Campamentos centenarios: La historia de las familias postergadas de Lota

Campamento de Lota, 100 años de historia
Vista aérea de la Bahía Sur, donde se reúnen los cuatro campamentos más antiguos del Golfo de Lota, con más de cien años: Puerto Nuevo, Fuerte Viejo, Matta al Cerro y Punta Astorga. Foto: Esteban Paredes Drake / La Tercera

La crisis por la vivienda no es nueva, pero hay casos extremos. Este es el relato de los vecinos de Bahía Sur, que alberga a dos asentamientos irregulares que cumplen 100 años. Fundados por pescadores y mineros, los descendientes autogestionaron la pavimentación de una de sus calles y eso fue el punto de partida para que las autoridades iniciaran el camino hacia la regularización.


Además de la privilegiada vista al Pacífico o la imponente geografía boscosa y bucólica que rodea el sector, lo que más destaca Paloma Almendra (40), presidenta de la junta de vecinos del Campamento Fuerte Viejo, ubicado en el corazón del Golfo de Arauco, es una calle pavimentada. Parece una nimiedad, pero para la dirigenta, esa vía de concreto es lo que más resalta de su barrio.

Son sólo 100 metros que se empinan hacia la cumbre del barrio, fundado en 1960 tras el recordado terremoto y tsunami que sacudió al país ese año. A simple vista, no hay nada fuera de lo común en ella. Sin embargo, cómo se construyó parece algo impensado en pleno 2022: “Esto en invierno era un barrial, los autos patinaban, y en verano era una polvareda. Entonces, organicé a los vecinos e hicimos esto con nuestros propios recursos, con nuestras manos, pidiendo una cuota de 20 mil pesos. Todos ayudaron maestreando y, si faltaban materiales, se iban pidiendo cuotas de cinco mil pesos”.

En este barrio colorido, algo tan básico como una calle pavimentada parece un lujo. Pero hay una explicación. Varios de los 280 hogares que aquí se han aposentado aún no cuentan con agua potable, la instalación de luz eléctrica formal, urbanización, ni títulos de dominio de sus terrenos. Por eso, cuando Paloma Almendra les propuso la idea a sus vecinos, muchos dudaron y la cuestionaron, pero al ver cómo tomaba forma la calle, cambiaron de opinión. Los recursos, cuenta la dirigenta, fueron sacados de los retiros del 10% de las AFP.

La iniciativa generó tanto impacto, que tras algunas gestiones, la cementera Polpaico BSA decidió donar otros 280 metros más de pavimentación, que se concretaron en noviembre pasado.

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A la izquierda, la antigua calle del campamento Fuerte Viejo; a la derecha, la misma calle, pavimentada, obra de sus propios vecinos. Foto: ProCultura

Transitar por estos barrios es hacerlo por buena parte de la historia de Lota. Sus vecinos son pescadores artesanales, exmineros del carbón, obreros o trabajadores forestales, explican que sus aprensiones nacían ante la sensación de abandono que han arrastrado por años. “Venían los candidatos a prometer, pero no han ayudado a nadie. Ahora llegó esta presidenta y se comenzaron a hacer las cosas”, dice Pedro Barrueto (82), fundador de esta toma.

Antes del terremoto del 60, Barrueto vivía al lado del mar, en el Campamento Puerto Nuevo, considerado el más antiguo de todo Lota. Pero el tsunami se llevó su hogar y, como trabajaba en la forestal dueña de todo el cerro colindante, les pidió autorización para instalarse ahí. Se la otorgaron, pero la necesidad habitacional de muchos otros lotinos poco a poco comenzó a llenarlo de vecinos.

“La gente vino llegando de a poco, comenzó a quitarme el espacio, hasta que al final los mandé a pedir un terreno y ahí comenzaron a llegar todos. Estoy bendecido, porque son buenos mis vecinos”, cuenta Pedro Barrueto.

Crisis habitacional centenaria

Bahía Sur es un sector caracterizado por poseer las tomas más antiguas en la Región del Biobío y el país. Está compuesto por cuatro campamentos: Puerto Nuevo, Fuerte Viejo, Matta al Cerro y Punta Astorga. Según el Registro de Campamentos del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), la más antigua es Punta Astorga, fundada en 1912, aunque según los habitantes el primero en instalarse es Puerto Nuevo, fundado extraoficialmente en 1895 (1930, según el Minvu).

