Michael Shifter, politólogo norteamericano: “El Presidente Boric abandonó el espíritu refundacional, porque ha abierto los ojos a la fuerza”
Expresidente de Diálogo Latinoamericano, actual senior fellow de la organización y académico de la Universidad de Georgetown, Shifter analiza el desempeño del gobierno del Presidente Gabriel Boric a una semana de su tercera cuenta pública. Desde Washington, donde vive, subraya la madurez que ha experimentado el Mandatario: "Es un socialdemócrata que ha crecido y ha aprendido mucho en dos años".
Vivió en Chile en dos períodos. A fines de los años 80, en el ocaso de la dictadura. Y a inicios de los 90, en el comienzo de la transición democrática. Desde entonces, Michael Shifter ha seguido atento la vida política del país. Si algo rescata de las últimas tres décadas fue la voluntad de diálogo y de encontrar consensos. Fue algo que observó en todos los gobiernos, desde Patricio Aylwin a Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera. Y eso se ha perdido, dice.
-Chile tenía una clase política que si bien mostraba diferencias importantes, tenía la habilidad de alcanzar acuerdos y lograr una convivencia. Obviamente esto ha cambiado y el ejemplo de ello son los dos intentos constitucionales fracasados. Este fracaso es evidente que debilitó al gobierno.
Expresidente de Diálogo Latinoamericano, actual senior fellow de la organización y académico de la Universidad de Georgetown, Shifter analiza el desempeño del gobierno del Presidente Gabriel Boric a una semana de su tercera cuenta pública. Desde Washington, donde vive, subraya que la actual administración debió enfrentar un escenario adverso, remecido por la crisis económica, la polarización política y la agenda de seguridad. Pero resalta la capacidad de reacción y cambio del Mandatario, signos de madurez política.
Desde Estados Unidos, ¿cuál es la impresión del gobierno del Presidente Boric? Al inicio de su mandato había dudas respecto de su juventud y su madurez política, sobre todo en temas económicos. ¿Cómo lo ve hoy?
Creo que la presencia de Mario Marcel ha sido un factor de confianza y estabilidad del gobierno. El manejo económico ha sido una señal muy positiva para Washington. Y yo creo que la relación con Estados Unidos es bastante positiva. Si bien es cierto, como el mismo Presidente Boric reconoce, no ha tenido tal vez la experiencia suficiente y ha aprendido mucho en estos dos años como Presidente de Chile. Y eso es algo reconocido internacionalmente: ha cometido errores, empezó con un equipo que venía del movimiento estudiantil, donde él era un gran líder, y después en el camino fue aprendiendo y fue integrando gente con más experiencia en su gobierno. Yo creo que esa es la percepción de afuera, que, por un lado, al inicio él tuvo una mala lectura del terreno político en su propio país, pero, por otro, ha mostrado su capacidad de aprender, de cambiar y hacer los ajustes necesarios, lo que es un mérito, a mi juicio.
El Presidente va a entrar a su tercer año de gobierno marcado por derrotas a su proyecto de reformas sustantivas, partiendo por la nueva Constitución. ¿Cómo evalúa esos fracasos?
Es indudable que la apuesta por la nueva Constitución fue una derrota y un desgaste del gobierno, porque obviamente puso mucha energía en ello, tuvo muchos costos para el Presidente y el resultado debilitó al gobierno. Pero yo creo que el tema más difícil para el Presidente Boric y su gobierno ha sido la crisis de seguridad. Más que la economía y más que cualquier otro tema, la seguridad ha sido un problema muy duro para el Presidente y para un país que no está acostumbrado al crimen organizado y a la violencia que ha afectado a Chile en estos años. El Presidente no estaba preparado para eso, él venía con el tema más social y más preocupado por la justicia y la desigualdad. Todo eso es importante, pero si algo hemos aprendido en América Latina es que la seguridad es un tema prioritario para la gente; si no tiene una sensación de seguridad, todo lo demás es secundario. Mi impresión desde afuera es que esto ha sido el principal problema que ha afectado y ha debilitado al gobierno. Y si uno compara el discurso del Presidente Boric cuando llegó sobre este tema y ahora, es como el día y la noche.
Desde la derecha critican que su respuesta a la crisis de seguridad ha sido tardía y sin la convicción suficiente. Y que a la izquierda, en general, le cuesta hacerse cargo de la agenda de seguridad. ¿Cómo lo ve usted?
