Las protestas en las universidades de EE.UU. en voz de sus protagonistas
Alumnos y académicos de universidades que enfrentan manifestaciones propalestinas en respuesta a la acción militar israelí en Gaza cuentan sus experiencias a La Tercera, mientras surgen acusaciones de antisemitismo.
A casi siete meses de iniciada la guerra en Gaza, las universidades estadounidenses continúan las protestas en contra de la ofensiva israelí. Según el recuento de este viernes del diario The New York Times, las manifestaciones se han extendido ya a unas 60 universidades de EE.UU. con más de 500 detenidos en los últimos días, un movimiento que incrementa la presión sobre el presidente estadounidense, Joe Biden, para que retire su apoyo a Israel.
Esta semana, durante la principal festividad judía de Pésaj, la protagonista fue la Universidad de Columbia, donde los estudiantes se manifestaron en el campus de Nueva York exigiendo a la administración que condene el ataque de Israel a Gaza y rompa los vínculos con empresas que venden armas al país hebreo.
“La mayor parte de lo que he visto es un grupo de estudiantes de sus respectivos campus que cantan y dicen ‘Palestina libre’. Son principalmente protestas palestinas en mi campus. Y dan algunas charlas, con un altavoz con micrófono, y dan discursos sobre lo que está sucediendo y cómo se supone que debemos ayudar y ponernos del lado de su causa”, describe a La Tercera George Toumanidis, estudiante de negocios internacionales en Baruch College, en Nueva York.
En la Universidad de Columbia, más de 100 estudiantes propalestinos fueron arrestados la semana pasada, en respuesta a la instalación de carpas en su campus. Y el lunes por la noche, las fuerzas policiales de Nueva York detuvieron a más de 150 estudiantes manifestantes propalestinos de la Universidad de Nueva York. “La mayoría pide que las universidades se mantengan al margen de esto o no apoyen a ninguna empresa o activismo israelí”, añade Toumanidis.
“En mi universidad las protestas empezaron el jueves como a las 4 de la tarde, nos reunimos todos en el centro del campus y había gente haciendo lecturas y luego empezó la puesta de carpas. El evento fue promovido como una especie de walk out, pero con mucha precaución por lo que pudiera hacer la administración. Muchos de nosotros hicimos un círculo. (...) Yo estuve ahí desde las 4 de la tarde hasta las 9 de la noche”, cuenta a La Tercera Andrés Villatoro, estudiante de doctorado en Sociología en la Universidad de Pennsylvania, perteneciente a la llamada Ivy League.
En Columbia, las clases presenciales fueron canceladas desde este lunes y se informó que se realizarán en formato virtual al menos hasta el 29 de abril, el último día de clases del semestre primaveral. “La seguridad es nuestra máxima prioridad mientras nos esforzamos por apoyar el aprendizaje de nuestros estudiantes y todas las operaciones académicas requeridas”, dijo la administración del plantel, miembro también de la Ivy League, que cobró US$ 66.139 por la matrícula completa durante el año académico 2022-23, según destaca The Daily Mail.
La decisión de cambiar la modalidad de las clases quedó instalada en los cuatro campus de Columbia y llegó en un momento crucial, en el que muchos estudiantes se preparan para los exámenes finales. Así, la determinación fue recibida con furia por muchos, que acusaron a la universidad de no proteger a los estudiantes judíos. “Si un padre tiene un hijo en Columbia, debería exigir un reembolso y luego presentar una demanda por incumplimiento de contrato”, escribió el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee, en la red social X.
“En los últimos años, en muchas universidades, los estudiantes se han organizado y formado sindicatos para pedir mejores condiciones. Han formado sindicatos, que era algo que antes no existía. Y creo que lo que estamos viendo ahora es un poco un reflejo de esa capacidad de organización que los estudiantes ya habían adquirido”, explica a La Tercera Agustina Paglayan, politóloga y académica de Política Educativa en la Universidad de California San Diego.
