Los 12 meses en el poder de Carolina Tohá
En su primer año como ministra del Interior, la jefa de gabinete se ha ganado un espacio en el círculo de confianza del Presidente Gabriel Boric y se ha convertido en una de las autoridades más influyentes para el Mandatario.
“Durante la jornada del 11 de septiembre las autoridades de todos los ministerios leerán en voz alta los nombres de los funcionarios públicos ejecutados y desaparecidos en dictadura”, dice la programación oficial de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado.
Para la ministra del Interior, Carolina Tohá (PPD), esa actividad tendrá un cariz especial. Tanto así que asistirá a La Moneda toda su familia para acompañarla. Estarán su madre, Moy de Tohá; sus hijos, Emilio y Matilde, y también su hermano José, quien vive en Washington y viajará especialmente para la fecha.
Ese día, la jefa de gabinete no solo tendrá que leer en voz alta el nombre de el exministro Carlos Prats, sino que también el de su padre, José Tohá, quien tras ocupar el mismo cargo de su hija en el gobierno de Salvador Allende -además del Ministerio de Defensa- fue asesinado por la dictadura en 1974.
Para la noche tienen planeado comer en familia, como acostumbran para la fecha.
En medio de la conmemoración, la ministra Tohá cumple un año en su cargo tras reemplazar a Izkia Siches el 6 de septiembre de 2022. Doce meses en que ha impuesto sus términos al Frente Amplio, una coalición que siempre la miró con resistencia y que incluso torpedeó su repostulación a la alcaldía de Santiago. Pero lejos de esas diferencias del pasado, la cientista política ha conseguido ingresar al círculo más íntimo del Presidente Gabriel Boric y asentarse como la autoridad con más influencia en el gobierno y en el Mandatario, junto a la vocera Camila Vallejo (PC).
Para llegar a eso ha tenido que responder a nuevas dinámicas y pasar rabias, como los constantes descuelgues del Frente Amplio y una oposición que incluso llegó a interpelarla por la crisis de seguridad.
Pero quienes hablan con la ministra a diario dicen que está feliz y que en su regreso al poder ha aprendido a manejar la rabia y la frustración, lo que no ha evitado que en algunos momentos se haya sentido superada. El peor de ellos fue cuando en marzo fallecieron tres carabineros en 23 días: Daniel Palma, Álex Salazar y Rita Olivares. En las tres tuvo que llamar al Presidente, pero el momento más complejo, ha confesado, fue tener que acercarse a las tres familias, en medio de un clima crispado y ante la presión de la oposición. Ahí se repetía un lema: la angustia no puede paralizar.
Cercanía
La noche del viernes 11 de agosto la ministra Tohá llegó a la casa de uno de los asesores de Giorgio Jackson, quien había presentado su renuncia horas antes en la oficina del Presidente con la ministra presente. Comieron pizzas.
La ministra se ha acercado a Jackson y más aún al Presidente, con quien comparte un humor negro y desde antes de asumir el cargo han tenido conversaciones profundas. Las primeras, sobre los prejuicios antiguos que existían entre las dos generaciones, luego sobre el futuro de la alianza de gobierno.
Tohá no se considera amiga de Boric, pero sí les ha admitido a sus cercanos que en estos 12 meses le ha agarrado un cariño enorme y ha participado de instancias informales con el Mandatario, espacios que Boric ocupa para analizar la contingencia y reflexionar. En todo caso, siempre lo trata de “usted” y de “Presidente”. Incluso, en los asados que ha preparado el Presidente en Cerro Castillo, los que no ha podido probar, porque Tohá no come carnes rojas. Tampoco toma piscolas.
La ministra ha reiterado en varias oportunidades que tiene una buena relación con el comité político y se molesta cada vez que la “tratan” (así lo plantea) de confrontar con la ministra Vallejo. Pese a que ambas han tenido algunas diferencias de opinión, las dos aseguran que tienen una muy buena relación, en la que se pueden plantear las cosas con sinceridad. Algo en lo que ha insistido la ministra del Interior, por ejemplo, es que hay que cuidar la figura del Presidente en los temas más complejos y alejarlo de las vocerías en contingencias como el lío de platas entre el Estado y las fundaciones, en el que Tohá tampoco asumió un rol de primera línea, sino más bien de coordinación política en el comité de crisis que se formó. Las vocerías estaban a cargo del ministro Luis Cordero y de Vallejo.
