Gerardo Varela: “Es una muy mala idea el proceso al que alguna gente quiere entrar votando Apruebo”
Dice que “el sistema electoral asegura que en la convención haya una hegemonía de los partidos versus la ciudadanía”. Además, llama al gobierno a tener una “postura sustantiva” sobre los cambios constitucionales.
Ha estado atento al proceso que podría abrir el plebiscito constitucional del 25 de octubre e, incluso, ha trabajado en propuestas de contenido que le ha enviado a la directora ejecutiva de Libertad y Desarrollo, Marcela Cubillos. El abogado y exministro Gerardo Varela está por el Rechazo y lo defiende con energía. Advierte los efectos negativos de una convención constitucional -en vez de delegar esa función en el Congreso- y se manifiesta disponible para participar activamente en el monitoreo de votos el día de la consulta nacional.
“He hablado con la Marcela, con quien me une una amistad. Yo era muy amigo de Felipe (Cubillos), que hoy (miércoles) está de aniversario su muerte, se cumplen nueve años. A la Marcela la veo mucho, hemos conversado harto, le he mandado ideas y me ha pedido colaboración también. Yo con Libertad y Desarrollo soy cercano. Así es que he estado participando y pienso seguir haciéndolo”, dice el extitular de Educación en esta entrevista, la primera tras su salida del gabinete, en agosto de 2018, cuando fue reemplazo por Cubillos y se concentró en su estudio de abogados y en esporádicas columnas de opinión.
¿Cuál es su visión sobre el proceso constituyente?
Me parece que lo que se está votando ahora es una mecánica, no temas sustantivos. Y la mecánica es elegir una convención constituyente. Eso lo encuentro una mala idea, por varias razones. La primera es que tenemos un Congreso elegido democráticamente. Podremos discrepar, pero yo creo que, más o menos, representa el pensamiento político de la ciudadanía chilena en la distribución de porcentajes, los partidos que están representados… De hecho, se cambió el sistema para que fuera proporcional y representara a todas las sensibilidades políticas. Y a un Congreso uno le da tres facultades: la constituyente, la legislativa y la fiscalizadora. Quitarle la facultad constituyente para nombrar otro Congreso, primero, nunca quedan bien definidos los roles, y me parece que no existe una buena razón para pensar que la representación política que va a quedar en esta asamblea constituyente vaya a ser muy distinta a la del Congreso. El sistema electoral asegura que haya una hegemonía de los partidos políticos versus la ciudadanía. Si alguien cree que esta asamblea va a tener una representación ciudadana, menos política, de hombres buenos que van a ir a velar, desinteresadamente, por los intereses superiores del país en el largo plazo, no hay buenas razones para pensar que eso va a ser así.
¿Por qué?
Porque el sistema electoral privilegia a los partidos, de manera que cualquier persona, independiente que quiera presentarse, va a tener que ir en alianza con algún partido si quiere asegurar su elección. Y lo que te pasa es que si uno pensara cuál es su constituyente ideal, uno pensaría en gente analítica, moderada, responsable, que tenga entusiasmo por la cosa pública. Esa gente, en general, no le gusta presentarse a cargos de elección popular, no le gusta hacer campaña. No sé si van a tener financiamiento, si tienen plataforma, si son conocidos… Entonces, la integración de esta convención constituyente no me parece que sea obvio que vaya a ser mucho mejor que el Congreso… No sé si la composición va a ser más representativa de la ciudadanía que lo que es el Congreso. No hay ninguna razón para pensar que eso va a ser así.
Hasta ahora, la derecha ha dado una sensación de derrota anticipada para quienes están por el Rechazo. ¿Cuánto influye eso?
No sé si el voto de este plebiscito está tan marcado políticamente como una elección normal de candidatos. Veo menos entusiasmo en la gente, veo mucha menos polarización. En términos de discutir Apruebo-Rechazo, hay más respeto por las dos posiciones. Y veo coincidencias en la gente en que es buena una discusión constitucional, que existen modificaciones que realizar, que están dispuestos a conversar en eso, pero no es obvio que haya un mecanismo que favorezca a la izquierda o a la derecha. Entonces, no veo tanta discusión sobre el mecanismo. Veo más discusión sobre temas constitucionales de fondo… Lo que es preocupante, a mi juicio, para la sociedad civil, no para un color político en particular, es esta idea de la hoja en blanco. ¿Por qué vamos a partir de cero? ¿No estamos de acuerdo, al menos, en cosas más o menos obvias? Una persona, un voto; tres poderes públicos; que exista una Contraloría; un Banco Central. Lamentablemente, esta canalización política salió de una insurrección social. La izquierda ha canalizado hacia una reforma constitucional o refundación constitucional, algo que no tenía que ver con un reclamo constitucional.
No necesariamente…
O sea, yo creo que tú le preguntabas a la gente que estaba en primera línea, supongo yo, y nadie te decía “no, es que estamos aquí por reformar la Constitución”. No, no era eso… Y no sé si esa gente está entusiasmada con la idea de que esto va a solucionar el tema.
Pero se pueden mirar las encuestas y ver que hay interés en el proceso...
A medida que se acerque el plebiscito la gente se va a interesar más.
¿Usted está dispuesto a ser apoderado y participar activamente en este proceso por el Rechazo?
Yo creo que sí, por supuesto.
¿Se lo han pedido?
No, yo en general no he sido apoderado. Como los abogados, en esto al menos, son un bien escaso, normalmente uno es jefe de local o jefe de zona. Yo probablemente participe en eso.
