Ignacio Briones: “Lo que los candidatos no pueden hacer es vender humo”

IGNACIO BRIONES
Fotografía Mario Tellez

Dice que lo menos de derecha que tiene es su defensa a la “libertad completa”, aunque esta tope en el aborto. Su cruzada es que Chile haga las reformas profundas que requiere, “pero bien hechas”, cuestión en la que ve hoy un riesgo. Y a la derecha la llama a no “atrincherarse”, sino a tender puentes. “Suponer que vamos a mantener vivo el statu quo es una receta de fracaso”.


Gane o pierda, Ignacio Briones (48 años, tres hijos, Evópoli) ya lo tiene claro: a partir del lunes 19 quiere tomarse unos días de descanso para estar con su familia “y sin celular”. Lo dice sentado en una taquillera oficina de Providencia, donde entre banderas naranjas, notebooks y pizarras, un equipo de jóvenes planea cómo será el cierre de campaña para la primaria del próximo domingo.

-Los echo de menos. Y llevo prácticamente dos años viéndolos muy poco. Echo de menos conversar, subir un cerro con ellos, estar.

¿Por qué quiere ser Presidente?

Porque quiero contribuir a la etapa de cambio que viene para Chile. Es un segundo ciclo y requiere reformas importantes, profundas, pero bien hechas. Y yo veo que ese camino está en riesgo. Hay mucha promesa, cero preocupación por el crecimiento, por el emprendimiento, y es una condición necesaria para todo lo que viene. Entonces cambios profundos, sí, pero con reformas bien hechas, sin vender la pomá.

¿Y el resto de los candidatos, incluidos los de la derecha, no lo están haciendo seriamente? ¿Están vendiendo la pomá?

Hay muchos que prometen muchas cosas y veo en la izquierda gente que se salta varios pueblos y el mundo no funciona así. Acá las reformas son siempre graduales, tienen que ser ambiciosas, pero graduales. Es la única forma de avanzar y de no hipotecar el futuro. No cuesta nada hacer una reforma súper ambiciosa, pero que dure pocos años. Eso es tremendamente injusto para la generación que viene después.

Pero le pregunto por los candidatos de derecha, que son contendores para esta elección.

Yo no ocuparía la palabra “ofertones”, pero sí me preocupa cómo se financia. Yo veo a Lavín proponiendo un montón de cosas y no tengo claro cómo lo financia. Desde ya ha descartado subir impuestos o tener una mayor recaudación fiscal, y la verdad es que los impuestos en Chile ya subieron, por la sencilla razón de que nos hemos endeudado como locos y las deudas hay que pagarlas; es un principio básico de economía. Hay que recaudar más, hay que eliminar las exenciones, combatir la evasión con cárcel y también gastar mejor. En el Estado se puede hacer. Entonces, yo creo que es muy importante que los candidatos transparenten cómo van a financiar su oferta, porque lo que no pueden hacer es vender humo.

Vender aire sin decir cómo se financia es bien populista.

En un momento de máxima desconfianza con la política, es muy importante ser súper honesto con la ciudadanía. A mí, cuando me preguntan en la calle “qué me ofrece”, yo les digo que no les prometo nada, pero sí avanzar en cierta dirección. Uno ve el mundo mágico que se promete... Daniel Jadue que dice que va a trabajar menos y ganar más. ¡Por favor, no juguemos con las personas! Vienen tiempos duros en materia de empleo y para eso hay que apoyar emprendimientos, levantar la economía y tener un pacto tributario a mediano plazo que recaude más y fije las reglas estables.

Si tuviera que elegir una sola medida para hacer, ¿cuál sería?

Si tuviera que elegir una gran medida, me la jugaría por una reforma profunda a la educación. Una educación pública mejor que la privada. Ahí tenemos una cancha completamente desnivelada.

¿Y eso cómo se financia?

Con recaudación, con crecimiento y, sobre todo, haciendo un acuerdo nacional de educación que permita mejorar las condiciones de los profesores, mejores sueldos, mayor reconocimiento social, más infraestructura, que atraiga a los mejores talentos para que ser ingenieros o abogados compitan por ser profesor. Pero, al mismo tiempo, que ponga a los niños al centro y tengamos un currículum que les enseñe a los niños, por sobre todo, a pensar. A dialogar, a reflexionar, a ser curioso, a hacer preguntas, a no memorizar y a no ver al otro como un adversario cuando tenemos discrepancias, a trabajar en equipo, a innovar. Esos son los ciudadanos que necesitamos en el siglo XXI.

