De El Irlandés a Avengers: el cine es una maratón
Las tres horas y 30 minutos de la nueva película de Martin Scorsese no son un escollo ni un capricho: ya en 1915 David Wark Griffith, el padre de Hollywood, se tomó tres horas para El Nacimiento de una Nación. Y este año, los superhéroes de Marvel tardaron la misma cantidad de tiempo en salvar a la humanidad en la película Endgame.
Después de todo quizás la pelea de Martin Scorsese con las grandes producciones de superhéroes tenga que ver también con una cuestión de libertad para contar lo que cada uno quiere, de la manera que se desea y con la duración que se venga en gana. En abril de este año, Marvel Studios no sólo invadió masivamente los multicines con Avengers: Endgame, sino que el producto en cuestión duraba 3 horas y 1 minuto, una extensión poco habitual incluso para los filmes de este tipo.
Desde el punto de vista del autor de Taxi Driver (1976), el cine de superhéroes no sólo tiene cooptado el mercado de exhibición de películas, sino que además tiene la libertad para tomarse todo el tiempo del mundo en sus narrativas. Es el mismo derecho que ya quisiera poseer cualquier artista del cine y, en particular, un creador compulsivo y con deseos de darle el mejor cauce a sus ideas.
Martin Scorsese ha sido, como muchos, víctima de los llamados "cortes del productor" en su carrera y el ejemplo más conocido es el de Pandillas de Nueva York (1999), película de largo aliento que debido a la injerencia del productor hoy caído en desgracia Harvey Weinstein quedó reducida a dos horas y 47 minutos. La película luce hoy algo inorgánica e incoherente y se entiende por qué su director deseaba un metraje al menos de tres horas. También se entiende que al productor le hayan llamado en ese momento Harvey "Manos de Tijeras".
En pleno 2019, Scorsese no pudo llegar a los multicines con su nuevo filme El Irlandés debido a que éstos no exhiben filmes de Netflix, pero al menos consiguió que la crepuscular historia de Frank Sheeran (Robert De Niro) durara lo que tenía que durar: tres horas y media. Es probable que la condición de obra maestra (o de al menos gran película) que se le adjudica se deba a que no hay acá lagunas ni cortes innecesarios. Es lo que Scorsese quiso, aunque los estudios no quieran financiar ya este tipo de películas.
https://www.youtube.com/watch?v=TcMBFSGVi1c
Antepasados maratónicos
Durante mucho tiempo primó en las películas la convención de las dos horas o la hora y media de la misma manera que las canciones de 3 minutos en la radio. Sin embargo, el cine no nació prisionero de nada: en 1915 David Wark Griffith estableció los cimientos de Hollywood con su mastodóntica y bastante racista El Nacimiento de una Nación, que duraba tres horas y 1 minuto, lo mismo de los Avengers: Endgame. Ambientada durante y después de la Guerra de Secesión, los héroes de Griffith eran justicieros, pero en su particular e infame manera: del Ku Klux Klan.
Casi 15 años después Hollywood coronó su época de gloria y a todo color con Lo Que el Viento Se Llevó, superproducción con obertura e intermedio que en total duraba 3 horas y 58 minutos. Curiosamente otra vez se contaba la historia del sur contra el norte desde el punto de vista de los rebeldes confederados, aunque ahora en un drama romántico protagonizado por Vivien Leigh y Clark Gable. Treinta y cuatro años después, los atrasos en la producción y la tormenta sentimental entre Elizabeth Taylor y Richard Burton casi hacen quebrar a los estudios 20th Century Fox en Cleopatra, que registraba 3 horas y 12 minutos. Medio siglo más tarde, se estrenó en el Festival de Cannes la llamada "versión del director", de 4 horas y ocho minutos.
En los años 70, el llamado Nuevo Hollywood nos entregó varias obras maestras sobre las tres horas de duración. Las más importantes fueron El Padrino II (1974), de 3 horas y 40 minutos; El Francotirador (1978), de 3 horas y 3 minutos; y Apocalipsis Ahora (1979), de igual minutaje. A inicios de los años 80 hubo dos grandes películas que se estrenaron cercenadas debido a las inclementes acciones de los estudios: fueron La Puerta del Cielo (1980), cinta de Michael Cimino, que quedó en dos horas y media; y Erase una Vez en América, largometraje de Sergio Leone que fue minimizado a dos horas y 19 minutos. El tiempo le dio la razón a sus directores y fueron reestrenadas en cortes 3 horas y 37 y 3 horas y 49, respectivamente. Al menos, Erase una Vez en América es considerada hoy una obra maestra indiscutible.
El renacimiento de los géneros fantásticos a inicios del siglo XXI hizo aflojar más la tolerancia de los estudios y así es como cada una de las tres partes de El Señor de los Anillos (2001-2003) de Peter Jackson se toma tres horas en promedio. Las tres habían sido rodadas al mismo tiempo, de la misma manera que por la misma época lo hizo Quentin Tarantino con Kill Bill 1 (2003) y Kill Bill 2 (2004): si se suman ambas, tenemos cuatro horas de cine. En ninguna de estas películas, se puede decir, el aburrimiento se toma un minuto de protagonismo.
https://www.youtube.com/watch?v=B3cJXk9IaH0
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