Usted dice que hasta ahora no se ha visto tanta polarización. ¿No es eso algo positivo respecto del proceso constituyente?
Encuentro muy positivo que una elección no sea tan dramática. La pregunta es por qué. Y yo creo que mucho de esto tiene que ver con la pandemia. La gente está en la casa, están tranquilos, hay menos ebullición en las calles.
Pensando en que gana el Apruebo, que es lo más probable según las encuestas, ¿qué contenidos fundamentales debieran estar, a su juicio, en una nueva Constitución?
Lo primero que yo creo, que la gente no sabe, no entiende y no conoce, es que esta fue una Constitución construida con la idea de limitar el poder político. Esta es una Constitución que protege a la sociedad civil. Eso no le gusta a la política, que siempre quiere más poder sobre los civiles de lo que los civiles estarían voluntariamente a ceder. Esta Constitución limitó el poder del Congreso, estableció rígidamente cuáles eran las materias de ley, estableció la iniciativa exclusiva del Presidente en materia de impuesto, que es importante. El Congreso chileno es una máquina creadora de inflación y gasto público. Eso la gente no lo sabe, no lo percibe… La Constitución tenía varios defectos: lo que se llamaban enclaves autoritarios. De hecho, parte de limitar la política tenía que ver, por ejemplo, con la existencia de los senadores designados, que estaban expresidentes de la República, exrectores de universidades, que pretendían limitar el poder de la política y darle una participación a la sociedad civil… Esta Constitución buscaba una participación de la sociedad civil en la cuestión política, distinta del monopolio de los partidos. Eso, con el paso del tiempo y con las 23 modificaciones que ha tenido esta Constitución, le ha ido dando crecientemente poderes a la política. Eso a mí no me gusta.
¿El quórum de 2/3 no asegura, a su juicio, que ciertos puntos fundamentales se mantengan relativamente como están? ¿No es esa una garantía para temas clave, como la autonomía del Banco Central?
Sí y no, porque a mí me preocupa más que 1/3 pueda vetar un Banco Central.
Y que quede sin norma…
Que quede sin norma. Entonces, la verdad es que los 2/3 o 1/3 juegan para uno u otro lado, dependiendo de qué. Es riesgosa la convivencia de una asamblea constituyente con un Congreso. Estamos duplicando el gasto, en minutos en que Chile está delicado económicamente, que tenemos usos socialmente mucho más rentables que este; estamos duplicando el gasto en política, cuando la gente pareciera que quiere menos política y más planes sociales.
¿Y qué pasa con el problema de la legitimidad de origen de la Constitución, que es planteado por varios sectores?
Yo creo que ese es un sofisma majadero. Esta Constitución está más que legitimada y validada en los hechos, porque ha sido capaz de sostener un régimen democrático, económicamente exitoso, durante 40 años. Segundo, esta discusión es la misma que se viene teniendo hace mucho rato y se había superado en 2005. El propio Presidente Lagos la dio por superada. A lo mejor, se debería haber plebiscitado, y fue un error de la clase política no haber plebiscitado esa Constitución. Pero se hizo porque no se consideró necesario para legitimar.
En ese tiempo, que es distinto al de ahora…
Pero es que los tiempos cambian. La pregunta ahora es quién no la considera legítima nuevamente: la ciudadanía como un todo o una élite política que quiere, de nuevo, hacer crecer su poder en una discusión en hoja en blanco… Es una muy mala idea el proceso al que alguna gente quiere entrar votando Apruebo. Da incertidumbre política, incerteza jurídica, en un minuto en que necesitas generar confianza para que la economía agarre vuelo.
Por otro lado, quienes están por el Apruebo consideran que da incerteza jurídica, política y económica no solucionar, de una vez por todas, los cuestionamientos que tiene la Constitución…
Por eso que el tema es el mecanismo. La pregunta es si este mecanismo valida todo, o es el plebiscito de salida el que lo valida. Cuando le reconoces, como yo le reconozco, legitimidad al Congreso elegido en Chile, ese Congreso puede discutir las reformas constitucionales -requiere 2/3 también- y se plebiscita. No entiendo por qué eso no reconciliaría a los chilenos, en vez del otro proceso. Yo entiendo el entusiasmo que ese otro proceso pueda despertar en los políticos. O sea, van a faltar matinales para que estén todos.
El Presidente Sebastián Piñera ha dicho estos días que “necesitamos una Constitución que sea reconocida por todos” y que “nos una a todos”. ¿Cómo lee esas declaraciones?
Coincido con el Presidente. Si la pregunta es cómo lo logramos. Él no ha dicho cómo lo logramos. Él se ha declarado -o entiendo yo que el gobierno se ha declarado- neutral. Y me parece bien que el gobierno sea neutral, tienen que asegurar que esta elección sea libre, informada y que todo el mundo pueda votar. Con ese diagnóstico coincido, pero la pregunta es cómo se llega a eso, y yo creo que se llega a eso de forma más expedita, más segura, con menos riesgos y mucho más barato, desde luego, a través de usar el Congreso.
¿No debería tomar una postura el gobierno, como se le ha demandado desde sectores de la derecha?
Yo creo que el gobierno lo que debiera tener, a mi juicio, es una postura sustantiva: cuáles son las materias que le gustaría al gobierno llevar adelante en materia de reformas constitucionales. Y el procedimiento es algo que la gente debe elegir.
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