El libro que predijo las guerras de Putin
En 1997 el filósofo Alexander Dugin publicó Fundamentos de Geopolítica en el que traza el camino para que Rusia recupere su papel dominante en la esfera internacional. Y entre sus recomendaciones incluye invadir Georgia, ampliar su presencia en el Mar Negro, anexar Ucrania, sacar a Reino Unido de la UE y dividir a Estados Unidos. ¿Suena conocido?
“No hay argumentos históricos para justificar la afirmación de que una nación ucraniana separada existía antes del periodo soviético: la proclamación de una nación ucraniana fue solo el resultado de las acciones del Imperio Austro-Húngaro para satisfacer su interés de gran potencia”, escribió Vladimir Putin en un artículo publicado en julio del año pasado en el sitio oficial del Kremlin y repartido a todos los altos cargos del régimen. El texto de 7.000 palabras resume los argumentos repetidos en los últimos días por el presidente ruso para sostener sus aspiraciones sobre territorio ucraniano. Pero estos a su vez replican otro texto, publicado hace 25 años por el filósofo y cientista político ruso Alexander Dugin que muchos han comenzado a desempolvar por estos días para intentar entender la actual crisis y eventualmente proyectar lo que puede venir a futuro.
El libro de 600 páginas, titulado Fundamentos de Geopolítica: el futuro geopolítico de Rusia, se lee, según el analista estadounidense Alex Hollings, como “el manual de instrucciones de Putin”. Dividido en ocho capítulos y subcapítulos, el texto no sólo hace un largo análisis sobre el decisivo rol de la geopolítica en el mundo, sino que define los principales pasos que debe seguir Rusia para recuperar la posición dominante que tuvo no sólo durante los años de la Guerra Fría sino incluso antes, en la época del imperio zarista. Y varios de estos puntos suenan dramáticamente similares a algunos acontecimientos del último tiempo. Sólo por citar algunos, Dugin no sólo recomienda que para lograr ese objetivo es necesario invadir Georgia y anexar Ucrania, sino también promover la separación de Reino Unido de la UE y alimentar las divisiones internas en Estados Unidos.
Según Hollings, si bien “oficialmente hay pocas evidencias que sugieran que el presidente ruso mantenga una copia de Fundamentos de Geopolítica en su velador, hay altas posibilidades que la actual generación de asesores y estrategas militares estén muy bien versados en los escritos de Dugin”. Razones para ello hay. El libro fue escrito por el filósofo y politólogo ruso en colaboración con el general Nikolau Klokotov, quien entonces era miembro de la Academia militar que forma a la oficialidad de las Fuerzas Armadas rusas. E incluso, según sostiene John Dunlop, investigador emérito de la Hoover Institution y uno de los más reconocidos expertos estadounidenses en Rusia, “Lionel Ivashov, entonces jefe el Departamento Internacional del Ministerio de Defensa ruso también habría participado como asesor” en la elaboración del libro.
Dugin, además, no sólo fue a fines de la década del 90 consejero del entonces presidente de la Duma, el parlamento ruso, Gennadi Seleznev, y abogó entonces por lograr que sus principios de geopolítica fueran enseñados en las escuelas, sino además logró que pocos años después su libro pasara a ser texto obligatorio en la Academia militar rusa, donde fue profesor. Paralelamente llegó a dirigir el Departamento de Sociología y Relaciones Internacionales de la Universidad Estatal de Moscú, cargo que perdió luego de un reclamo firmado por más de 10 mil personas por sus declaraciones tras la muerte de un grupo de activistas rusos en medio de las tensiones por la anexión rusa de Crimea en 2014. “Mátenlos, mátenlos, mátenlos a todos (los responsables), no debería haber más diálogo. Como profesor también creo lo mismo”, aseguró entonces en una entrevista.
“Probablemente no ha habido otro libro publicado en la Rusia del periodo post-comunista que haya tenido una influencia comparable en las élites militar, política y de expertos internacionales”, escribió John Dunlop. El libro no sólo agotó todas sus ediciones sino que, como recordó un artículo de la revista Foreign Policy, se sigue enseñando en la academia militar rusa y otros institutos militares rusos e instaló a la geopolítica como una disciplina clave para la élite dirigente del país. “Las ideas de Dugin se convirtieron en un ‘virus”, como él mismo dijo. Fueron reimpresas en docenas de manuales y libros de textos; las librerías empezaron a tener una sección especial de geopolítica y la Duma formó un comité de Geopolítica”, apunta el periodista y escritor Charles Clover en su libro Black Wind, black snow; the rise of russian new nationalism.
