Y la culpa no era mía: La catársis que activó Lastesis
En estas dos semanas no solo se viralizaron los videos con la performance, sino que esta comenzó a replicarse en varias ciudades de Chile y del mundo. Una especie de coro universal de mujeres confrontándose abiertamente contra su victimario. Varios medios europeos dieron cuenta del fenómeno y el pasado miércoles se reunieron 10 mil mujeres en las afueras del Estadio Nacional para la convocatoria "senior".
Ven con ropa glam fiesta flúor + venda negra translúcida", decía en una esquina el flyer que circuló por redes sociales el sábado 23 y domingo 24 de noviembre, y que convocaba a mujeres y disidencias para una intervención. No había mucha más información. Salvo la hora, el día, el lugar y el nombre de esta performance: Un violador en tu camino.
Quien hacía el llamado era un colectivo interdisciplinario alojado en Valparaíso, llamado Lastesis, compuesto por cuatro mujeres: Dafne Valdés, Paula Cometa, Sibila Sotomayor y Lea Cáceres, las mismas que llegaron el lunes 25 a la Escuela de Teatro de la Universidad Mayor, y que recibieron a unas cien mujeres que querían participar. La intervención se componía de una canción y coreografía performática que hablaba de violaciones, abusos del Estado opresor, de Carabineros, de la justicia. Después de ensayar por un rato, el grupo recorrió ese día varios puntos de Santiago Centro ejecutando la intervención.
El coro de la canción se escuchó como un alarido:
Y la culpa no era mía
Ni dónde estaba
Ni cómo vestía
El violador eras tú
El violador eres tú
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Después, todo avanzó muy rápido. En estas dos semanas no solo se viralizaron los videos con la performance, sino que esta comenzó a replicarse en varias ciudades de Chile y del mundo. Una especie de coro universal de mujeres confrontándose abiertamente contra su victimario. Varios medios europeos dieron cuenta del fenómeno y el pasado miércoles se reunieron 10 mil mujeres en las afueras del Estadio Nacional para la convocatoria "senior". Pero el fenómeno alcanzó también otra dimensión: hizo que cientos de mujeres se atrevieran a liberarse de un abuso que, muchas veces por culpa, habían cargado secretamente hasta ahora.
"Cuando vi por primera vez el video pensé lo que creo que pensaron muchas mujeres: qué ganas de estar ahí", dice la española Gloria Jiménez-Moya, sicóloga experta en movimientos sociales y equidad de género. Para esta doctora en Sicología, académica de la Universidad Católica e investigadora en el Centro de Conflicto y Cohesión Social, la adherencia a esta intervención tiene que ver con que esta ha sido capaz de generar identidad social. "Ha logrado que mujeres -incluso sin conocerse- se identifiquen y se sientan parte de un mismo grupo, se sientan orgullosas por pertenecer a él, unidas e identificadas al expresar su desacuerdo", cuenta la experta, que se ha dedicado a estudiar acciones colectivas y la confrontación de la desigualdad de género. "Me ha tocado acercarme a algunas intervenciones y ver cómo se relacionan desde mucho respeto, empatía, cohesión. Entonces, aparecen en este grupo la solidaridad, la unión y también el orgullo de pertenecer a él. En la intervención se ve un nexo de unión muy claro".
¿Cuál es ese nexo? ¿Qué es lo que activa en las mujeres esta intervención?
Tiene que ver, principalmente, con la sensación de sentirse comprendida y de comprender a la otra que está a tu lado. De decir: yo te entiendo, sé lo que te pasa, sé cómo te sientes, porque a mí también me pasó. Yo también estuve ahí. Descubrir que hay otras mujeres que han pasado por abusos genera un nivel muy elevado de unión, de complicidad y de compromiso. Esta solidaridad que se genera es una de las dimensiones de la identidad social que he mencionado antes.
