Luces y sombras del estilo Matthei

Evelyn Matthei
23 Mayo 2024 Entrevista a Evelyn Matthei, Alcaldesa de Providencia. Foto: Andres Perez

La alcaldesa de Providencia mantiene su estilo frontal y desconfiado. En Chile Vamos echan de menos un equipo más afiatado -algo que también le ha ocurrido en otras ocasiones-, aunque en esta nueva incursión presidencial ha ido consolidando una relación más estrecha con los tres partidos del conglomerado. Hoy, incluso, en su interior debaten si es necesario llegar a una primaria en 2025.


“Hoy día obtener una concesión marítima son ocho años. ¡Es como para echarlos a todos! ¿Cómo puede ser que un permiso se demore ocho años? ¿Qué tropa de inútiles tenemos a cargo de eso?”.

Evelyn Matthei -la candidata mejor posicionada en las encuestas- tuvo el jueves su último impasse en el Foro Anual de la Industria Asimet 2024: Chile necesita a sus empresas, cuando no dudó en cuestionar en duros términos la permisología.

Javier Salvo/ Aton Chile

Paulina Vodanovic, presidenta del PS, quien compartía el panel y seguía con atención sus argumentos, no los dejó pasar. “Me molesta, y debo ser sincera -dijo-, escuchar aquí que se ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, porque me parece que el lenguaje de Evelyn respecto de los funcionarios públicos es inadecuado”.

Su estilo no extraña. Es directo, frontal. Pero ese sello de la edil -marcado por su ascendencia alemana y vasca- es considerado como un plus por sus cercanos. “La política de barrer bajo la alfombra, de no decir las cosas por su nombre, no es su estilo. Y eso se valora”, dice un diputado UDI.

De las tres aventuras presidenciales en que ha incurrido hasta ahora, esta es en la que ha podido imponer mejor sus condiciones. Aunque ninguna ha sido fácil. Si en todas las anteriores la sombra del nombre de Sebastián Piñera estuvo cerca, en esta ello no ocurre, tras la muerte del expresidente en febrero de este año. También, por primera vez, tiene una directiva de la UDI que le acomoda, con Guillermo Ramírez a la cabeza, con quien ha cultivado una buena relación desde hace años. Pero en las filas de Chile Vamos inquieta su reducido staff. En su vida política, la alcaldesa no ha logrado mantener equipos estables. Y, por su carácter desconfiado -tras varias traiciones que han marcado su trayectoria-, sus personas más cercanas han ido variando.

Así ocurrió, por ejemplo, con la “patrulla juvenil” de Renovación Nacional, que integró entre los 80 y principios de los 90. Su desmembramiento fue traumático: terminó abruptamente con el Kiotazo, una filtrada cinta de audio en la que Piñera le pedía a un amigo que la dejaran como una “cabrita chica” en un programa de televisión.

El escándalo sepultó las incipientes aspiraciones presidenciales de ambos. La misma Matthei terminó reconociendo que ella había recibido la cinta por parte de un capitán de Ejército y que se la había entregado a un canal de televisión. Le pidió perdón a Piñera -con quien se reconcilió años más tarde y terminó siendo su ministra del Trabajo- y renunció a Renovación Nacional.

FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

“Muchas veces he tratado de entender qué pasó. En el fondo, creo que ahí hubo una realidad que a mí me tenía incómoda. Se suponía que éramos cuatro, pero en realidad eran tres (Piñera, Allamand y Espina). Ellos se ponían de acuerdo en todo (...). Yo sentía que era la carita bonita que adornaba. Era tratada un poco así… Había un apetito por el poder de ellos tres que era muy fuerte y, en el fondo, las decisiones las tomaban entre ellos”, dijo en una entrevista a La Tercera el 11 de febrero pasado, tras la muerte del exgobernante.

Y agregó que el tema lo conversaron. “Con Piñera sí. Absolutamente. Pasaron varios años, muchos, en que sencillamente no nos hablábamos… Yo, de verdad, estaba muy enojada con él. Pero años después, cuando falleció mi hermano, él me mandó un mensaje muy cariñoso. Piñera sabía lo importante que era mi hermano para mí. Y ese gesto, obviamente, aplacó cualquier molestia. Además, el tiempo empieza a bajar las cuitas, las rabias”. No ocurrió lo mismo con Allamand.