La visión de Dugin
Dugin recoge en su obra los fundamentos de la geopolítica para proyectar el futuro de Rusia. Y para ello se inspira en los planteamientos del padre de esa disciplina, el británico Halford Mackinder, y del alemán Karl Haushofer, cuyas ideas influyeron en la estrategia expansionista de Hitler. Según el filósofo ruso, históricamente el mundo se ha dividido entre las potencias marítimas y las potencias terrestres. Las primeras las identifica como Atlanticistas, con Estados Unidos a la cabeza, y los segundos que reúnen a Rusia y Europa continental los denomina Eurasiáticos. Y si bien reconoce que los primeros ganaron la Guerra Fría –incluso dedica un capítulo especial a ese punto, en el que aborda el concepto del fin de la historia de Francis Fukuyama y el choque de civilizaciones de Samuel Huntington- sostiene que el futuro será para Rusia, si sigue el camino que él recomienda.
Y esto se basa en una premisa no propuesta por él, sino por Mackinder –el padre de la geopolítica- quien aseguraba a fines del siglo XIX en su libro El pivote geográfico de la Historia que “quien controle Europa del Este controlará el pivote del mundo, quien controle el pivote del Mundo dominará la Isla del Mundo, y quien domine la isla del Mundo dominará el Mundo”. Por eso para Dugin la clave es reconfigurar al mapa de alianzas y los espacios de influencia a nivel mundial y sepultar el viejo orden nacido tras la Segunda Guerra Mundial. Para ello es necesario restablecer primero la posición dominante de Rusia perdida tras el colapso de la Unión Soviética, recuperando su influencia en los territorios que formaron parte del imperio soviético, para luego potenciar una nueva red de alianzas que coloque a Eurasia en el centro de la escena internacional.
Para alcanzar ese objetivo Putin ya ha dado algunos pasos. La invasión de Georgia en 2008 para supuestamente apoyar a la población rusa de Osetia del Sur le permitió ampliar su presencia en el Mar Negro a través de la República de Abjasia –territorio seperado de Georgia que sólo es reconocido por dos países, Rusia y Nicaragua. A ello se sumó seis años después la anexión de Crimea, donde opera la Flota rusa del Mar Negro, primer paso del actual conflicto con Ucrania, país que en la concepción de Dugin es parte integral del territorio ruso y forma la llamada Nueva Rusia. Acontecimientos a los que se sumaron en los últimos años la separación de Reino Unido de la Unión Europea y la creciente polarización e inestabilidad política de EE.UU.. En ambos casos se denunció la interferencia rusa.
En la visión geopolítica de Dugin, Reino Unido entra dentro de la esfera de Estados Unidos y los Atlanticistas y no forma parte efectiva de Europa continental. Por ello, luego de lograr su salida de la UE la apuesta de Rusia debe ser, según el filósofo ruso, reforzar una nueva red de alianzas que define como los ejes Berlín-Moscú, Moscú-Tokio y Moscú-Teherán. “El primero se enfoca en la separación de los ex estados soviéticos de Europa de los Atlanticistas, específicamente, sacándolos de la Unión Europea y de la Otan; el eje Moscú-Tokio busca combatir a China, y el eje Moscú-Teherán apunta a influir en el mundo islámico”, señala Chace A. Nelson, analista del cuerpo de oficiales de la Marina de Estados Unidos. Y en el caso del eje Berlín-Moscú, agrega Nelson, “Dugin busca sacar a Reino Unido y Francia de Europa, aumentar sus vínculos con Alemania y absorber al resto de Europa”.
En este nuevo mapa europeo, la visión de Dugin ve a Finlandia como parte integral de Rusia, a las repúblicas bálticas de Lituania y Letonia con un estatus especial en la esfera rusa y a Estonia como parte de la esfera de influencia de Alemania. Ello sin contar que la nueva Rusia debe recuperar su presencia en todas las repúblicas que formaron parte de la Unión Soviética, ya sea anexándolas, en el caso de las que eran parte de sus límites territoriales o estableciendo estatus especiales, en el caso de las naciones de Europa del Este. Pero el proyecto de quien ha sido considerado por algunos como el “Rasputín de Putin” o “el filósofo más peligroso de la actualidad” no termina ahí como agrega Nelson. “Dugin aspira además a desestabilizar Gran Bretaña promoviendo tendencias separatistas en Escocia, Irlanda y Gales”, asegura el analista.
El mundo que diseña Fundamentos de Geopolítica no puede, sin embargo, separarse de otro libro, probablemente el más famoso del politólogo ruso, la Cuarta Teoría Política, lectura obligada de los actuales líderes de los movimientos nacionalistas y populistas de Europa. Una visión antiliberal y antiglobalización del mundo. Para Dugin las tres teorías políticas anteriores fracasaron, el marxismo, el fascismo-nazismo y el liberalismo, por eso es la hora de la cuarta, que define como “populismo integral”. “La Cuarta Teoría Política es una posición crítica a la política moderna, colonial, modernista y hegemónica, una forma de retorno a todas las identidades para luchar contra el universalismo unificador y el individualismo liberal”, aseguró el propio Dugin en una entrevista al periódico argentino Perfil.
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