Denise Berenguela, directora del Liceo 7: "Carabineros cometió un exceso que no es imputable a mí"
La autoridad del establecimiento, donde dos alumnas resultaron heridas, está querellada por presuntos apremios ilegítimos a menores de edad. Aquel 5 de noviembre ella autorizó la entrada de Carabineros al colegio. Dice que lo hizo porque no tenía otra opción para resguardar su integridad. Según ella, un grupo de estudiantes quería entrar a la fuerza a su oficina.
Dice que no tenía otra opción que autorizar el ingreso de Carabineros al colegio. Y que lo haría de nuevo si volviera a vivir una situación similar. El 5 de noviembre pasado, la directora del Liceo 7 Teresa Prat, Denise Berenguela, llamó por teléfono -mientras estaba encerrada a su oficina- al jefe gestión institucional de la Dirección de Educación Municipal (DEM), Roberto Sánchez, y le pidió que la policía fuera a rescatarla.
Afuera de su despecho, asegura, sentía piedrazos de las alumnas que se habían tomado el establecimiento educacional. Cerca de 10 minutos después del llamado, Carabineros la sacó del lugar y después, dice, la inspectora general le informó que hubo un disparo en el interior. Dos alumnas fueron heridas con perdigones, luego de que un uniformado disparara al suelo con su escopeta antidisturbios.
Al día siguiente, Berenguela fue citada a declarar por la Brigada de Derechos Humanos de la PDI. En eso, fue objeto de una querella, por presuntos apremios ilegítimos, por parte de la defensora de la niñez, Patricia Muñoz. El mayor que disparó, Humberto Tapia, terminó formalizado por el mismo delito. Hoy, los abogados Nicolás Oxman y Alfonso Reymond presentaron patrocinio y poder en el caso para representar a Berenguela, quien asegura que no hizo nada malo. El Liceo 7 de Santiago está en toma desde entonces.
¿Qué fue lo que pasó ese día?
Los hechos ocurrieron cuando las chicas estaban en actitud muy violenta hacia mí, en particular, pero también con las personas que estaban en las oficinas administrativas. Empezaron a golpear vidrios, a golpear la puerta con el afán de derrumbarla. Yo me encontraba con dos personas mayores de edad, una de ellas tiene problemas al caminar. Producto de eso, y de que no había desde afuera ningún apoyo para que pudiéramos salir, yo hago el llamado (telefónico). El protocolo que aplico es el de una situación de coyuntura. Me remito directamente a la DEM y en particular con Roberto Sánchez, que es el que tiene toda esa vinculación de colegios con contingencia, que son el Liceo 7, el Barros Arana, el Instituto Nacional y el Barros Borgoño. Producto de eso, le digo a Roberto: "Estamos aquí 12 personas encerradas y se escuchaba lo que pasaba". Él me dice: "Apliquemos el protocolo en términos de que el único que me puede resguardar el orden y la seguridad de las personas que estamos es Carabineros, voy a llamar a Carabineros". Llama a Carabineros y en ese periodo -no sé cuánto tiempo puede haber sido, ocho a 10 minutos- llega Carabineros. Ya habían hecho un forado en la puerta. Yo miro a través del espacio y veo que está el carabinero con el uniforme, se abre la puerta y ahí Carabineros me dice las vamos a sacar a (la calle) Chiloé. Le pido a las señoras de más de edad que vayan caminando hacia Chiloé y yo, mientras tanto, tomo los libros de clases en unas bolsas, porque estábamos resguardándolos, y salimos con la inspectora general al exterior, hacia la calle Chiloé con General Gana. En ese momento me dicen que hubo un disparo, porque afuera no se escuchó nada.
¿Qué hizo cuando supo de los disparos?