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A partir de Lastesis comenzaron a aparecer una serie de relatos de abusos sexuales, cuyas víctimas hacen públicos -algunas por primera vez- en las redes sociales. ¿Cómo lo ves?
Me parece positivo, porque ayuda a generar empatía y a visibilizar el problema de la violencia de género. Se da un nuevo contexto para abrir estas historias, mostrarlas, sentirnos cómodas para contarlas, pero al mismo tiempo darle la categoría de un problema social, colectivo y estructural. No como algo meramente personal. Habría que explorar si estas personas -tras abrir algo tan doloroso- necesitarán comenzar un proceso terapéutico, pero sí creo que por el mero hecho de contarlo ya puede haber un alivio. Y en ese sentido me parece un acto sanador.
Pareciera que la parte más potente es "y la culpa no era mía".
Claro, me parece la frase más potente, justamente porque muchos estudios muestran que la culpabilización de las víctimas por abusos sexuales es muy alta, en parte porque la sociedad las juzga: "Le pasó porque no estaba en su casa", "qué hacía tan tarde por ahí", "cómo iba vestida", "hay que cuidarse, protegerse, porque en cualquier minuto te puede pasar". ¡Como si fuera tu responsabilidad que otro te violara! Entonces, Lastesis, con mucho ingenio y agudeza, dan en el mensaje perfecto y más claro de todos, al quitar la culpa de la víctima y ponerla en el perpetrador. "El violador eres tú": una frase con mucha fuerza, que deja claro que la víctima no es la responsable.
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Protesta feminista frente a La Moneda. Foto: Agenciauno[/caption]
Junto a las frases que aluden a la violencia de género y al abuso más íntimo, hay otras que hablan del Estado y las instituciones. ¿Cómo se vinculan estas esferas?
La canción hace referencia no solo a las personas que cometen abuso y violaciones, sino también a que hay un sistema y una estructura social que, de alguna forma, han propiciado, han mantenido y han facilitado que estos abusos continúen. Son las dos caras del mismo problema. Hay jerarquía social, una asimetría de poder entre hombres y mujeres, que está manteniendo y sosteniendo esa conducta desigual del hombre hacia la mujer. Las dos esferas, la pública y la privada o interpersonal, se relacionan entre sí. Este no es un acto individual: es la estructura de la sociedad −por ejemplo, a través de las instituciones− la que genera ciertos estereotipos de género y sostiene los abusos. Y eso me parece muy clarificador. Es una canción cuya letra entrega muchas luces, da mucha información.
Y que, además, va acompañada de una coreografía. ¿Ese elemento suma adherencia?
Creo que sí, y también el hecho de que se haga en vivo. Porque esta no es una intervención que se haga a puertas cerradas y se grabe y se difunda, sino que se realiza en el espacio público e incorpora comportamientos desafiantes, en cierto sentido, como cortar el tráfico o desplegar la coreografía frente a edificios institucionales.
¿Qué simbolismo ves en la venda negra que se utiliza?
He leído muchas hipótesis sobre esto. Para mí alude, por un lado, a esta invisibilización de la violencia de género que ha sido histórica y que aún existe. Pero también tiene mucha conexión con el movimiento y la solidaridad con las víctimas de lesiones oculares. Esta es una performance muy englobadora, que cohesiona, que escucha, que tiene en cuenta al feminismo, pero también las demandas del movimiento social.
¿En qué sentido se vincula con el movimiento social?
En momentos tan tensos como los que se están viviendo, donde se muestran diferencias de opiniones constantemente, o incluso donde hay tantas discusiones familiares y polarización, creo que Lastesis llegan a refrescar al movimiento en cierto sentido. Han generado cohesión y apoyo entre una gran mayoría de la población. Y pienso que esto se relaciona con las capacidades de liderazgo tradicionalmente femeninas: la horizontalidad, lo fraterno, el cuidado del otro, la inclusión o la empatía se ven en la intervención de Lastesis. Una acción que vuelve a dar ánimos, a dignificar el movimiento, a refrescarlo.