Creo que ha sido la historia de las izquierdas, no solamente en Chile, sino en América Latina. La afinidad natural para la izquierda en América Latina es el tema social, la pobreza, la desigualdad, la justicia social, la inclusión, la diversidad. Todos ellos son temas de la izquierda. El problema es que cuando uno piensa en cambiar por una agenda de seguridad, es la derecha la que tiene ventaja. La derecha tiende a tener una posición más de mano dura, y sabemos que eso es políticamente rentable, solo basta mirar lo que está pasando en El Salvador para confirmar que es políticamente popular. Eso explica en cierta forma por qué hay resistencia de muchos sectores de la izquierda a enfrentar ese tema en todas sus dimensiones y sus implicaciones políticas en el país. En esto Chile no es único.
Si bien se le reconoce al Presidente su capacidad para admitir errores y cambiar, también se le critica su falta de consistencia. Él ha tomado distancia de los símbolos del estallido social, lo que le ha significado cuestionamientos desde la izquierda política y también dudas desde la derecha. En su opinión, ¿se trata de una estrategia política o responde a un cambio auténtico?
Es muy difícil saberlo, pero mi impresión es que es algo auténtico. Él viene de la izquierda y su corazón está ahí, pero también entiende perfectamente que tiene que actuar dentro de las circunstancias y dentro de los límites que hay. Entiende que tiene que ser más realista y pragmático. Y él va por ese camino. El problema es que, como hemos descubierto en muchas partes, incluyendo en mi país con el Presidente Biden, ocupar el centro político es muy solitario. O sea, en un país muy polarizado como el mío y como el tuyo, moverse hacia el centro es muy complicado, porque genera desconfianza por ambos lados, en la izquierda y la derecha. Es lo que ocurre en mi país con el Presidente Biden. Obviamente, él tiene muchísima más experiencia política, pero yo tengo la impresión de que el Presidente Boric va en esa dirección. Los seguidores de Kast nunca lo van a aceptar como algo auténtico, mientras los de izquierda más radicales lo ven como un traidor. Y por eso está mal en las encuestas.
En su opinión y luego de estos dos años de gobierno, ¿el Presidente Boric responde más a un perfil socialdemócrata o un activista radical?
Yo creo que es un socialdemócrata, un socialdemócrata que ha crecido y ha aprendido mucho en dos años. Él reconoce y se da cuenta de que el camino no es de transformaciones radicales, sino paso a paso, reformas en la medida de lo posible, tomando en cuenta las fuerzas políticas y los límites económicos que existen en el país, pero siempre con un norte de hacer la vida mejor para los sectores excluidos y para los sectores pobres que no han tenido los frutos de prosperidad en una sociedad como la chilena. Yo creo que eso no lo ha perdido. Pero para llegar a eso, el camino no es empezar en una página en blanco. Hay que construir sobre lo que hay, tomar reformas graduales hacia ese norte. Eso es algo que él ha aprendido. Ha sido un proceso duro para él.
En ese sentido, ¿abandonó el espíritu fundacional?
Yo creo que lo abandonó, porque ha abierto los ojos a la fuerza. No fue porque un día despertó y cambió. No, el Presidente Boric ha aprendido a la fuerza. O sea, ha sido muy difícil para él. Su discurso ha cambiado de manera dramática. Uno puede criticar que al inicio no tuvo la lectura adecuada de la sociedad, que intentó hacer cosas que no eran posibles, pero hay que respetar sus valores, que son buenos. Me parece que ha demostrado que es honesto y una persona de principios. Y en este mundo de hoy eso es un gran mérito, no hay muchos así.
De todos modos, su gobierno se ha visto ensombrecido también por casos de corrupción.
Me parece que él lo ha manejado bien. Es una mancha negra, pero la corrupción no le llega a él personalmente. Ahora, es un punto en su contra para su gobierno y eso ha influido en la desconfianza hacia él, porque al final él tiene que asumir la responsabilidad por corrupción en su gobierno. Pero lo que he podido seguir, me parece que lo ha manejado bien, con claridad y madurez.
Volviendo al punto de su programa de gobierno: el Presidente ha debido resignar reformas claves, como la reforma tributaria, la reforma de salud y de pensiones. Desde ese punto de vista, ¿es un gobierno marcado por la derrota?