Empezamos a llamar hacia el interior y me dicen que sí hubo un disparo por parte de Carabineros, que le reventó el perdigón a dos chicas en las piernas. Yo no podía volver a ingresar porque mi integridad estaba en cuestionamiento (sic); entonces, nos quedamos con tres personas más afuera del liceo contactándonos para ver qué pasaba con las chicas (...) dos funcionarias llamaron al instituto de salud para que la revisaran. Y en ese tanto se quedó un grupo de profesores al interior para conversar con las niñas y ver un tema de mediación con ellas, porque se habían tomado el liceo. A todo esto ya eran las 17.00, la DEM me dice que le pida a los funcionarios que se retiren del liceo y que queden solamente las estudiantes al interior, que eran las que estaban en la toma. Hacemos retiro del liceo y con el equipo directivo, que somos seis personas, nos fuimos a la Dirección de Educación, a hablar con las jefaturas, para explicar lo acontecido, contar cómo estaban las estudiantes, lo que había ocurrido con Carabineros. Y producto de eso, dice la jefa de Educación, que se suspenden las clases por dos días, porque tenemos que bajar los ánimos que están muy caldeados. Al otro día nos avisan que el establecimiento estaba tomado, pero ya en una situación mucho más tranquila, había apoderados, carteles y ese mismo día martes a mis redes sociales llegaron una cantidad de cosas que me dejaron en alerta, incluso subieron mi dirección particular. Yo le pedí a la DEM que me apoyara, porque yo estaba siendo foco de acusaciones que son absolutamente falsas, como que yo me había ido, había sacado el auto, que andaba paseando o de compras, que me vieron con las bolsas, que yo me había coludido con los carabineros.
Usted está en calidad de querellada por apremios a menores. ¿Como recibe esa querella en su contra?
Me parece sorprendente. Se basa en un hecho que está narrado solamente por un lado. Dice cosas que faltan a la verdad. Yo voy a decir la verdad. No tengo ninguna responsabilidad. Así como tenía que velar por las garantías de las estudiantes, también tengo que pelear por la integridad de los funcionarios. Carabineros cometió un exceso que no es imputable a mí.
El general director de Carabineros, Mario Rozas, reconoció que "hubo una abierta falta de aplicación del protocolo" en este caso. ¿Cómo analiza el actuar policial?
Yo presenté una denuncia porque no estoy de acuerdo con el actuar policial en este caso. Lo hice para salvaguardar a las 12 personas encerradas al interior de las oficinas. Nunca se llamó para sacar a las niñas ni para vulnerar nada de lo que ahí se dijo que se había hecho.
¿Cuál fue exactamente la instrucción que dio para el ingreso policial?
Yo no dí instrucciones. Yo le pedí a Roberto que llamara a Carabineros y le explicara la situación, para que salvaguardara a las personas que estaban al interior. Yo no tuve ninguna relación con Carabineros, no les dije que vinieran a sacarnos, él actuó frente al protocolo.
¿No pensó las consecuencias que eso podría traer? ¿De que no solo la iban a sacarla a usted del colegio, sino que con autorizar su ingreso podía exponer a las estudiantes?
No, ellos no operan en eso, ellos solamente pidieron a las chicas que se desplazaran hacia el patio central, que es lo que dice la gente. Abren la puerta para sacarnos y después ellos se iban a retirar. En el retiro, lo que relata Mario Benavides, que es el encargado de convivencia, es que estaban tirando piedrazos hacia Carabineros, y en esa salida es cuando ejecuta el mayor este disparo al suelo, con las consecuencias que ya están señaladas. Pero nunca se hizo en contra de los estudiantes, era solo un resguardo para las 12 personas.
Antes de que pasara esto, ¿conversó con las alumnas sobre lo que querían hacer ese día?
Ese día, a las 9.30, nosotros habíamos tenido una reunión con las presidentas de curso. Lo que teníamos que hacer era darle continuidad al segundo semestre, pero en conjunto atender lo que ellas habían solicitado, que era mantener la reflexión en atención a lo que estaba pasando en el país. Les dije que ningún problema, pero que hagamos las dos cosas, cerrar el segundo semestre, hacemos horarios flexibles para que ustedes puedan realizar cabildos al final de la jornada, que pueden ser de 12.00 a 13.00, y después nos retiramos. También íbamos a tener un horario flexible por el tema de la locomoción. Nos reuniríamos a las 12.30 para definir cuál iba a ser el programa de trabajo. En eso estaba yo, bajé a hablar con los profesores para contarles, cuando vimos de repente que las chicas empiezan a gritar, a sacar sillas para ponerlas en la puerta del liceo, unas 40 estudiantes. Quedamos súper sorprendidos, porque nunca se conversó de una toma. De hecho, en algún momento, dentro de la conversación con las estudiantes, decían que no querían toma porque las iba a perjudicar en las notas y la asistencia. Me voy a mi oficina, donde estaban los libros de clases, y dije que sacáramos los libros y los resguardáramos. Me quedé con dos asistentes, Berta González y Mary Ahumada, guardándolos en bolsos. En eso siento los gritos y Vilma, que es la inspectora general, cierra la puerta. Ahí quedamos encerradas. Pedimos a las chiquillas salir pero las niñas no entendían razones. En ese contexto llamo por teléfono a Roberto Sánchez.
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