“Amenaza el principio de solidaridad y mérito deportivo”: principales gobiernos de Europa se unen contra la Superliga de Fútbol
Boris Johnson, Emmanuel Macron, Pedro Sánchez y Mario Draghi, además de la propia Unión Europea, criticaron el anuncio de 12 de los mayores -y más ricos- equipos de fútbol del continente de lanzar su propio torneo.
Es, potencialmente, el mayor terremoto en la historia del fútbol europeo de clubes. El domingo, 12 de los mayores -y más ricos- planteles del continente anunciaron su intención de lanzar una Superliga europea. Al rechazo inmediato de la FIFA, la UEFA, federaciones y ligas nacionales, además de los aficionados al fútbol, que acusan de un torneo “separatista”, también se han sumado algunos de los principales gobiernos europeos.
Entre ellos, el más crítico ha sido el primer ministro británico, Boris Jonhson, que ha visto cómo seis equipos de la Premier aparecían en la lista de fundadores del campeonato. Para el premier, el anuncio de 12 clubes europeos -seis de ellos ingleses, tres españoles y tres italianos- de lanzar una competición europea cerrada entre los equipos más ricos y poderosos del continente “no es una buena noticia para los aficionados y tampoco para el fútbol en este país”.
“Los planes de una Superliga europea serían muy dañinos para el fútbol. Golpearían el corazón del deporte doméstico y preocuparían a los aficionados de todo el país. Los clubes implicados deben responder ante sus aficionados y la comunidad futbolística en general antes de dar cualquier otro paso”, dijo Johnson.
El primer ministro británico se comprometió a “hacer todo lo que pueda” para evitar que el proyecto de la Superliga europea de fútbol se haga realidad. “Vamos a mirar todo lo que podemos hacer con las autoridades del fútbol para asegurarnos de que esto (la Superliga) no salga adelante como está planeado”, manifestó. “No me gusta el aspecto de esa propuesta”, reiteró Johnson, quien cree que los equipos son “algo más que marcas globales”.
Al otro lado del Canal de la Mancha, el Presidente francés, Emmanuel Macron, tampoco se mostró partidario de la nueva competición, en la que por ahora no aparece ningún equipo del país. “El presidente de la República ve con buenos ojos la posición de los clubes franceses de rechazar participar en un proyecto de Superliga europea que amenaza el principio de solidaridad y mérito deportivo”, dijo a través de un comunicado difundido por El Elíseo.
Macron promete que “el Estado francés apoyará toda iniciativa de la Liga de Fútbol Profesional, la Federación Francesa de Fútbol, la UEFA y la FIFA para proteger la integridad de las competiciones federativas nacionales y europeas”.
Horas después de Johnson y Macron, el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, rompió su silencio y también se posicionó en contra del proyecto. “El gobierno de España no apoya la iniciativa de crear una Superliga de Fútbol promovida por varios clubes europeos, entre ellos tres españoles, por entender que ha sido pensada y propuesta sin contar con las organizaciones representativas de este deporte, tanto a nivel nacional como internacional”, transmitió el Ejecutivo a través de un comunicado.
La apuesta de los 12 socios fundadores, Real Madrid, Atlético de Madrid, Barcelona, Manchester City, Manchester United, Chelsea, Liverpool, Arsenal, Tottenham, Inter de Milán, Milan y Juventus de Turín busca crear una competición paralela a la de las grandes ligas, pero que choca frontalmente con la Champions League y la Europa League.
Sánchez confirmó que se está en contacto con los tres equipos españoles integrantes de la Superliga como socios fundadores. “El ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes, ha mantenido reuniones y conversaciones con las partes más representativas del fútbol español y continental. En concreto, Rodríguez Uribes ha conversado con los presidentes de la UEFA, RFEF, la Liga de Fútbol Profesional, así como con los presidentes del Fútbol Club Barcelona, Atlético de Madrid y Real Madrid, los equipos españoles que apoyan esta iniciativa”, señala el texto del gobierno.
El Ejecutivo español ha defendido ante sus interlocutores la necesidad de “volver a la senda del diálogo y del acuerdo en los ámbitos de decisión y organización a los que estos mismos clubes pertenecen, para conseguir una solución pactada que sea conveniente al fútbol y al deporte, tanto a los organismos nacionales e internacionales, como a los equipos, los profesionales y la afición en general”. Una apuesta que choca con la dureza de los gobiernos de Reino Unido y Francia, mucho más contundentes a la hora de exigir medidas y de apoyar tanto a la UEFA como a la FIFA, destacó el diario español El Confidencial.
“El espíritu deportivo debe quedar patente a través de la búsqueda de un acuerdo amplio”, insisten desde La Moncloa, además de expresar sus deseos de que se llegue “a un acuerdo beneficioso para todos”.
En Italia, el primer ministro Mario Draghi mostró su apoyo a la UEFA, la instancia que dirige el fútbol europeo, opuesta ferozmente a la Superliga continental. “El gobierno sigue con atención el debate en torno al proyecto de la Superliga y apoya con determinación las posiciones de las autoridades italianas y europeas del fútbol para preservar los campeonatos nacionales, los valores de meritocracia y la función social del deporte”, señaló un breve comunicado del gobierno italiano.
Bruselas tampoco se restó a las críticas contra la pretendida revolución en el fútbol europeo. El vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Cultura y Educación, Margaritis Schinas, cuestionó la iniciativa al considerar que va en contra de valores que promueve la Unión Europea, como la diversidad y la inclusión. “Debemos defender un modelo de deporte basado en valores europeos como la diversidad y la inclusión. No cabe reservarlo a algunos clubes ricos y poderosos”, escribió en un mensaje difundido en su cuenta de Twitter.
También se manifestó en contra del proyecto el grupo de Deportes del Parlamento europeo: “La competición cerrada propuesta de clubes superricos formaría una casta privilegiada fuera de las estructuras del fútbol europeo de clubes, sin otro propósito que el de producir beneficios”. Por todo ello, la Comisión Europea animó a las ligas nacionales y a los grandes equipos a resolver sus diferencias mediante un arbitraje o ante los tribunales.
Incluso, el príncipe Guillermo de Inglaterra, desde la cuenta oficial del Ducado de Cambridge que ostenta, apuntó a que él tampoco está de acuerdo con la Superliga. “Ahora, más que nunca, debemos proteger a toda la comunidad del fútbol, desde el nivel más alto hasta el fútbol base, y los valores de competencia y equidad en su esencia. Comparto las preocupaciones de los fanáticos sobre la propuesta de la Superliga y el daño que corre el riesgo de causar al deporte que amamos”, tuiteó.
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