No ha logrado las reformas, pero yo creo que también hay que preguntar por qué. Y creo que ahí hay una combinación de factores, ¿no? Por una parte, tiene poca representación en el Congreso y tiene una derecha tenaz que no quiere darle ninguna victoria, ningún triunfo. La derecha quiere que el gobierno sea lo más débil posible, es una derecha obstruccionista. Entonces, creo que hay que reconocer por qué no ha podido lograr la agenda de reformas. Porque él no tiene la fuerza suficiente en el Congreso para aprobarlas. Y el contenido de esas reformas ha cambiado mucho de cuando fueron presentadas inicialmente.
¿La derecha ha hecho una oposición obstruccionista?
Esa es mi impresión. Para hacer un análisis adecuado, creo que hay que reconocer que son obstruccionistas. Y al mismo tiempo hay que reconocer que el gobierno empezó con reformas bastante radicales; que no tiene representación suficiente en el Congreso y, tal vez, no ha tenido la habilidad y la experiencia necesarias para negociar y llegar a acuerdos. Creo que la responsabilidad, a mi juicio, es compartida. Pero no se puede dejar fuera la postura de la derecha, que está ejerciendo una oposición muy obstruccionista.
“Me parece que Kast ha perdido fuerza en Chile”
¿Qué le parece la actitud de José Antonio Kast en la reunión de las derechas en Madrid, donde acusó al Presidente Boric de travestismo político?
Me parece que Kast ha perdido fuerza en Chile. Si bien es cierto que algunas de sus críticas al gobierno tienen eco en algunos sectores, me parece que está demasiado a la derecha para la sociedad chilena. Creo que un conservadurismo un poco más moderado puede tener más posibilidades de llegar al poder en Chile. Hay ciertos planteamientos de Kast que sí tienen respaldo, pero creo que Chile es, en términos sociales, más liberal de lo que es José Antonio Kast. Me parece que él tal vez está perdiendo su fuerza dentro de Chile, pero él quiere ser parte de ese movimiento internacional donde está toda la gente como Milei.
¿El lenguaje que usó se parece al de Trump y Milei?
Creo que él quiere ser parte de ese club de Trump y Milei. No sé si le viene a él tan natural. Yo conocí a Kast en Washington, conversé con él durante la campaña, antes de que ganara Boric. Obviamente, tengo diferencias con él, pero no me pareció loco. Trump y Milei sí me parecen locos. No sé si realmente es la compañía que él quiere tener, pero tal vez ve el éxito de Milei y Trump, que a pesar de todo parece que tiene buenas posibilidades para regresar a la Casa Blanca. Tal vez él ve ahí la fórmula de éxito y quiera adoptar algunas actitudes extremistas para tener éxito también. Pero estoy especulando.
¿Cuál estima que puede ser la proyección del Presidente Boric después de su mandato?
Creo que es una persona inteligente, tiene capacidad de cambiar y aprender de sus errores. Yo no descarto la posibilidad de que pueda volver en otro momento. Hemos visto otros presidentes que tuvieron un primer mandato no tan bueno y un segundo mandato mucho mejor. El ejemplo más notable fue el de Alan García, no estoy comparando al Presidente Boric con Alan García, pero su primer mandato fue un desastre y después volvió con un gobierno mucho más exitoso. El Presidente Boric tiene recursos políticos y lo mejor de él es que ha sabido madurar con la experiencia, y esta es una cualidad admirable.
Al inicio del gobierno había mucha incertidumbre respecto del país. ¿Cómo lo ve hoy? ¿Qué espera del futuro del país?
Creo Chile tiene mucho futuro, tiene gente muy capacitada, tiene recursos naturales. Pero me parece que en el ámbito económico tiene que tener tal vez más innovación, y profundizar en cómo manejar mejor los recursos naturales. Tampoco se puede olvidar de la agenda social, porque todavía hay sectores que están sufriendo, que están excluidos. También está el tema de la migración, que será un reto para futuros gobiernos. Pero yo creo que lo más importante es cómo mejorar la política y reducir las tensiones polarizadas en el país, y tratar de devolver la capacidad, que siempre fue la fórmula de éxito para Chile, de consensuar y de convivir. Esto se ha perdido un poco y creo que se tiene que recuperar para tener una base positiva que permita construir políticas más adecuadas en materia económica y social. A mí me parece que ese es el gran reto.
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