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de la campaña?

Lo mejor de la campaña, estar en contacto con la gente, la verdad es que uno aprende un montón; exponerse a la crítica, ver rostros detrás de los dolores, recoger ideas... Ese contacto humano ha sido súper gratificante. Y lo peor de la campaña, quizás que muchas veces la discusión está centrada en lo que les interesa a los políticos y no les interesa a las personas. Perdemos tiempo valioso de dibujar un sueño.

¿De qué se arrepiente o qué habría hecho de otra manera durante este tiempo?

Me hubiera gustado haber armado todo antes. Pero yo salí en enero, tuve que armar la pyme y en marzo, partir. Me hubiera gustado partir con la máquina ya armada.

¿Cuál es su contendor favorito?

¿Incluyendo los del frente? Creo que Boric, teniendo una diferencia fundamental en lo ideológico, me parece un tipo que tiene arrojo, que es jugado, que es culto. Me parece una persona interesante.

¿Cuál es su libro de cabecera?

Hoy, y por lo que está pasando, Sobre la Libertad, de John Stuart Mill. Lo tengo en mi velador, lo hojeo, lo he leído mil veces. Pero sobre todo hoy, en que hay candidatos que buscan cercenar la libertad, la libertad de expresión, es súper bueno revisitar ese tema. La libertad es todo, es el ethos de mi campaña. La libertad de todas las personas para ser autores de su vida, y eso implica reconocimiento, y ese reconocimiento se llama dignidad. Libertad y dignidad son dos caras de la misma moneda. Esto significa tener libertad, pero una palanca bien potente en justicia social, si no esa libertad es factual no más. Si no hay oportunidades para ejercer tu proyecto de vida, no eres realmente libre. Un cabro que no tiene la oportunidad de educarse porque nació en un lugar pobre y donde la escuela es mala, no es realmente libre.

¿Qué es lo menos de derecha que tiene usted?

Yo creo que reivindicar la libertad completa, no por pedazos. Libertad económica, pero también libertad de cada uno para hacer su vida.

¿Libertad en derechos reproductivos? ¿Aborto Libre?

La libertad no es lo mismo que el libertinaje, la libertad siempre implica ponerle límites en función de otros valores. Y en el aborto libre, siempre está en juego la libertad de la madre con la protección del ser humano -no la persona- y ese es un debate que es axiomático, es uno de los problemas morales más profundos que existen. El gran liberal de izquierda Norberto Bobbio se oponía al aborto en todas sus formas. Yo soy partidario del aborto en tres causales.

¿Y no un aborto libre hasta determinado mes de gestación?

Yo no soy partidario del aborto libre, pero sí estoy abierto a su discusión, que no sea banalizada. Porque si me dicen que solo vale la libertad de la madre, estamos obviando un ser humano que en todos los lugares es sujeto de protección, por algo no se aborta hasta el noveno mes, y ese es el debate que tenemos que tener.

Pero sí, lo que me distingue de la derecha es que yo reivindico la libertad económica como el que más. Creo en los mercados ultracompetitivos, en la sanción dura a los que desfalquen o falten a la buena fe, que es la condición necesaria para legitimar los mercados, y creo en la libertad de las personas para llevar a cabo sus proyectos de vida. Por eso, mi apoyo al matrimonio igualitario, con adopción, igualdad ante la ley... A la derecha le gusta mucho la libertad económica, pero en el resto es dudosa, y la izquierda le pasa lo que el fenómeno simétrico.

Cuando habla de sanciones duras a quienes se pasan de la raya en el mercado, coincide entonces con que en Chile hay mucho privilegio en ese sentido.

Ha sido súper flexible. Hemos ido enmendando el rumbo. La ley anticorrupción de la Presidenta Bachelet fue excelente, aunque todavía no la hemos visto en la aplicación y por eso la gente bien sigue pensando que no hemos hecho nada. A mí me tocó avanzar en la ley de agentes del mercado, con sanciones de cárcel, de endurecimiento de penas a delitos graves en el mercado financiero, y así es como tiene que ser. El mercado se deslegitima cuando se percibe como que hay jugadores con cartas marcadas o privilegios.