Pedro Arias (55), nieto de los fundadores del campamento, asegura que el inicio de este asentamiento está situado a finales del siglo XIX. “Este campamento nació junto a la construcción del ferrocarril Concepción-Curanilahue, a fines del 1890″, dice. Principalmente, fue conformado por personas que venían del interior de la región a trabajar en las minas del carbón. “Ahí construían sus rucas, verdaderas chozas, y algunos, los con más recursos, una mediagua”, relata.

Fueron sus abuelos los primeros en llegar. Lo hicieron arriba de la carrilana, que eran los vagones que avanzaban construyendo las primeras vías férreas del país. “Mi abuela le dijo que estaba cansada de andar viviendo como los gitanos, porque vivían arriba del vagón. Cuando vio que aquí corría un pequeño chorrillo de agua, decidió quedarse”. De ahí, dice Arias, comenzó a poblarse el Puerto Nuevo.

La caleta fue creciendo año a año, comenzando a desarrollar su economía en base a la pesca artesanal, aprovechando la abundante población de congrios, jaibas, sierras y jureles que había en el mar, dando paso, tras los desastres naturales que ha sufrido esta zona, a la creación de los otros tres campamentos.

Regata Lota
Una postal de 1958, correspondiente a las antiguas regatas en que competían las distintas caletas de Lota. Aquí, los pescadores del campamento Puerto Nuevo. Foto: Archivo personal de Pedro Arias

Pero pese al aumento de viviendas informales, estas personas nunca recibieron una solución a su crisis. Para entender el contexto, es necesario mirar el escenario de la comuna. Lota es el municipio con más hacinamiento en su población, que llega al 19,4%, superior al 14,6% nacional, según datos de Ministerios de Desarrollo Social. La pobreza es otro problema que golpea con fuerza, pues el 18,13% de los hogares no cuenta con ingresos suficientes para satisfacer su alimentación básica.

Y en cuanto a los campamentos, Lota posee la mayor cantidad de estos asentamientos a nivel regional, albergando 1.819 hogares (4.545 personas), que corresponden al 10,4% de la población total de la comuna.

Promesa de desarrollo

Apoyados por la Fundación ProCultura, ahora esta comunidad espera comenzar a regularizar su situación. Bajo el proyecto “Identidad y territorio: diagnóstico integrado de campamentos”, los vecinos, junto con hacer ver las carencias con las que han vivido todos estos años, también contaron del trabajo comunitario que han hecho y que ha permitido que el sector se consolide como barrio, para entregarle al Minvu los detalles y comenzar a actuar.

El trabajo consta de dos etapas. En la primera, se realizó un diagnóstico identitario, de ordenamiento territorial, de inversiones y jurídicos, en el que se registraron las falencias en urbanismo y habitabilidad del sector.

En la segunda etapa, que es la que viene ahora, se realizarán proyectos de inversión y equipamiento comunitario. Luego de la propuesta del proyecto, comenzará el proceso de codiseño con la comunidad, que deberá aprobarlo.

“Gracias a este convenio, la Fundación ProCultura tendrá el desafío y la oportunidad de trabajar con los vecinos de estos históricos campamentos de Lota y establecer una estrategia para darles una solución habitacional, además de analizar qué campamentos pueden ser radicados, lo que permitiría a las familias quedarse donde siempre han vivido. Evaluando también las medidas de mitigación necesarias por ubicarse muchos de ellos en zonas de riesgo”, señala el ministro de Vivienda y Urbanismo, Felipe Ward.

Para Pablo Durán, encargado territorial del área ciudad y vivienda identitaria de la fundación ProCultura y coordinador del proyecto, destaca que este ha sido colaborativo desde su génesis. “Uno de los focos es el trabajo en los territorios para promover, a través de la identidad, el desarrollo sostenible de las comunidades y, en este caso, cambiar la mirada sobre los asentamientos informales, que son lugares donde sus habitantes desarrollan apego y arraigo, por lo que deben ser comprendidos desde su diversidad territorial”, explica el trabajador social.

Las centenarias precariedades de la Bahía Sur comenzarán a acabarse. Una casa con acceso a servicios básicos es lo mínimo que piden. “Usted puede ver lo lindo que es acá, aspiramos a transformarnos en un polo turístico, para seguir con la historia de nuestros barrios”, asegura Pedro Arias.

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Así luce de noche el Puerto Nuevo, uno de los campamentos centenarios de Lota. Foto: Alexis Loyola / ProCultura

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