Roberto Méndez: “La derecha tiene que reformularse y cambiar su forma de relacionarse”
Para el analista, las presidenciales mostraron el carácter destructivo de los partidos de Chile Vamos. Dejar esa costumbre atrás la considera clave para el nuevo ciclo.
“No se trata de ser generales después de la batalla, pero aquí el problema es que ni la centroderecha ni la centroizquierda supieron leer apropiadamente lo que estaba pasando en Chile. Y por eso les fue como les fue”.
Experto en opinión pública por décadas -antes en Adimark, hoy en la Escuela de Gobierno UC-, Roberto Méndez tiene una visión clara del resultado de la elección presidencial que le dio un contundente triunfo a Gabriel Boric.
-Es la culminación de un proceso que se inició mucho tiempo antes, en 2011. Incluso generacionalmente son los mismos líderes que accedieron al poder con la figura de Gabriel Boric. Y no es solamente una cosa de personas, sino que es un proceso político, una revuelta sociocultural. Más que económica, lo que hay aquí es una nueva y distinta visión de nuestra identidad nacional, de nuestra historia, de nuestra democracia, de nuestros símbolos, de nuestros héroes. Y esa es la opción que triunfó finalmente con Apruebo Dignidad y con Boric.
Si este proceso partió en 2011, los bloques políticos tradicionales no supieron dar una respuesta a estos cambios en 10 años. ¿Dónde se equivocan de lado y lado?
Se equivocan en no saber leer apropiadamente lo que está pasando en la sociedad, las fuerzas, los conflictos que están emergiendo, y se quedan pegados en conflictos del pasado. Aquí tanto la centroderecha y sus partidos tradicionales, Renovación Nacional, la UDI y, en cierta medida, Evópoli, y también la centroizquierda, con el Partido Socialista, el PPD y la DC, quedaron pegados en temas que ya no eran los que estaban moviendo a las personas. Como lo muestra la encuesta de Bicentenario UC que se dio a conocer esta semana, por ejemplo el conflicto entre trabajadores y empresarios, que eran los asuntos clásicos, ya no mueven a la gente. Son otros los conflictos que están emergiendo y ante los cuales ni la centroderecha ni la centroizquierda tuvieron respuesta. Y esta segunda vuelta de Boric versus José Antonio Kast es el gran fracaso de la centroderecha y de la centroizquierda.
¿No podría decirse que al estar en los polos Kast y Boric representaban la derecha e izquierda más clásica, la de la clase empresarial, por un lado, y trabajadores, por otro?
No, definitivamente no. El empresariado no se la jugó por Kast. Él representó nuevas preocupaciones de las personas por este cambio sociocultural en que algunos se sintieron amenazados por estas nuevas formas, por ejemplo, por una inmigración que en un momento parecía algo descontrolada, por cambios en los valores, por el fin de tradiciones o disrupciones en los estilos de vida tradicionales. Aquí el gran éxito de Kast fue haber llegado en primer lugar a la segunda vuelta, haber derrotado a Boric. En la segunda vuelta se incorporó mucha gente a votar, y a lo mejor también el grupo empresarial decidió apoyar a Kast, pero en la primera vuelta el empresariado en general no lo apoyó. Definitivamente, no representa a la derecha económica.
¿Cómo ve la sensación ambiente que hay respecto de Boric y su gobierno? Da la impresión de que todos estos temores se han ido morigerando…
Gabriel Boric y su entorno han sido extraordinariamente hábiles, han manejado muy bien estas primeras semanas de presidente electo y han logrado calmar los ánimos. De hecho, los mercados se han ido estabilizando, el dólar ha ido bajando. Y lo que también reflejó la encuesta Bicentenario es que hay más expectativas en la Constitución que en el gobierno para el futuro de Chile. Claramente, aparece más determinante la Convención. Hay grandes expectativas en que la nueva Constitución va a lograr una pacificación, va a generar instituciones confiables nuevamente. Esto de todas formas puede cambiar, dependiendo de las señales que el nuevo gobierno vaya dando.
¿Qué significa para el momento que está viviendo el país esta generación en el poder? Entra a La Moneda un presidente de una coalición nueva, que tendrá 36 años. También la presidenta y el vicepresidente de la Convención tienen menos de 40 años, y no tienen partido político. Son muestras de que Chile está en un escenario completamente nuevo.
