Los últimos editores de la nueva Constitución

CONVENCIÓN
FOTO : FRANCISCO PAREDES

A fines de abril, según el cronograma oficial de la Convención Constitucional, comenzará a trabajar la Comisión de Armonización. Una instancia donde 40 constituyentes, siete de escaños reservados, tendrán que analizar el texto que salga del pleno y detectar errores o incoherencias entre lo que se aprobó. Para algunos es la última gran oportunidad para mejorar lo hecho. Para otros, es una instancia valiosa para ordenar el borrador final, pero que no puede echar mano a los artículos que vise el pleno.


Sobre la mesa de esa comisión habrá destacadores, en ningún caso lápices o gomas de borrar.

Así, algunos constituyentes grafican las atribuciones que tiene la Comisión de Armonización, la última instancia que se tendrá que configurar en la Convención Constitucional justo antes del plebiscito de salida, elección donde se sabrá si la ciudadanía aprueba o rechaza la propuesta de nueva Constitución.

La alusión a los marcadores fluorescentes que se ocupan para subrayar textos, a los lápices y a los artículos para borrar, sirven para ejemplificar que la comisión -tal como quedó establecida en el reglamento del órgano constituyente- tiene como principal objetivo visibilizar contradicciones, errores gramaticales o problemas de coherencia del borrador de nueva Constitución. Sin embargo, no contará con la facultad de alterar, modificar o reemplazar una norma ya aprobada. Tampoco podrá escribir nuevos artículos relevantes que hayan quedado fuera del texto.

Sin embargo, para algunos constituyentes esto último es interpretable, porque la comisión sí podrá sugerir supresión de artículos. Pero si lo llega a hacer, solo será una recomendación que finalmente tendrá que visarse por dos tercios en el pleno. No tiene las facultades para realizarlo por su propia cuenta.

Pero ¿qué tipo de errores tendrá que resolver la comisión? Hasta ahora, la Convención ha aprobado 48 artículos en particular y que, por lo tanto, ya son parte del borrador de nueva Constitución. Algunos constituyentes señalan que hasta ahora no hay contradicciones entre lo que se ha visado, pero anticipan que esto sí pueda ocurrir en las próximas semanas.

Por ejemplo, la Comisión de Sistema Político ya discutió la creación de una “Cámara Territorial” que reemplazaría al Senado actual. Sin embargo, otra comisión, la de Forma de Estado, también está debatiendo sobre normas que nombran a la “Cámara Territorial”, pero el pleno aún no ha visado esos artículos y se generaría una incoherencia si se aprueban los artículos de Forma de Estado, pero no los de Sistema Político, que son los que habilitarían esa nueva institución.

Lo cierto es que serán 40 los constituyentes encargados de detectar esas incongruencias y errores. Siete de ellos serán de escaños reservados y no podrá haber un sexo que supere el 70% en la conformación total de la instancia. Mientras los constituyentes necesitan de cuatro patrocinios para llegar a tener una silla en la tan anhelada comisión -cada uno de los 154 podrá patrocinar a una persona-, los convencionales de pueblos originarios necesitan tres firmas.

La duración de Armonización -como ya le dicen algunos constituyentes para abreviarla- es de seis semanas y, según el cronograma autoimpuesto, deberá constituirse el 28 de abril. Un plazo de funcionamiento que podría acortarse si es que el pleno decide modificar el reglamento para darles más tiempo a las comisiones que están más atrasadas.

Lo cierto es que cuando la instancia termine su trabajo, cerca del 2 de junio, deberá elaborar un informe con sugerencias de indicaciones, que tendrán que ser visadas por la mayoría simple de los miembros de la comisión y que luego tienen que ser aprobadas por dos tercios en el pleno.

Y a un poco más de un mes de que la comisión tenga que conformarse, algunos convencionales ya muestran sus deseos de ser parte de ella, mientras que otros tienen fe de que se pueda modificar el reglamento para darle más atribuciones o incluso algunos abogan para que empiece a funcionar antes de lo previsto en el cronograma.

Una comisión sin dientes

La historia del debate por el reglamento de la Convención muestra que hubo al menos dos posturas sobre sus atribuciones: los que creían que debía ser una comisión con potestades para eliminar artículos y los que no querían convertirla en una “supracomisión” con poderes excesivos.

Durante ese debate se recordó también que no se podía dejar una comisión más pequeña con tanto poder. Ni tampoco era conveniente dejar una instancia que pudiera realizar una especie de “segunda ratificación” por dos tercios, antes del plebiscito, cuando el proyecto de nueva Constitución estuviera listo al final del proceso.

Nosotros (colectivos de derecha) éramos partidarios de una Comisión de Armonización que funcionara permanentemente durante todo el trabajo de la Convención. Para que los informes de las comisiones siempre estuvieran pasando por la comisión y ahí estar evitando cosas que ya se están produciendo: que una cosa se vota en una comisión, se vota distinto en otra, se topan los temas”, comentó la convencional Marcela Cubillos (Chile Unido).

De hecho, las peticiones para empoderar la comisión no vinieron solo de la derecha, sino que también de otros constituyentes, como por ejemplo Rosa Catrileo (Pueblo Mapuche). “Algunos la veíamos con más atribuciones para poder darle una estructura lógica al proyecto de nueva Constitución, poder hacer unos cambios. Pero, finalmente, primó la idea de que no tuviera lápiz, goma o tijeras”, comentó.

Sin embargo, para adelantar el trabajo de Armonización y que no se aprobaran artículos parecidos en dos comisiones al mismo tiempo se designó a constituyentes de cada comisión como “encargados de transversalidad”. Pero este rol, según cuentan varios constituyentes, no ha tenido el objetivo esperado.