En su equipo también tiene amistades jóvenes e incluso asiste a los cumpleaños de sus más cercanos. Eso, dicen, ha sido clave para la adaptación de la ministra en el gobierno. De hecho, a su equipo ingresó Emiliano Salvo, uno de los mejores amigos del Mandatario, como asesor jurídico-legislativo. El licenciado en historia antes se desempeñó como parte de la avanzada presidencial y asesor del gabinete del Ministerio de Energía.
La rutina de la ministra comienza temprano. De madrugada, sube el cerro San Cristóbal en bicicleta al menos dos veces a la semana. Al principio, en su equipo había un problema: los escoltas no le podían seguir el ritmo, pero con el tiempo se acostumbraron a la jornada deportiva.
Le gusta que su casa sea centro de reuniones, pero sufre con las filtraciones a la prensa. Por ese motivo fue promotora de cambiar el formato del comité político para que asistan dos presidentes de partidos por cada coalición, Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático, y así personalizar los debates.
En los encuentros en su casa, en la comuna de Santiago, la ministra también pide cuidar la privacidad. Ahí recibe ocasionalmente a los ministros Álvaro Elizalde (Segpres), Cordero (Justicia) -de hecho, fue la primera en llamarlo para que se sumara al gobierno en enero- y Mario Marcel (Hacienda), con quienes es muy cercana, además del exasesor de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, Patricio Fernández. Le gusta cocinar y quienes han asistido a su casa la definen como una buena anfitriona. Lo que no ha podido hacer en este tiempo es leer; cada vez que abre un libro se queda dormida.
También ha invitado a los presidentes de los partidos en reiteradas ocasiones a su casa para evaluar las diferentes contingencias. Una de ellas fue la previa a la elección del Consejo Constitucional. En esos días la ministra invitó a todos los ministros y presidentes del Socialismo Democrático a su casa.
Luego, el 17 de julio, volvió a ser anfitriona -cuando era vicepresidenta del país debido a la gira de Boric a Europa-. Los invitados esta vez fueron a dedo -para evitar filtraciones- en una actividad que coordinó con el diputado Diego Ibáñez, presidente de Convergencia Social. Entre los asistentes no estuvo la presidenta del PPD, Natalia Piergentili -lo que generó su molestia y la de otros timoneles-, pero sí los senadores Ricardo Lagos Weber -el parlamentario más cercano a Tohá- y Jaime Quintana, quien desde este lunes presidirá el partido. Una discusión en que la ministra quiso participar y por lo mismo se espera que este lunes asista al cambio de mando del partido.
El tira y afloja con el PPD
La primera vez que la ministra pisó la nueva sede de su partido -que comparte con el Partido Liberal, en Londres 43, desde septiembre del año pasado- fue el domingo 27 de agosto, para las elecciones internas.
La ministra, dicen en el partido, fue clave en las conversaciones para que el senador Jaime Quintana se impusiera a Piergentili, pese a que no había estado muy involucrada en otras instancias del partido.
“La ministra Tohá ha equivocado el camino al intervenir como se ha visto en los últimos días”, dijo en esos momentos el diputado Raúl Soto, quien era uno de los aspirantes a liderar el partido.
Pero Tohá y Quintana negaron esa versión. La ministra repitió en reiteradas ocasiones que solo dio su opinión cuando la llamaron para preguntarle, algo que pasó con frecuencia en esos días.
En público también dejó clara su postura. En Radio Infinita dijo: “Natalia es una persona que estimo muchísimo, de la que tengo, además, una opinión muy positiva. Creo que es una persona con grandes capacidades, pero creo que en este momento su liderazgo se ha transformado en un liderazgo muy divisivo y necesitamos un liderazgo más integrador en esta etapa, hacia el Socialismo Democrático, al interior del propio partido, con las fuerzas con las que estamos aliados y también con la ciudadanía”.
La relación con Piergentili, con quien conversa de manera fluida, venía compleja desde que en LT Domingo la presidenta del partido declaró: “Si les quieres seguir hablando a los monos peludos, al 30%, a les compañeres, no creo que tengas ganas de hacer autocrítica”.