En la UDI recuerdan que, siendo senadora por Coquimbo, no logró cultivar buenas relaciones con dirigentes de la zona. Y que ha sido irreemplazable para ella la figura del abogado Mario Zumelzu, quien fue uno de sus compañeros más leales y murió repentinamente en junio de este año.

Estilos distintos

En Chile Vamos todavía pesa el estilo Piñera. Echan de menos su transversal capacidad de convocatoria, la elaboración de documentos y minutas que salían de su oficina a requerimiento de los parlamentarios, la coordinación que mantenía vía WhatsApp con senadores, diputados y exministros, ex subsecretarios y exjefes de servicio, y su amplia agenda internacional.

Matthei no está en eso. Primero, porque -sostienen en su círculo- sigue siendo alcaldesa hasta el 5 de diciembre. Y, luego, porque no tiene los recursos del expresidente y porque hasta ahora no se ha instalado en modo presidencial.

Pero -dicen- hay una Evelyn Matthei antes y después de Piñera. Porque ha ido asumiendo de a poco un liderazgo que siempre -quiérase o no- estuvo a la sombra del exmandatario. Y porque, para muchos, se mantenía la incógnita sobre si Piñera se iba a presentar o no a una tercera candidatura, aunque -al igual que Michelle Bachelet- había dicho en todos los tonos que no.

“Ella tiene un estilo muy ciudadano. Es franca y directa, sin rodeos en los temas que hoy día preocupan a la ciudadanía, sobre todo en seguridad y reactivación económica. No tiene dobles discursos y tiene la fuerza para decir las cosas. Eso hace que esté tan bien evaluada”, dice el diputado Juan Manuel Fuenzalida (UDI).

Otro afirma que la alcaldesa -por la transversalidad lograda con Amarillos y Demócratas- tiene una llegada a la gente que no tenía ella ni otros abanderados de derecha en épocas anteriores. “Eso -junto a su paso por una alcaldía- le ha dado soltura y una cercanía a los ciudadanos bastante especial, sin miedos”, comenta.

Matthei cuenta con un equipo reducido, cuestión que genera inquietud en Chile Vamos. De hecho, el propio exministro de Salud Jaime Mañalich, en entrevista en Santiago TV, sostuvo que “hace falta un liderazgo colegiado, mucho más potente para apoyarla a ella. La veo muy solitaria”.

Hasta ahora, la exministra cuenta con Juan Luis Ossa, hombre clave de su red programática, quien trabaja junto a los cuatro think-tanks -Fundación Jaime Guzmán (Jorge Jaraquemada), Horizontal (Juan José Obach), IdeaPaís (Cristián Stewart) e Instituto Libertad (Luis Pardo)-. Y con Cristián Torres, exdirector de Comunicaciones en el municipio, quien desde mediados de julio está abocado a esta tarea tras pedir un permiso sin goce de sueldo en la alcaldía.

Edwin Navarro/Aton Chile

El grupo le entregó el miércoles la propuesta “Chile desde las comunas” a los candidatos, para el lanzamiento oficial de la campaña en Alto San Francisco, lugar elegido para marcar la competencia por Santiago. Ahí Matthei fijó la seguridad pública, calidad de vida, reactivación económica y tolerancia cero a la corrupción como los cuatro ejes de esta campaña. Y, por cierto, no dudó en cuestionar al oficialismo.

“El primer paso es ganar las alcaldías y las gobernaciones que están siendo pésimamente gobernadas por la izquierda. Sé la importancia que tienen las alcaldías para cambiar la calidad de vida de nuestras personas”, dijo. Y añadió que “para eslóganes y buenismos con cero acción están otros. Nosotros estamos para hacernos cargo y para resolver los problemas”.

“El rol de Evelyn Matthei es acompañar a los candidatos de aquí al 27 de octubre, con la expertise que tiene como alcaldesa. Esa es la tarea y ese es el foco”, sostiene Ossa.

