Frédérique Schillo: “El temor más grande es que se abra el frente norte con Hizbulá”

Misiles son bloqueados por la Cúpula de Hierro en Ashkelon. Foto: Reuters

La historiadora francesa que “predijo” el reciente ataque de Hamas dice a La Tercera que “la estrategia para Israel es muy complicada”.


Fue parte de la coincidencia: el viernes 6 de octubre, en una entrevista en Le Figaro, diario francés, Frédérique Schillo señalaba la fragilidad actual que vivía la política interna en Israel y la posibilidad de que los enemigos de ese país se valieran de esa situación para atacarlo. “Los enemigos de Israel podrían aprovecharse de su vulnerabilidad”, fue el título de su entrevista con ocasión de los 50 años de la Guerra de Yom Kippur.

Al día siguiente, milicianos del grupo radical palestino Hamas cruzaron las fronteras de Franja de Gaza y lanzaron su sorpresivo ataque contra el sur del territorio israelí, matando, tomando rehenes y desencadenando un nuevo episodio en la historia sin final del conflicto en Medio Oriente.

Schillo es una historiadora francesa, experta en Israel y coautora del libro La guerra del Kippur no tendrá lugar: cómo Israel se vio sorprendido. Desde Jerusalén, comenta con La Tercera la tensa situación que se vive en la región.

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu durante su encuentro con el presidente Joe Biden, en Tel Aviv. Foto: Reuters

Usted dijo, en esa entrevista del 6 de octubre, que Israel estaba en una posición vulnerable, vista la situación política interna y la huelga de reservistas que estaba viviendo. ¿Cómo recibieron el país y el primer ministro Benjamin Netanyahu el ataque de Hamas, considerando esta fragilidad?

Fue un traumatismo profundo. La población, la nación entera siente que lo peor se produjo: este ataque que se presentía por muchos. El horror de la sorpresa, sin embargo, su coincidencia con los 50 años de la Guerra de Yom Kippur, casi exactamente, y la masacre, el número de víctimas, todo eso ha hecho que la nación esté en un traumatismo profundo.

Para la clase política, el gobierno está totalmente fallido. Hubo un fracaso operacional, un fracaso de inteligencia, un fracaso del Tsahal (las Fuerzas de Defensa de Israel) que no pudo ayudar a la gente en los kibutz en el momento en que se necesitó, un fracaso político, y sobre todo porque ahora vemos que el fracaso operacional se debió al fracaso político, decisiones que se tomaron: principalmente, la de concentrarse en Cisjordania y dejar desprotegida la Franja de Gaza. Eso se tradujo concretamente en que el sábado por la mañana tres cuartos de las tropas estaban estacionadas en Cisjordania. Y todo eso es parte de una estrategia más grande, la política de Netanyahu, que fue la de mantener un statu quo y convivir con Hamas, dejarlo prosperar y desarrollarse, con el objetivo de debilitar a la Autoridad Palestina y permitir así una anexión de facto del territorio palestino.

Soldados israelíes sobre un tanque Super Sherman de fabricación estadounidense en los Altos del Golán en Siria, una semana después del comienzo de la Guerra de Yom Kippur. Foto: Reuters

Las críticas, el mismo día después del ataque y de ahí en adelante, han sido “¿dónde está el gobierno? ¿Dónde está el Estado?”. Hay una gran cólera contra el gobierno, y lo que es muy sorprendente es ver que el único auxilio para los israelíes, la única palabra que están esperando, es la de Joe Biden. Es impactante ver cómo el presidente norteamericano, cuando hizo su primera aparición televisiva para referirse al ataque, las personas estaban emocionadas de ver a un “verdadero hombre de Estado”, que a la vez ofrecía compasión y apoyo. Los medios cuentan historias de soldados de Tsahal que viendo el discurso de Biden casi estaban con lágrimas en los ojos y aplaudieron. Y esto, porque Netanyahu ya no es creíble.