Efectivamente, esta revuelta sociocultural tiene un componente generacional muy importante. Por ejemplo, la valoración de los jóvenes de los símbolos patrios, de la Guerra del Pacífico, de los héroes, se ha diluido hasta casi no existir. En cambio, de las personas mayores de 40 esa valoración es mucho más alta. Entonces, la revuelta no solamente es sociocultural, sino que también generacional. Y Boric representa eso. El punto ahora es descubrir cuáles van a ser esos nuevos valores, nuevos símbolos e identidades que nos van a unir como país. Y ahí está el desafío para la Convención y para Gabriel Boric, porque uno puede decir “podemos echarnos la canción nacional, podemos echarnos la bandera, o a Arturo Prat y la Guerra del Pacífico. Pero bueno, por qué lo reemplazamos y cómo mantenemos nuestra identidad como país”. Ahora, hay una parte muy importante de la población que se resiste a esto y el mismo Boric se dio cuenta después de un mal resultado en la primera vuelta, porque en la segunda vuelta apareció la bandera chilena y su discurso con respecto a las tradiciones también cambió.
Claramente acá hay un componente generacional importante. ¿Por qué la centroderecha que no ha sido capaz de encantar a los jóvenes?
La centroderecha no supo renovarse, al igual que la centroizquierda. Aquí hay una cosa del mundo político tradicional. Y es justamente no haberse adaptado a los nuevos conflictos, a las nuevas visiones y a la nueva cultura que estaba emergiendo. Entonces, el componente generacional, por ejemplo, castigó fuertemente a la derecha. Hay pocos jóvenes que se identifican con la derecha. Se quedó en el pasado y no se supo adaptar. Y los partidos tuvieron sus divisiones y se debilitaron finalmente al no incorporar esta nueva cultura y quedarse dando luchas antiguas. Yo no creo que sea tanto el modelo económico, por ejemplo, creo que más bien la derrota de la derecha es una derrota cultural.
¿Cómo se rearma después de eso?
Tienen que hacer la tarea de incorporar a su actividad, a su pensamiento y a su estilo estos nuevos valores, esta nueva generación. Y esto es un trabajo largo. La derecha también tiene que hacer un esfuerzo por reformularse y cambiar su forma de relacionarse.
El proceso de primarias fue enfrentado en forma destructiva en la derecha. Los candidatos de los partidos, Joaquín Lavín, Mario Desbordes, Ignacio Briones, fueron torpedeados desde el interior de sus propios partidos. Ganó Sebastián Sichel, un externo, y este también fue luego abandonado. El resultado es desolador: destrucción de liderazgos y de estructuras partidarias. Eso también debe cambiar.
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¿Ve posible el eterno sueño de un bloque político de centro que vaya de la DC, Evópoli, cierta parte de RN, y que por otra parte se quiebra el eje PS-DC?
Definitivamente, sí. Creo que la derrota ha sido tan dura, que todas esas alternativas ya están siendo analizadas. Aquí va a haber un reordenamiento muy, muy importante, tanto en la centroizquierda como en la centroderecha. Yo creo que este puente que dividía en dos las aguas de la política chilena, que era el Sí y el No, desapareció.
Superamos por fin esa lógica, dice usted.
Está superado y entonces van a venir nuevas alianzas, nuevos partidos, a lo mejor nuevas agrupaciones. Y evidentemente que Renovación Nacional, la UDI, Evópoli, tienen que repensar en qué parte del mapa político van a estar.
¿Qué debieran hacer con José Antonio Kast ahora? Porque igual lo apoyaron en segunda vuelta.
Creo que esa derecha va a tener un rol, lo está teniendo en el mundo. Basta mirar Europa. Lo más probable es que haya un nicho de un sector conservador, nacionalista, que yo creo que va a subsistir. Veo un rol al Partido Republicano de mediano plazo, que va a representar a ciertos sectores que no son mayoritarios, pero que se vieron claramente en la elección.
¿Pero no ve a los republicanos en la alianza con la centroderecha?
Yo creo que, eventualmente, pueden hacer alianzas funcionales. Pero no creo que sean unidad política. Tienen visiones distintas.
¿Y el externo Sichel cabe ahí? ¿Tiene un rol de liderazgo o ya definitivamente eso no prosperó?
El es un líder importante, y evidentemente en este reordenamiento tiene un rol. Hoy como que no se ve dónde, pero creo que personas como él, como Ignacio Briones, sí tienen un rol en esta nueva reorganización de la centroderecha.
¿Cómo ve que debiese ser la oposición en los primeros meses del nuevo gobierno?
Yo creo que la oposición tiene que organizarse. Fue un triunfo rotundo, no solamente en porcentaje, sino que el número de votos es realmente impresionante. Entonces no veo una oposición que desde el primer día sea un dique, o una pared, como le pasó al Presidente Piñera. Creo que hay que dejar que el gobierno se desarrolle y que plantee propuestas, plantee su proyecto, cosa que todavía no conocemos. Y segundo, una oposición que se reorganice para lo que viene, no solo para enfrentar al gobierno de Boric, sino que para el cambio constitucional, para las elecciones. Si se pierden en esto, en inventar la manera de hacerle zancadillas al gobierno de Boric sería un error gravísimo.
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