Después de la frase -que se convirtió en un foco de discusión dentro de las coaliciones del gobierno- Tohá habló sinceramente con ella. Luego, ante las críticas de los dirigentes oficialistas, declaró que a su cargo llegó por la confianza que el Presidente Boric le tiene y no por su partido, algo que no les gustó a sus opositores, que siempre le han recriminado que en su cartera no tiene contrataciones del partido: su ahora exjefe de gabinete, Ricardo Montero, es socialista, y su jefa de asesores, Pía Mundaca -su colaboradora más cercana-, es independiente.
Para defender a Piergentili se metió Paz Suárez, vicepresidenta del PPD: “Se puede enojar si quiere, finalmente, todo el PPD en algún momento se enojó con ella por el tema SQM, así que se enoje lo que quiera”. Luego de eso fue sancionada internamente.
Además, en algunos sectores del partido molestó la salida del exsubsecretario de Defensa, Víctor Barrueto -histórico militante del PPD-, y que llegara en su reemplazo su asesor Ricardo Montero. En su lugar asumió Mundaca y como jefe de asesores el administrador público Claudio Castillo -muy cercano a a la expresidenta Michelle Bachelet- y exjefe de asesores de los ministros Giorgio Jackson (RD) y Jeannette Vega (PPD) en Desarrollo Social.
Pese a las diferencias de algunos con el estilo de Tohá, la ministra también tiene sus cercanos en el partido, como el exministro Nicolás Eyzaguirre, la exministra Adriana Delpiano y María Antonieta Saa. Con ellos vivió una de las mayores frustraciones en lo que lleva de gestión, luego de que el partido decidiera ir en listas separadas para la elección del nuevo proceso constitucional. Ahí la ministra se involucró directamente, estuvo en la casa de Guido Girardi y conversó diariamente con los dirigentes del partido. Pero no lo logró.
Con Girardi, uno de los hombres más influyentes del partido, tiene un diálogo muy fluido. Además, la esposa del exsenador, Paula Echeñique, es una de las mejores amigas de la infancia de Tohá.
Falta de respeto
En la oposición la impresión de la gestión de la ministra es más crítica. De hecho, la ministra debió sortear una interpelación el 16 de mayo, que fue presentada por el diputado Andrés Longton (RN), quien hoy preside la Comisión de Seguridad.
Entre ambos ha habido varias discusiones. En conversaciones privadas y formales Longton le ha dicho que solo promueve los proyectos de ley que le gustan al gobierno.
Tohá no ha dudado en responderle: “Decir eso es una falta de respeto”. Sobre todo porque desde su equipo insisten en que se ha actuado con celeridad para ingresar proyectos de ley.
En las bancadas de oposición dicen que a la ministra se le pone rojo el cuello cuando se enoja y que tiene poca paciencia para escucharlos. Uno de los episodios que más recuerdan fue el 4 de abril, cuando la ministra junto a su par Luis Cordero abandonaron la comisión en medio de la discusión del proyecto Nain-Retamal, en el que la ministra debió aguantar la presión de la oposición, pero también del oficialismo. Incluso, su hija Matilde, estudiante de Derecho de la Universidad de Chile, protestó afuera del Congreso contra la ley que negociaba su madre.
Esta semana, en medio de la discusión por el proyecto de ley de usurpaciones que se aprobó en el Senado -en la que el Frente Amplio no aprobó las indicaciones del gobierno-, Tohá, evidentemente molesta, tomó la palabra y además de advertir que el Presidente vetará la indicación de legítima defensa privilegiada, atacó a los parlamentarios de oposición: “No saben lo que están votando”, les dijo.
“¡Esto es una falta de respeto!”, gritaron en la oposición.
Al terminar, el senador Iván Moreira (UDI) se le acercó. “Ministra, nosotros no somos tontos y no nos puede tratar así. Esto es una falta de respeto. Acá no estamos en la Cámara de Diputados”, le comentó.
Tohá respondió: “Es que están haciendo algo aberrante”.
La discusión siguió, pero no llegó a buen puerto. Moreira -quien tiene una buena relación con la jefa de gabinete- se quedó con una reflexión:
-Uno está acostumbrado a estas cosas en ministros del Frente Amplio, pero no me calza en Carolina Tohá.
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