“Cuando yo estuve ahí, había mucha esperanza. Entre la gente que estaba protestando había mucha solidaridad, se notaba que nos estábamos ayudando unos a otros. Hay un ambiente muy lindo, muy especial, y creo que para mí hay más esperanza, porque es un movimiento que está creciendo y uno se siente parte del movimiento”, describe Villatoro.
“A mí lo que me da esperanza es que es noticia internacional, entonces incluso (el primer ministro, Benjamin) Netanyahu en Israel está reaccionando a esto también, aunque esté diciendo cosas que son mentira. Pero él reconoce que esto está pasando. Quizás es temporal, porque no sabemos igual qué vamos a hacer, pero sí hay mucha solidaridad y se puede sentir eso en esta universidad”, añade el estudiante de doctorado.
Las protestas en los campus universitarios están llevando a reconsiderar las ceremonias de graduación de primavera, ya que los administradores priorizan la seguridad y la reputación ante posibles disputas políticas violentas, lo que podría afectar las próximas graduaciones, según consignó The Washington Post. “No podemos permitir que un grupo dicte términos e intente alterar hitos importantes como graduación para promover su punto de vista”, dijo la rectora de Columbia, Minouche Shafik, en una carta a la comunidad universitaria el lunes.
“Para nuestra universidad, al menos, nuestra graduación es en mayo. Y creo que podría haber una posible manifestación por parte de ambos lados por su causa. Quizás no afecte demasiado la graduación, porque es sólo una ceremonia y allí no te dan el título. Pero tengo la sensación de que igualmente existe la posibilidad de que algo así suceda, dado que ambos son sectores grandes en la universidad”, indica Toumanidis.
Los arrestos en Columbia sucedieron a días de la última comparecencia de la rectora Shafik -quien lleva menos de un año en el cargo- en la Cámara de Representantes del Congreso, donde fue interrogada en el marco de la investigación que inició el Comité de Educación y Fuerza Laboral en diciembre a las casas de estudio de la Ivy League, por acusaciones de que estas no han protegido a los estudiantes del antisemitismo.
Durante la investigación han sido cuestionadas no solo las rectorías de algunas de las ocho universidades privadas del nordeste de Estados Unidos que conforman la Ivy League, como Columbia, Harvard y Pennsylvania, sino también el MIT, Rutgers y la Universidad de California en Berkeley. Harvard suspendió el lunes a un grupo de estudiantes de pregrado que conformaban el Comité de Solidaridad Palestina, según informó el periódico universitario The Harvard Crimson.
De hecho, la rectora de Pennsylvania, Liz Magill, y de Harvard, Claudine Gay, renunciaron, entre diciembre y enero, respectivamente, a sus cargos tras la presión pública luego de sus declaraciones en el Congreso.
“Igualmente hay un poco de miedo en mi universidad, no sabemos ahora cómo va a reaccionar la administración. Ahora el rector actual no ha hecho nada en la universidad, entonces creo que sí aprendió. O sea, él hubiera podido mandar policías, pero creo que él está viendo lo que está pasando en otras universidades y el escándalo que se está haciendo, entonces no. Entonces estamos sin saber lo que va a pasar, pero igual mezclado con la esperanza”, describe Villatoro.
Cuando se le preguntó a Shafik en el Congreso si las frases utilizadas por algunos activistas universitarios, como “del río al mar, Palestina será libre”, eran antisemitas, ella respondió: “Las escucho así, algunas personas no... Es un tema difícil, porque algunas personas lo ven como antisemita, otras no”. Virginia Foxx, la presidenta republicana del Comité de Educación y Fuerza Laboral, acusó a Columbia de “algunos de los peores casos de agresiones, acoso y vandalismo antisemitas en el campus”.
Los grupos universitarios judíos afirman que el cántico palestino, que hace referencia al río Jordán y al mar Mediterráneo, es un llamado a la destrucción del Estado de Israel. Quienes defienden la frase dicen que es un grito de guerra independentista de la Palestina asediada.