Palestinos en un campo de refugiados en el sur de la Franja de Gaza. Foto: Reuters

En la entrevista con Le Figaro también menciona que ciertos exsoldados, muy conocidos, habían advertido respecto a que Israel se encontraba al borde de un nuevo “desastre de Yom Kippur”, refiriéndose al momento en que empezó la guerra en 1973. ¿Qué paralelos se pueden hacer entre el conflicto actual y aquella guerra?

Evidentemente, todo nos envía a esa guerra. La sorpresa, el día sagrado del calendario judío, un ataque que estuvo preparado de hace mucho tiempo y que ocurrió sobre suelo israelí, y también el fracaso de los servicios de seguridad. En Yom Kippur, antes del 6 de octubre de 1973, hubo una cantidad enorme de informes que no fueron analizados, que advertían de la inminencia de un ataque. Igualmente hubo otras fuentes desclasificadas, de testimonios de otros agentes en el Ejército de Egipto, que advertían a Israel del ataque. También hubo movimientos de tropas, pero Israel no quiso ver eso.

Pero hay diferencias enormes también: la primera es que esta vez no es una guerra convencional. En 1973 eran dos Ejércitos, incluso con batallas de tanques que no se veían desde la Segunda Guerra Mundial. En este caso es un ejército terrorista que ataca a civiles.

Miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel hacen guardia, tras una infiltración mortal de hombres armados de Hamas desde la Franja de Gaza, en el kibutz Kfar Aza, en el sur de Israel, el 18 de octubre de 2023. Foto: Reuters

Con el conflicto en desarrollo, ¿qué buscan Hamas e Israel?

Es claro que la operación de Hamas fue planeada con la ayuda de Irán, y hay un conflicto más amplio, con Irán y sus proxys contra Israel. La idea es romper el eje que de a poco Estados Unidos intentaba hacer con Israel y los países árabes sunitas, o sea, los países del Golfo y Marruecos, que estaban entrando en los Acuerdos de Abraham. Quizás mañana, porque esto sigue siendo un proceso en curso, una normalización con Arabia Saudita. Es la voluntad de impedir a todo precio esta “normalización” en Medio Oriente.

Frédérique Schillo es una historiadora francesa, experta en Israel y coautora del libro "La guerra del Kippur no tendrá lugar: cómo Israel se vio sorprendido".

Para Irán, lo que se jugaba en estos acuerdos no era solo el olvido de la situación palestina, sino acuerdos diplomáticos, intercambios de inteligencia y comercio, y el hecho de que Arabia Saudita pudiera volverse en un futuro próximo una potencia nuclear. Y ese es el gran juego que no le sirve a Irán.

Ahora, la estrategia para Israel es muy complicada, porque vistos el shock entre los palestinos, sobre todo después del bombardeo al hospital anglicano, se ha pasado del estupor a la rabia, y se reclaman ahora las reivindicaciones de Hamas. De momento, con las incursiones terrestres que hagan en Gaza, estarán los judíos más supremacistas, anexionistas, que nunca digirieron ni Oslo ni la evacuación de Gaza, y que dirán ahora que Israel entre en la Franja la mayor cantidad de tiempo posible.

Partidarios de Hizbulá sostienen pancartas y banderas durante una protesta, después de que cientos de palestinos murieran en una explosión en el hospital Al-Ahli en Gaza, en los suburbios del sur de Beirut, Líbano, el 18 de octubre de 2023. Foto: Reuters

¿Existe la posibilidad de una escalada regional en el conflicto?

Ese es el temor mayor de Israel, además de las revueltas en las ciudades “mixtas”, donde de momento aún no pasa nada en esa dirección. El temor más grande es que se abra el frente norte con Hizbulá, y en ese sentido Hizbulá ha jugado con los nervios de los israelíes, bombardeando y lanzando misiles, e Israel siempre ha respondido. Pero está esa falsa alarma, porque en el norte Hizbulá tiene un arsenal mucho más sofisticado que Hamas. El peor escenario es que Hizbulá entre en juego cuando Israel precisamente entre en Gaza.

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