Actor Patricio Contreras vuelve a la TV local: “Está bueno que se cree conciencia del aislamiento de los adultos mayores, la poca bola que se les da”
El actor de 73 años conversa con La Tercera PM sobre Los Carcamales, la nueva serie que este domingo debuta por Canal 13: una historia que conecta con el presente, al abordar la realidad de la tercera edad y rozar temáticas que se pusieron sobre la mesa con el estallido social. “Hay una reivindicación de esa generación que cruzó ya los 70 y que vale la pena defender”, reflexiona.
Hace exactamente un año que el actor Patricio Contreras no viaja a Chile. Radicado en Argentina desde la década del 70, el artista estuvo por última vez en sus tierras precisamente para grabar la serie Los Carcamales, ficción que debuta este domingo a las 22.35 horas por Canal 13.
Un proyecto especial de muchas maneras para el destacado actor de 73 años: por un lado, una temática conectada con el movimiento social que ha marcado a Chile en el último año; y por otro, poniendo en el centro de la trama a tres hombres que, como él, ya pasaron los 70 años.
“Esta historia tiene mucho de emotivo, de entrañable, pero también tiene humor, un juego actoral que se ve sobre todo en las escenas de acción”, cuenta Contreras a La Tercera PM desde Buenos Aires.
La serie llega a la pantalla en un momento donde justamente los adultos mayores aparecen como uno de los grupos más afectados por el Covid-19, ¿qué reflexión hace de eso?
Los adultos mayores son parte de las minorías excluidas, segregadas. Entonces hay una reivindicación de esa generación que cruzó ya los 70 y que vale la pena defender. No somos los únicos, la temática de los ancianos se está extendiendo hace un rato en el cine, en el teatro, en Hollywood las actrices han batallado siempre por su derecho a trabajar más allá de los 40 porque parece que más allá eso son descartables. Me parece bien que se haga esto y ha coincidido con los reclamos, los estallidos. Curiosamente nosotros estábamos en plena grabación cuando comenzó en octubre de 2019 la explosión social, así que estuvimos muy conmocionados, más en mi caso que no vivo en Chile. Y efectivamente los mayores tuvieron un gran protagonismo, por eso la historia casualmente llega a cubrir un tema como ese, a destacar la solidaridad y a poner de relieve el abuso, las injusticias que cometen los poderosos.
Aunque la historia se cuenta en tono de comedia, aborda temas como los altos precios de los medicamentos, mostrando de alguna forma lo que es ser adulto mayor en Chile…
En Chile y en todos lados. Los viejos por la velocidad de las comunicaciones, la tecnología, se van quedando fuera y también por razones económicas, no todo el mundo tiene acceso a equipos electrónicos, digitales, para comunicarse, para hacer trámites, como los bancos que cada vez más hacen que uno haga los trámites así, y los adultos mayores que no tienen acceso a la sofisticada tecnología de hoy se ven impedidos incluso de aprenderla. Eso queda de manifiesto en la historia, y fue una de las razones por las que me interesó participar. O temas como el negocio de las “farmafias”, con f, que está extendido en el mundo. Se aprovechan y son despiadados, y quienes primero son perjudicados son los jubilados, que tienen medios escasísimos para afrontar los medicamentos. Entonces creo que a mi me atrajo eso porque yo pertenezco a esa condición etaria. Y me atrajo también el alto nivel del elenco. Son actores estupendos, soy amigo de casi todos ellos.
En su caso, ¿cómo está viviendo la pandemia allá en Argentina?
Me la he bancado bien en mi casa, saliendo escasamente. Fui al teatro y al peluquero, porque no me veía de tanto pelo. He ido solo una vez al teatro en la calle Corrientes, hace dos semanas atrás. Fue muy raro caminar por una calle que no veía hace meses. Yo vivo muy cerca del centro, en La Recoleta, y la última obra que hice fue a finales de 2019 en la calle Corrientes. Ahora fue como andar por Beirut, por Medio Oriente, con muy poca gente. Fui un sábado, una calle que bulle los fines de semana, meterse al teatro aislados todos con dos metros para adelante, dos metros para el lado, dos para atrás.
¿Y cómo fueron los meses previos?
