¿Cómo Thomas Matthew Crooks tuvo tantas facilidades para atentar contra Trump?: la pregunta que atormenta al Servicio Secreto
El fallido intento de asesinato contra el virtual candidato republicano ha generado críticas hacia el organismo encargado de la protección del actual y de los expresidentes estadounidenses. Fallas tácticas previo al mitin en Pennsylvania, sumado a la descoordinación ante el conocimiento de la presencia de un tirador, podrían explicar el atentado.
Apostado a solo 150 metros del podio en que este sábado Donald Trump daba un discurso en Pennsylvania, estado clave de cara a las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre, un joven solitario se acostó en un tejado. No lo hacía solo. Iba acompañado de un rifle AR-15 que había sido comprado por su padre y su mira apuntaba a la cabeza del expresidente y virtual candidato del Partido Republicano.
De las varias balas que disparó Thomas Matthew Crooks, hombre de 20 años sindicado como autor del ataque, una rozó la oreja derecha de Trump. Pero su fallido intento de asesinato no solo abrió un cúmulo de preguntas acerca de cómo afectará la carrera presidencial. También desató una serie de críticas en contra del Servicio Secreto, organismo cuya principal finalidad es proteger a los líderes políticos, incluidos los exmandatarios.
Entre las principales críticas destacan la confusión entre la responsabilidad sobre quién debía custodiar el edificio desde donde disparó Crooks, el aviso de testigos a la policía local sobre la presencia del joven armado y el acceso a municiones y explosivos del tirador.
No es el único ni último fallo del ente en los últimos meses. En mayo de 2023, un intruso ingresó a la casa de Jake Sullivan, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. En enero de 2021, la vicepresidenta, Kamala Harris, pasó a metros de una bomba de tubería en el exterior de la sede nacional demócrata. Fue evacuada recién 90 minutos después de que esta fuera instalada en el lugar.
Sin embargo, el reciente fracaso, aseguraron algunos medios locales, se trata del mayor en cuatro décadas. NBC News señaló que el edificio desde donde disparó Crooks había sido apuntado como una vulnerabilidad de seguridad por el propio Servicio Secreto, agravando lo ocurrido el sábado. Ahora es el FBI el encargado de la investigación del atentado.
Acceso expedito
A dos días del terremoto político que significa un ataque a un candidato presidencial estadounidense, todavía no hay claridad sobre las motivaciones del atacante. De hecho, informes de prensa aseguran que estaba registrado para votar como republicano, pero también había realizado una pequeña donación a un grupo progresista que trabaja para elegir demócratas.
En Estados Unidos estos eventos no siempre responden a razones políticas, como ocurrió en el último hecho similar en tierras norteamericanas. En 1981, 43 años atrás, John Hinckley Jr. intentó asesinar a Ronald Reagan para impresionar a la actriz Jodie Foster tras su aparición en la película Taxi Driver, de 1976.
Lo que sí se sabe es que hubo problemas mayores en la organización de la seguridad de Donald Trump, asegura la prensa local. Las múltiples balas que Thomas Matthew Crooks logró disparar antes de ser abatido por contra-francotiradores apostados por el Servicio Secreto, no solo hirieron al candidato republicano en la oreja, sino que mataron a un asistente al mitin e hirieron de gravedad a otros dos.
Una de las primeras preguntas versa sobre cómo una persona, independiente de si dispararía o no, tuvo acceso a una azotea a tan solo 150 metros del escenario en que Trump habló. La respuesta es objeto de debate.
Durante el fin de semana, Anthony Guglielmi, portavoz del Servicio Secreto, aseguró a la prensa que el edificio desde donde disparó Crooks se encontraba fuera del perímetro de seguridad asignado a su organismo. En otras palabras, señaló que el control de la edificación estaba en manos de las agencias de policía local, una práctica común en eventos políticos al aire libre, añadió Guglielmi. Pero no había ningún agente, ni de Butler, lugar en Pennsylvania donde se realizó el evento político, ni de la guardia destinada por el Estado al expresidente.
Sin embargo, Richard Goldinger, fiscal de distrito del condado de Butler, dijo luego a NBC News que, al contrario, era el Servicio Secreto el que estaba a cargo. “En la jerarquía de mando ellos estaban en la cima, eran el número uno”.
Steve Moore, agente especial supervisor retirado del FBI, comentó a CNN que la azotea desde la que presuntamente Crooks disparó contra Trump debería haber estado vigilada. Según Moore, “el hecho de que alguien permitiera que esa azotea estuviera libre de vigilancia, sin protección”, podría haber sido un fallo de planificación o ejecución.