Una de tus líneas de estudio es la confrontación de la desigualdad de género, en cuanto a las consecuencias sociales que implica llevar a cabo dicha confrontación. ¿Qué consecuencias podría traer esta masificación de la intervención de Lastesis?
Sabemos que las mujeres que se quejan son peor evaluadas que los hombres que lo hacen, por ejemplo. Tienden a percibirse como más problemáticas y se establece una mayor distancia social hacia ellas. Esta percepción negativa de las mujeres que se quejan o que denuncian algo no es similar para todas las personas: aquellas que son más sexistas ven de una forma más negativa a estas mujeres. En base a esto, creo que hay un sector de la población que puede llegar a criticar la intervención, y evaluar de forma negativa a las mujeres que participan en ella, percibiéndolas como exageradas o que se quejan sin tanta razón. De hecho, Lastesis ya han tenido comentarios amenazantes en sus redes sociales. Pero a pesar de esto, esta intervención y el movimiento feminista, en general, están teniendo un impacto muy positivo en el avance hacia la igualdad.
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"La canción hace referencia no solo a las personas que cometen abuso y violaciones, sino también a que hay un sistema y una estructura social que, de alguna forma, han propiciado, han mantenido y han facilitado que estos abusos continúen".[/caption]
¿Por qué es un acto sanador?
"La salud mental de las personas se nutre de lo que pasa en ámbitos relacionales, emocionales e íntimos, pero también de los fenómenos sociales y colectivos", dice la psicóloga y doctora en sexualidad Mariana Fagalde, quien trabaja con temas de violencia de género en la Fundación Templanza. Para Fagalde, la intervención de Lastesis tiene efectos terapéuticos, que se sostienen en tres características principales:
1.- Es una sanción pública: Esta performance colectiva permite a las mujeres reconocer que se está dando una sanción pública -que se escucha y oye en todos lados- a los abusos que las mujeres han tenido que soportar en silencio o que, habiendo denunciado, han tenido que cargar con culpa y normalización. "Lastesis pone un 'no' donde siempre debió estar; y ese acto es, por supuesto, sanador. Pero, además, esa sanción logra que las mujeres puedan reconocerse como sobrevivientes de actos de violencia.
2.- Pone la culpa en el lugar correcto: El estribillo de esta canción -"la culpa no era mía"- pone acento en que dichos actos abusivos son de exclusiva responsabilidad del agresor. "Esto facilita que emociones como la vergüenza y la culpa puedan ponerse en quien corresponde, que es en el agresor y no en la víctima. Como suele pasar cuando el abuso no se sanciona", añade Fagalde. Y, en este sentido, la especialista advierte que esta intervención permite entender que la violencia patriarcal, sistemática y encubierta, sí se puede develar. "Podemos unirnos para luchar contra ella, como mujeres adultas y activas, que se pueden defender y exigir dignidad, equidad y respeto".
3.- Usa distintos lenguajes: "Contamos con distintos ámbitos perceptivos para lograr que una experiencia o un pensamiento se haga consciente. En nuestra cultura se enfatiza el uso de lenguaje para transmitir información y, desde ese punto de vista, esta intervención logra transmitir información intelectual −Lastesis transmite pensamiento crítico−, pero también existe información que proviene desde la experiencia", comenta. Así, lo musical, lo coreográfico y lo artístico generan más potencia que el mero uso del lenguaje. Por último, añade la psicóloga, si bien hay un efecto sanador, es importante que la sociedad siga avanzando. "Necesitamos promover mayor integridad y dignidad, evitando abusos y supremacías que dañan y deterioran de manera sistemática la vida, la calidad de vida y la salud mental de las mujeres y de las personas con diversas expresiones de género que han sido cultural e históricamente discriminadas en la estructuración patriarcal de la sociedad", finaliza.
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