“Eso ha funcionado de forma muy irregular, porque la verdad es que a la velocidad con la que estamos actuando no nos deja espacios temporales ni para interactuar muchas veces con otros colectivos ni para ver lo que pasa en otras comisiones. Menos para poder mirar con perspectiva en lo que estamos metidos”, comentó el constituyente y periodista Patricio Fernández (Colectivo Socialista).

Entre algunos constituyentes, en tanto, ha surgido la idea de evaluar, de aquí a que termine el trabajo de las comisiones y del pleno, la posibilidad de cambiar el reglamento -para eso se necesitan dos tercios del pleno- y darle más atribuciones a Armonización. Sin embargo, otros creen que eso ya no se hizo y que hay que poner las fichas en el trabajo en comisiones.

Veo difícil que Armonización mejore el texto cuando viene deficiente de origen. Confiar en ‘después lo arreglo’ es fatal. La pega debe hacerse en las comisiones hoy”, comentó el constituyente Cristián Monckeberg (Independientes RN-Evópoli).

Pero quienes tienen una mirada positiva del rol de la instancia creen que podría adelantar acuerdos antes del plebiscito: si dos tercios de la comisión, o sea, 26 constituyentes, se ponen de acuerdo para corregir ciertos errores, cuando se propongan las indicaciones de modificación, se podría consolidar un texto más consensuado.

Así lo cree la politóloga y académica de la Universidad de Chile María Cristina Escudero. “La comisión puede ser muy importante para coordinar las mayorías necesarias de dos tercios del pleno en los temas que requieran armonizar”, comentó. Lo mismo enfatiza Lucas Sierra, abogado e investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP). “Una manera en que la comisión podrá ser influyente es que lo que proponga tenga al menos los dos tercios de sus integrantes. Y que sea persuasiva con el pleno sobre los problemas que, para la operación de un sistema jurídico, puede generar una constitución inorgánica. Eso será pura judicialización, con todos los costos que esto significa para la democracia”, señaló.

En tanto, en las últimas semanas, algunos constituyentes han empezado a tantear la idea de que la Comisión de Armonización comience sus funciones antes de lo previsto. Por ejemplo, el exvicepresidente de la Convención Jaime Bassa (Frente Amplio) es uno de los impulsores de esa idea.

“Una de las oportunidades que tiene la Convención para optimizar mejor el uso de sus tiempos, que son acostados, es iniciar pronto el trabajo de Armonización. La mesa directiva puede desde ya armar un equipo técnico de trabajo, con el apoyo de las secretarías de la Convención, para que la comisión empiece a trabajar desde ya con lo aprobado”, sugirió Bassa.

El convencional Rodrigo Álvarez (Unidos por Chile), por otra parte, está a favor de reducir el periodo de la comisión. “Si mantiene su actual condición, perfectamente podría reducir su tiempo y usarlo en la discusión que nos falta, que es la discusión del pleno y las comisiones”, agregó.

Los nombres que suenan

Ahí nos encontraremos los abogados”, comentó la jurista y constituyente Amaya Álvez (Frente Amplio) en un foro organizado por el CEP en noviembre del año pasado.

Lo más probable, como auguró Álvez, es que de los 40 miembros de la Comisión de Armonización, más de la mitad sean los constituyentes que también son abogados. De hecho, ella ya reconoce que quiere estar en la instancia.

Creo que seré parte. Vine en un rol técnico, de profesora de derecho constitucional, y dentro de mi bancada ya me lo han solicitado. No sé quién más irá, porque no ha habido una conversación formal, pero ellos saben que yo quiero ir a Armonización, porque podría aportar”, comentó Álvez.

En ese sentido, si cada constituyente patrocina a alguien de su colectivo, la composición está más o menos clara.

El Frente Amplio y el Colectivo Socialista son los únicos colectivos que podrían poner a cuatro constituyentes.

En ese sentido, en el Frente Amplio, aparte de Álvez, se comenta que podrían estar otros tres juristas: Bassa, Fernando Atria y Constanza Schonhaut. Los socialistas, en tanto, no quisieron adelantar nombres, pero varios comentan fuera de micrófono que los constituyentes Ricardo Montero, Tomás Laibe y Claudio Gómez son algunos de los que podrían estar.

En tanto, en el Colectivo del Apruebo, integrado solo por siete constituyentes, solo podrán designar a uno de sus filas y ahí la disputa estaría entre el exdiputado Fuad Chahín y el abogado y premio nacional de Humanidades 2009, Agustín Squella.

La derecha, en tanto, al estar dividida en cuatro colectivos, se espera que pueda llegar con nueve integrantes a la comisión. De hecho, durante la negociación por el cupo de derecha en la mesa de la Convención, en especial, entre los cercanos a RN y Evópoli, los cupos para Armonización estuvieron sobre la mesa. En ese sentido, varios creen que los constituyentes Monckeberg, Hernán Larraín Matte y Ruggero Cozzi tendrían un asiento.

En los otros colectivos de la derecha, de la UDI al Partido Republicano, algunos constituyentes adelantan que no han visto la integración. Sin embargo, en off, algunos constituyentes nombran a Cubillos como clave para la comisión, así como también a Rodrigo Álvarez y Constanza Hube.

En tanto, en los escaños reservados ya se nombra a Catrileo, por su profesión de abogada, y a la expresidenta del órgano Elisa Loncon. Así también indican que Adolfo Millabur (Pueblo Mapuche), Isabella Mamani (Pueblo Aimara) y Tiare Aguilera (Pueblo Rapa Nui) -que también es abogada- podrían ser parte del grupo de los últimos editores de la nueva Carta Magna. D

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