El mismo medio aseguró, citando a un alto funcionario, que las autoridades vieron a Crooks cerca de magnetómetros destinados a alertar sobre presencia de metales. Allí dieron la alarma, pues consideraron que se comportaba de forma sospechosa. La instrucción, detalló el medio, fue de vigilarlo, lo que supuestamente fue transmitido al Servicio Secreto.
Para Anthony Cangelosi, un exmiembro de dicha unidad, o bien los funcionarios de seguridad no elaboraron un plan eficaz para mantener alejados a los posibles tiradores, o los agentes en terreno no ejecutaron dicho plan.
“No me gusta hacer suposiciones, pero parece que se cometieron algunos errores, que esto se podía haber evitado”, dijo a NBC News. El ahora profesor en el John Jay College of Criminal Justice de Nueva York añadió que la responsabilidad última de garantizar que las vulnerabilidades estén cubiertas recae en el Servicio Secreto.
En su opinión, si las autoridades hubieran cubierto la zona del edificio, “ni siquiera hubiera intentado lo que intentó”. “No se cede la discreción de lo que se supone que se debe hacer a la policía local”, cerró.
La crisis escaló hasta el Congreso, donde parlamentarios ya iniciaron los cuestionamientos al respecto. “Esto plantea serias preocupaciones sobre cómo un tirador pudo acceder a un tejado dentro del alcance y en la línea de visión directa de donde estaba hablando el presidente Trump”, escribió en una carta el presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, Mark Green, republicano de Tennessee, la que iba dirigida al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.
En conversación con CNN, el exsubdirector del FBI Andrew McCabe dijo que “básicamente, uno de los elementos más básicos de la seguridad de un sitio, especialmente un sitio que está afuera y en gran medida sin control, es eliminar las líneas de visión hacia este espacio donde el protegido hablará”.
Otro antecedente genera preocupación. Testigos presenciales dijeron a BBC y a la estación de radio local KDKA que vieron al tirador subiendo al techo, por lo que rápidamente alertaron a la policía. Dos fuentes anónimas de la policía aseguraron a The Associated Press que un agente subió al techo y se enfrentó a Crooks, pero se retiró luego de que este le apuntara con el rifle.
“Nos dimos cuenta de que el tipo se arrastraba, como un oso, por el tejado del edificio de al lado, a 15 metros de nosotros”, declaró un testigo a BBC News. Todavía no está claro cuándo se enteró el Servicio Secreto de esta primera amenaza flagrante. Luego llegaron los disparos de Crooks, los que fueron respondidos por los contra-francotiradores ubicados en los edificios alrededor. Transcurrieron 43 segundos entre que Crooks apretó el gatillo por primera vez y su neutralización, detalló un agente del Servicio Secreto a CNN.
Anthony Cangelosi también dijo a Business Insider que, incluso aunque los francotiradores hubieran visto al tirador antes de que este disparara, es posible que no siempre “tengan la capacidad de actuar de inmediato”.
“¿Qué pasa si descubres: ‘Oh, acabo de matar a un chico de 20 años que ama a la persona que estás protegiendo, y él no pudo entrar al lugar y solo quería subir a ese techo?’. Nadie quiere estar en esa posición”, añadió el exmbiembro del Servicio Secreto.
Al respecto, Dallas Alexander, veterano cuyo equipo mantiene el récord mundial de la muerte confirmada a mayor distancia ejecutada por un francotirador, aseguró al Daily Mail que el tirador que atentó contra Trump “tuvo ayuda” interna.
“Estoy muy familiarizado con el diseño de este tipo de cosas y con lo que debería ser el trabajo, y con lo que pasó ayer (sábado)”, inició. “No tengo ninguna duda de que el tirador recibió ayuda de algún lugar dentro de una agencia, una organización o el gobierno”, añadió. De momento, el FBI ha planteado que Crooks actuó en solitario. “Tanto si alguien se hizo el ciego como si fue planeado estratégicamente, tuvo que ser planeado hasta cierto punto, porque sucesos así, seguridad así, no es una cosa menor, y ese es un lugar obvio para estar”.
Volviendo un poco más atrás, el siempre presente tema del acceso a las armas y su respectiva munición volvió a aparecer. El tirador compró 50 cartuchos de munición en una armería local solo horas antes de que llevara adelante su ataque, dijo un alto cargo de las fuerzas de seguridad local a CNN.
El mismo medio aseguró que múltiples fuentes policiales reportaron que Crooks tenía material explosivo tanto en su vehículo como en su residencia.
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