Aparte del equipo, la alcaldesa cuenta con un grupo de figuras políticas a quienes consulta sobre diversas temáticas. Entre ellos, el excanciller Alfredo Moreno, el exsubsecretario del Interior Rodrigo Ubilla, el exministro de Hacienda Ignacio Briones y el exministro del Interior Gonzalo Blumel. También habla de vez en cuando con Juan Sutil. Y mantiene comunicación constante con los parlamentarios, especialmente con Guillermo Ramírez (UDI), Juan Manuel Fuenzalida (UDI), Jorge Alessandri (UDI), Andrés Longton (RN) y Diego Schalper (RN), y Francisco Undurraga (Evópoli), entre otros.

Sus discursos los escribe sola y los monitorea con Torres y Ossa. No tiene WhatsApps colectivos. Prefiere el contacto uno a uno.

“Soy bien polvorita”

Si bien Matthei tiene un carácter fuerte -y continúa diciendo las cosas con una franqueza extrema para algunos-, en su sector se valora que en los últimos años haya empezado a mostrar también su lado más amable. El que no aparece cuando tiene las defensas en alto -ese que la hace fruncir el ceño y agudizar la voz-, sino aquel más lúdico, que toca piano, que cocina, que es fanática de las plantas y de las redes sociales, que no teme a decir un garabato, que va a cuanto programa de entretención la invitan, y que se ríe por todo, incluso de sí misma. Esa mezcla -de rudeza y empatía- es para muchos su fórmula de éxito.

“Soy bien polvorita”, admite la edil.

No perdona rápido. Cuando se enoja con alguien pueden pasar años antes de que vuelva a hablarle, como lo sucedido con Piñera.

Pero sabe ofrecer disculpas y cambiar. Como con el ministro de Educación, Nicolás Cataldo, a quien cuestionó cuando iba a asumir la Subsecretaría del Interior por los tuits en contra de Carabineros, y con Tomás Vodanovic, por haber calificado a su partido -Revolución Democrática- como un “asco” en medio del caso Convenios.

Su historial de polémicas es extenso. Y en la lista corta figuran los entonces diputados Sergio Aguiló, Fidel Espinoza, Osvaldo Andrade y Marta Isasi, a quienes -desde la cartera del Trabajo- trató en distintas ocasiones a “garabato limpio” y de “ignorante” en el caso de la última.

Evelyn Matthei, presenta nuevos integrantes a su comando en la campaña presidencial 2013.
FOTO: RODRIGO SÁENZ/ AGENCIAUNO.

Justo cuando estaba en esa cartera, en 2013, no tuvo otra opción que tomar la posta presidencial que dejaba Pablo Longueira, quien -tras ganar una primaria al RN Andrés Allamand- dejaba la carrera por un cuadro agudo de depresión. El encargado de hacerle la solicitud de enfrentar a Michelle Bachelet fue el entonces senador Jovino Novoa (UDI). Y la respuesta fue muy en su estilo.

“Sabes que es caca lo que me ofreces”, le dijo Matthei.

“Chocolate no es”, le habría replicado el senador, según la versión del libro Hijas de general, de Rocío Montes y Nancy Castillo.

Así, Matthei, cuatro meses antes de la elección, aceptó un desafío que -según se comenta en el sector- ninguno de los hombres quería tomar. Era una campaña cuesta arriba. La expresidenta nuevamente aparecía encumbrada en las encuestas y dispuesta a asumir un segundo período.

Ambas se conocían desde la niñez, en la base Cerro Moreno de la FACH, a 23 kilómetros al norte de Antofagasta. Sus padres -el general Fernando Matthei y Alberto Bachelet- eran amigos. Ellas, no.

Incluso, en el programa de YouTube Sin editar, de Pamela Díaz, que se emitió el 18 de agosto pasado, la alcaldesa sostuvo que “no hay rivalidad ni amistad” y que “se han tejido muchas cosas, como que nosotras hubiéramos sido íntimas amigas y no (...). Cuando vivíamos en la base, ella debe haber tenido unos dos o tres años más que yo. Entonces, cuando yo tenía cuatro y ella siete, comprenderás que no hay nada (...). Nunca he tenido una conversación de fondo con ella en mi vida”.

Sería su primera derrota en esas lides: el balotaje terminó 62,16% contra un 37,83%.

“El 2013 lo pasé pésimo”, confesó a La Tercera en 2020.

¿Una primaria?

