo, rompiendo la línea roja de cualquiera de esos dos temas, sencillamente por llegar a un acuerdo, por no tener un conflicto en el futuro, no, no estoy de acuerdo”, advirtió.

Del mismo modo, sostuvo que si “uno ve una, dos, tres, cuatro encuestas y las tres prioridades están clarísimas. Dentro de ellas no está la condonación del CAE ni una reforma previsional. Sí estaba hace cuatro o cinco años”.

Su postura generó ruido en la derecha, donde -tanto Diego Schalper como Ximena Ossandón, ambos de RN- se mostraron partidarios de resolver este tema durante esta administración.

El rol de Jara

En el oficialismo se reconoce el papel que ha tenido la ministra Jeannette Jara para mantener la reforma a flote. No solo porque ha salido a poner paños fríos en los momentos más difíciles de la tramitación con Chile Vamos -el más serio fue para el segundo plebiscito constitucional, cuando la enmienda quedó literalmente en stand by-, sino que ante sus propios socios de coalición. Pues, para muchos, el proyecto actual no se acerca en nada al boceto original.

Foto: Dedvi Missene

Se valora la sintonía que logró con el senador UDI Iván Moreira, presidente de la Comisión de Trabajo, en la que está asentada la reforma. Incluso, en mayo lograron sorprender a varios cuando abordaron la enmienda -junto al Presidente Boric- compartiendo un completo en La Moneda. Y, en el último tiempo, los acercamientos alcanzados con Galilea, cosa que en Palacio no quieren perder. Aunque hasta ahora el senador no ha dado luces acerca de si está dispuesto o no a un nuevo intento de diálogo con el gobierno.

La tarea más difícil la tiene la ministra Jara con el senador Juan Antonio Coloma (UDI), un hábil negociador, quien el 1 de julio aterrizó en la presidencia de la Comisión de Trabajo, luego de que el senador Moreira presentara una prolongada licencia por motivos de salud.

Ya tuvieron un primer impasse, ante la insistencia de Jara de votar la idea de legislar y el marcaje de terreno que hizo Coloma al precisar que esa facultad la tiene él y que resolverá considerando todas las posiciones.

En ambos lados, en todo caso, el asunto se dio por superado.

El foco de Jara sigue estando en la aprobación -durante este mes- de la idea de legislar, para que el Ejecutivo pueda ingresar las indicaciones al proyecto y, de ese modo, avanzar en la discusión de los temas en particular.

A su juicio, “no hay excusas” para no avanzar, luego de que la comisión técnica entregara su informe. Porque -según su visión-, si bien cerró con acuerdos parciales, plantea puntos importantes, como aumentar la cotización en 6% con cargo al empleador, crear un seguro de lagunas, un tránsito desde multifondos a fondos generacionales y aumentar la competencia vía licitación de los actuales afiliados.

“La tramitación de este proyecto de ley tiene que darse en un tiempo definido, porque es un tema de alta preocupación para las personas. No puede eternizarse esta discusión cuando los pensionados llevan demasiado tiempo esperando y la política se muestra incapaz de dar respuesta a los principales intereses ciudadanos”, advierte la ministra a La Tercera.

El asunto no es fácil.

Fuera de micrófonos, en la oposición se admite que una aprobación del tema antes de la municipal sería un error político, pues le daría a La Moneda un triunfo. Y dejaría a Chile Vamos -y en especial a la UDI- en una situación de fragilidad electoral, ante un Partido Republicano que responde a un electorado duro, que no transa posiciones y que puede cuestionarlos durante la campaña.

Para el economista y exconvencional Bernardo Fontaine, quien declinó una candidatura a gobernador por la Región Metropolitana para abocarse -entre otras actividades- a la reforma previsional, sostuvo que la discusión técnica está verde, ante la falta de acuerdo en los grandes nudos. Y que, en lo político, “para Chile Vamos sería suicida llegar a un acuerdo que signifique ceder las cotizaciones de los trabajadores o pavimentar el camino para que el Estado sea administrador de los fondos. Eso sería cruzar una línea roja”.

De hecho, la última encuesta Panel Ciudadano -del 15 de julio- reveló que el 62% de los consultados es partidario de que el 6% adicional vaya íntegramente a su cuenta individual; un 76% respaldó la existencia de una AFP estatal que compita en las mismas condiciones que las privadas y un 82% apoyó que los cotizantes decidan cada uno o dos años si continúan en su AFP o se cambian a otra para mejorar la competencia.

Karin Pozo/Aton Chile

Otros, a su vez, no quieren darle un nuevo triunfo a Jara, quien ya consiguió la reducción de la jornada laboral a 40 horas y el aumento del salario mínimo a 500 mil pesos, pues la ven sentando las bases de una candidatura a senadora por Atacama o a diputada por Recoleta en los comicios parlamentarios 2025.

De ahí que, incluso, en la oposición hay partidarios de postergar el tema previsional para después de los comicios de octubre e incluso para después de noviembre, fecha en que los ministros que quieran competir por un escaño al Parlamento deben dejar sus cargos. Un escenario fatal para La Moneda, pues saben que solo le restaría el 2025 para aprobar la reforma previsional, tarea que se pone especialmente cuesta arriba en medio de una campaña presidencial.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.