Un tuit de la Lista del Pueblo decía estos días “no más clases de ética para los ricos y cárcel para los pobres”.

Ley pareja no es dura. La igualdad ante la ley es un principio liberal básico y aquí tiene que haber sanciones a la altura de los delitos que se cometa caiga quien caiga, sin excepción. De hecho, creo que la marca de que estaremos haciendo bien las cosas será cuando las personas que nadie se imagina que pudieran ir presas, cuando delincan, vayan a la cárcel.

IGNACIO BRIONES
06/07/2021 IGNACIO BRIONES, CANDIDATO PRESIDENCIAL DE EVOPOLI Mario Tellez / La Tercera

¿Cuál ha sido el dolor más grande de su vida?

Cuando estaba en la universidad, perdí a mi polola, que murió. Yo la quería mucho. Ese ha sido el mayor dolor.

¿Prefiere el cine o las series?

Cine, de todas maneras. Mi película favorita es Adiós a los niños.

¿Toca algún instrumento?

Nada, deseo frustrado tocar saxo.

¿Cómo maneja la ansiedad?

Respirando. Muchos me preguntan si hago yoga, y no, no hago. Respiro, escucho, pienso y no me caliento mucho.

¿Ni pastillas ni terapia?

No.

¿Qué es lo más frívolo que tiene usted?

La ropa, tal vez. Aunque no sé si es frívolo. O sea, me gusta vestirme como quiero y me da lo mismo lo que digan. Y de gustos, siempre valoro un muy buen vino. Estoy dispuesto a ahorrar para comprar un vino especial.

¿Diría que esta es su última aventura presidencial?

No tengo idea. Uno nunca tiene que escupir al cielo.

¿Es partidario de un gabinete paritario y, a la vez, mitad regiones, mitad Santiago, como dice Lavín?

A mí me encantaría tener un gabinete paritario, pero sobre todo, más allá de la estadística, que los ministerios claves sean ocupados por mujeres. Me encantaría tener una ministra de Hacienda, o de Interior. Yo creo que hay que hacer ese esfuerzo, pero es difícil empezar a casarse con tantas condiciones de orden, porque tampoco depende sólo de uno.

Evópoli sigue siendo visto como un partido de los cuicos. ¿Cómo lidia con eso?

Creo que no es así, y hemos tenido una falencia en mostrar el partido. He recorrido todo Chile, en la última elección tuvimos más de mil candidatos, decenas de dirigentes sociales, gente de todos los estratos socioeconómicos. Al partido, por ser joven, las personas lo identifican con sus rostros en el Congreso, pero es mucho más diverso. No es cierto que es un partido cuico, se ha hecho una pega grande de construir el partido desde abajo, con gente de todas las áreas, de todas las regiones, de todos los estratos, y eso tenemos que mostrarlo más.

¿Qué les diría a las “comunas del Rechazo” que son las claves para mirar el nuevo Chile?

Les diría que atrincherarse es el peor error que podemos cometer. Acá vienen períodos de cambio y la pregunta es si vamos a entregar esta cancha o vamos a salir a jugar. Para eso necesitamos dialogar, involucrarse, con convicción, pero también tender puentes y llegar a acuerdos, porque el ciclo que viene no se puede leer en las claves del viejo ciclo. Hay un momento de renovación en los cuadros, en la forma de hacer la política, y quedarse solos en la esquina solo te condena a ser una minoría.

El domingo pasado se instaló la Convención Constituyente. ¿Cómo lo vivió?

Bueno, sentimientos encontrados. Primero, mucha frustración por los desmanes, las viejas imágenes de piedras y capuchas es agobiante. La verdad es que ese primer momento es de tristeza, porque este es un proceso que ha sido difícil de construir, pero se ha hecho en base a reglas y mantener la institucionalidad de este proceso es muy importante. Y cuando la convención ya se instala, es un momento emocionante, en un momento fundacional de la historia de Chile. Somos protagonistas de un momento clave, clave, clave de nuestra historia. Y hay que jugar en esa cancha, dialogar para que tengamos la mejor Constitución. Tratar de suponer que vamos a mantener vivo el statu quo es una receta de fracaso. Aquí hay que tender puentes, y es en lo que nosotros estamos.

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