La actual ocupación militar de Israel a la Franja de Gaza se originó luego de que Hamas lanzara su ataque del 7 de octubre contra el sur de Israel y matara a 1.200 personas. Las autoridades hebreas calculan que 129 de las aproximadamente 250 personas secuestradas durante la operación del grupo militante palestino permanecen en Gaza, incluidas 34 que, según el Ejército israelí, han muerto. En tanto, la ofensiva israelí contra Hamas ha dejado al menos 34.356 palestinos fallecidos y 77.368 heridos, según el Ministerio de Salud de Gaza.
“Sólo un día después de su audiencia, Shafik ha demostrado a sus estudiantes una vez más el compromiso de la administración de silenciar y marginar a su propio alumnado. (...) Es evidente que Shafik tiene una visión estrecha de la educación, y sólo la aprueba cuando promueve las ideologías con las que la administración está de acuerdo y apoya”, dice una editorial publicada el jueves pasado por el Columbia Daily Spectator, el periódico de la universidad de la Ivy League.
“Lo que habrá que ver ahora es cómo está el equilibrio en los diferentes grupos de funders de Columbia sobre cuánto valoran la libertad de expresión y cuánto valoran otras cosas que están en juego, como la diversidad. Ya lo vimos en el caso de Harvard hace unos meses, los donantes retiraron el dinero que iban a darle a la universidad porque no les gustó la forma en que Claudine Gay respondió cuando fue entrevistada en el Congreso. Ese es el poder del dinero, y eso hizo que ella, en la universidad, se diera por vencida”, advierte Paglayan a La Tercera.
El multimillonario propietario de los New England Patriots de la NFL y exalumno de la Universidad de Columbia, Robert Kraft, ya anunció esta semana que retiró su apoyo a la casa de estudios. Kraft dijo que Columbia “ya no es una institución que reconozco”, y agregó que “ya no confía en que Columbia pueda proteger a sus estudiantes y personal”, según indicó Business Insider. El plantel anunció este viernes que excluyó de su campus a un líder del campamento de la protesta estudiantil que declaró en un video en enero que “los sionistas no merecen vivir”.
Sobre la respuesta de la comunidad universitaria judía, los estudiantes consultados por La Tercera coincidieron en que han demostrado su molestia frente a las protestas pro-palestinas, pero que no hay una organización tan masiva. “Mi universidad tiene una gran población judía y una gran población musulmana. Y los estudiantes judíos de mi universidad apoyan mucho a su lado, son muy explícitos sobre su causa. Por ejemplo, ocupan la estrella judía. Y los estudiantes musulmanes visten la bandera palestina. Y entonces, la gente de ambos lados es muy vocal. Pero en cuanto a los estudiantes judíos, no he visto ningún enfrentamiento, pero hay animosidad entre las dos partes, definitivamente”, añade Toumanidis.
“En mi universidad, en el centro, hay una estatua de Benjamin Franklin, que fundó la universidad y era algo así como el patriarca de Estados Unidos. Y en la protesta le pusieron una kufiya para representar a Palestina. Y luego un estudiante, que me imagino que era judío, se subió y se la quitó. Y nadie hizo nada, pero todo el mundo le gritaba que por qué hizo eso, regañándolo más que todo. Lo criticaron verbalmente, no lo tocaron ni nada, pero hubo un encuentro fuerte ahí. Hay varios estudiantes judíos que están haciendo cánticos judíos, oraciones judías también, estudiantes judíos que están protestando también”, narra Villatoro.
En una columna para el diario británico The Guardian, Robert Reich, exsecretario de Trabajo de Estados Unidos y profesor de políticas públicas en la Universidad de California en Berkeley, escribió: “Protestar contra esta matanza no es expresar antisemitismo. No se trata de incurrir en discursos de odio. No está poniendo en peligro a los estudiantes judíos. Es hacer lo que debería hacerse en un campus universitario: adoptar una postura contra lo que se percibe como incorrecto, provocando así discusión y debate. La educación tiene que ver con la provocación. Sin ser provocadas (conmovidas, inquietas, incitadas), incluso las mentes jóvenes pueden permanecer estancadas en viejos caminos”.
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