Estuve básicamente encerrado, pero lo viví sin culpas porque soy muy trabajólico, no he parado en décadas de trabajar intensamente y de repente tuve la oportunidad de no trabajar, de no tener la obligación por la situación que se vivía y no me sentí culpable, que es lo que me solía ocurrir. Y en esta oportunidad no solo no me sentí culpable sino que me sentí benefactor de la humanidad en la medida que no iba a ser un individuo que anduviera diseminando el virus por ahí, o sea quedarse en la casa era y sigue siendo una responsabilidad. Otra cosa para lo que me sirvió la cuarentena, y estas son impresiones egoístas, que el no hacer nada me vino bien porque ya me empiezo a habituar a la jubilación, a un estado que creo es bastante placentero. Tiene mala prensa la jubilación por lo económico, como que jubilarse es fatal y creo que tiene su gracia después de años de trabajar, mirar hacia atrás y decir hice lo que pude, no estuve tan mal, a veces acerté. Llega como un momento de balance.
¿Ha pensado concretamente en la jubilación?
No, uno nunca deja de despuntar el vicio. Lo que pasa es que el teatro me cansa, la rutina de los viernes, sábados y domingo, y si te va bien agregan una función más, eso cansa, y además te resta disfrutar de otras cosas. Yo desde el año 70 que trabajé en el Ictus, hasta el día de hoy, han sido solamente dos años, este sería el tercero, en que no hice teatro. Pero eso lo digo ahora, todos mis compañeros me dicen ‘que mentiroso, vas a seguir’, y de pronto uno lee un texto y te conmueve, te dan ganas de hacerlo. Pero lo que descubrí en cuarentena es el goce de no hacer nada, de mirar películas, de releer libros, cocinar, comer, de boludear sin culpa. Fue un gran descubrimiento.
¿Cómo se ha vivido esta situación de pandemia en Argentina?
Acá ha sido aprovechado por los militantes del gobierno pasado en forma miserable. Han boicoteado todo. Al comienzo que la cuarentena era la más grande del mundo, la más extendida, que estaba arruinando al país en lo económico. Después acusaron que no fueron suficientes las medidas, después que la vacuna rusa. Nadie le dice a la vacuna de Pfizer la vacuna norteamericana o a la otra la inglesa. Creo que las fuerzas más reaccionarias, más de derecha, se dedican a boicotear todo, nada se ha hecho bien según el criterio de ellos y esto es algo que nadie se esperaba, que nadie podía prever. La vacuna no es una cuestión milagrosa, ha implicado mucho trabajo. No sé si la pandemia nos cambiará, no sé si nos vamos a volver mejores, más conscientes, más generosos, los seres humanos somos tan complicados.
¿Tuvo momentos más complicados durante este encierro? ¿Cómo lo vivió en lo emocional?
Fue fuerte. He tenido que recurrir a ansiolíticos, a algún antidepresivo suave, porque te afecta, porque además en un principio con la edad que tengo, cumplí 73 años el 15 de diciembre pasado, ya se asoma el final. No es por dramatizar ni ponerme patético, pero es una evidencia, entonces en la sensación, el sentimiento de la finitud es algo conmovedor y es mucha la gente que anímicamente está así, gente cercana con la que estoy andan anímicamente mal, con momentos de euforia, depresión, compañeros que han tenido problemas más acuciantes como falta de medios para comer. Por eso aquí se ha creado una red de actores, la mayoría de ellos jóvenes, que han creado un sistema de solidaridad a los compañeros para llevar alimentos básicos. Es que los argentinos son muy solidarios.
¿Cree que a través de la ficción se pueda hacer algo respecto a esa realidad de la tercera edad?
Por lo menos pretendemos que esto se note, que se tome conciencia. No sé qué grado de influencia pueda tener lo que nosotros manifestemos con la historia, pero me parece que está bueno que se cree conciencia del aislamiento en que se ha tenido a los adultos mayores, la poca bola que se les da, las faltas de respeto, y además pensando en que la vida se ha alargado, son muchos más los que sufren los avatares económicos, sociales, culturales, porque también las propias familias a veces olvidan a sus viejos, entonces creo que esta historia en clave de humor manifiesta una puesta en valor a eso, creo que eso va a ser gratificante para el público. Y espero que consiga una buena audiencia, porque también contribuye en este mundo de plataformas, que cambió definitivamente los modos de producción y difusión de la actividad audiovisual. Entonces en estos momentos en que la producción de televisión prácticamente no existe, es loable que Canal 13 se haya atrevido sobre todo porque es un producto nacional y habla de nuestra identidad. Esa es una razón suficiente para que la gente vea la serie.
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