Al menos desde el verano, Matthei tomó nota de una cosa: tenía que empezar a entablar relaciones con los partidos de Chile Vamos. Algo que no había hecho con el mismo método en su última aventura presidencial, en 2021, cuando ya como alcaldesa de Providencia lo volvió a intentar.

Esa vez ni siquiera llegó a la papeleta de las primarias. El partido le asestó un duro golpe al apoyar a Joaquín Lavín, quien terminó siendo derrotado por Sebastián Sichel. “No tengo ninguna duda de que la UDI me bajará el lunes, creo que ha quedado clara la decisión de muchos dirigentes de mi partido y del temor de algunos a la competencia”, dijo en esa oportunidad, con evidente molestia.

Y aunque en el sector se admite que la relación con Lavín quedó resentida, Matthei -hoy día- lo califica como “un gran amigo”. También limó asperezas con Javier Macaya, presidente de la UDI, que se había alineado con Lavín, aunque fue categórica en afirmar que la defensa de los niños, niñas y adolescentes es intransable, luego de que el senador defendiera a su padre, cosa que le costó su salida como timonel del gremialismo.

Fue así como comenzó a juntarse periódicamente con los presidentes de los tres partidos de Chile Vamos -Macaya en ese momento, y luego Guillermo Ramírez (UDI); Rodrigo Galilea (RN) y Gloria Hutt (Evópoli)-, además de reunirse con un pequeño grupo de parlamentarios y militantes. Además, empezó a entablar relaciones directas con diputados de RN y Evópoli, a quienes ha invitado a su casa en varias ocasiones.

Hoy, aunque todavía en reserva, la conveniencia de ir o no a una primaria es un tema en Chile Vamos. Una gran parte de los partidos cree que es innecesario, si es que la alcaldesa sigue punteando en las encuestas a principios del próximo año. Otros creen que igualmente deben empujar a nuevos candidatos a la carrera.

Ahora que empezó la campaña, Matthei suspendió los desayunos con distintas dirigencias y los encuentros en su casa. El espacio lo está ocupando para apoyar a los candidatos fuera del horario laboral.

“Hoy, Evelyn Matthei está poniendo su capital político a disposición de los candidatos y está generando, al mismo tiempo, una complicidad política y un fiato en Chile Vamos, que es tremendamente relevante para lo que viene después del 27 de octubre”, dice Andrés Longton.

También está cuidando la relación con republicanos y con José Antonio Kast, después de los encontrones que tuvieron para el proceso constituyente por el tema del aborto en tres causales y las fricciones para la confección de las plantillas para el 27 de octubre.

La evaluación de republicanos es que Matthei tuvo un rol muy disminuido en la solución de los grandes nudos. “En el caso de Valparaíso, una semana antes se sacó una foto con Leonardo Contreras, que era el candidato de RN, y fue a Concepción a apoyar a Valentina Pavez (UDI), pese a que en las encuestas marca un 5%. ¿Ayudó o no ayudó? Nosotros estimamos que no. Lo de Puente Alto lo arregló más bien Manuel José Ossandón que ella. En fin, tenemos una mirada crítica sobre su rol y capacidad de influir”, dice una fuente.

Y auguran que a Matthei -la noche del 27- sí le va a afectar el resultado municipal sobre cómo le va a Chile Vamos y a la UDI en particular. “Si la Pepa Hoffmann no pasa a la segunda vuelta, Matthei va a asumir ese costo. Y lo mismo va a suceder si la candidata por Concepción sale cuarta o quinta”, añade la misma fuente.

FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Esta semana, la exministra dio un vuelco en su discurso. En el seminario anual del grupo Security “Chile, la urgencia de actuar”, habló por primera vez de un sueño país y delineó algunas de sus propuestas.

“En una cruzada nacional de estas características -sostuvo-, todos caben, todos son necesarios. Se requiere un sueño que abarque a todos. Estamos hablando de un proyecto nacional, de un proyecto de Estado, donde la participación de numerosos actores, academia, sociedad civil, sector público, sectores productivos es fundamental para materializar el sueño de Chile”.

Matthei sabe que esta vez tiene una oportunidad real de llegar a La Moneda. Y, con ese foco, fiel a su estilo, no está dispuesta a dar pasos en falso.

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