Director del Samu Metropolitano: “Hemos abordado la demanda aumentando el trabajo y los turnos de nuestra gente”

El Servicio de Atención Médico de Urgencias Metropolitano (Samu), es la unidad que maneja a las principales ambulancias de Santiago. De ellos dependen los traslados de pacientes graves entre hospitales, y quienes tienen a cargo la delicada misión de llevar, vía aérea, a los enfermos que no encuentran cupo en la capital y son derivados hasta las UCI de otras regiones. Todo, con 41 ambulancias y alrededor de 420 funcionarios, además del personal administrativo.

Su director, el médico Juan de Dios Reyes, cuenta a La Tercera PM que en mayo las llamadas aumentaron en 42%. Eso se traduce en pasar de un promedio de 2.343 llamadas diarias a 3.325 llegando incluso a superan las cuatro mil.

Sus servicios se activan a través de un llamada al 131. Reyes asegura que “en condiciones ‘normales’ hacemos entre 15 a 20 traslados diariamente” de un hospital a otro y con pacientes graves. En mayo dice que “hemos aumentado a un promedio superior a 30, llegando incluso a 50”. Sobre las derivaciones, que implican un gran esfuerzo logístico, afirma que entre el 12 de mayo al viernes pasado “hemos trasladado a 37 pacientes por vía aérea y 21 por vía terrestre, o sea 58 traslados fuera de la Región Metropolitana”.

Por eso, dada esta demanda que han debido absorber en pleno peak de la pandemia, Reyes agradece la labor de sus funcionarios: “Hacen un trabajo agotador y de muy buena calidad, enfrentando riesgos. Para que ellos puedan tener los elementos necesarios y minimizar sus riesgos hay mucha gente desde el área administrativa que trabaja arduamente, también con mucha presión; y nuestro personal en el Centro Regulador es clave para llegar a tiempo y trasladar a las personas al lugar donde puedan obtener una mejor atención”.

¿Cómo han reforzado el personal del Samu en esta emergencia? ¿Han contratado más personas?

La labor que realiza nuestro personal es muy especializada, fundamentalmente por las condiciones en que deben realizarla, ya sea en una ambulancia, en la calle o en un domicilio. Se debe mantener contacto telefónico con un médico o supervisora que está dando indicaciones, y eso implica tener un lenguaje común y conocimiento de las competencias en uno y otro lado de la línea. Todo eso hace que sea difícil conseguir personal de reemplazo en forma rápida, por lo que hemos debido abordar la demanda aumentando el trabajo y los turnos de nuestra gente, pero estamos trabajando para reclutar más personal y capacitarlo para que se desempeñen en nuestra organización.

¿Cómo es la logística de los traslados, por ejemplo los que son aéreos?

Ese es un procedimiento de verdad muy complejo. Dadas las características de la enfermedad, su medio de diseminación y lo delicado del instrumental del avión, que no puede ser sanitizado con los medios habituales, debemos aislar completamente al paciente y el aire que respira debe ser filtrado antes de salir al exterior. Por eso se ve que se trasladan en cápsulas especiales que son herméticas y disponen de filtros y una circulación especial del aire. Como son pacientes de gravedad, sometidos a ventilación mecánica y que se le están administrando diversos medicamentos, además deben ser monitorizados permanentemente. Eso ya significa toda una preparación previa que debe hacerse en el hospital de origen, verificado por nuestra gente y luego esperar que el paciente se estabilice antes de intentar subirlo a la ambulancia. De ahí es trasladado al aeropuerto por nuestro personal. En el aeropuerto nos espera personal de la Fach, que se preocupa de los aspectos del vuelo propiamente tal, y con quienes ya hemos trabajado anteriormente e intercambiado protocolos de manera de actuar bien coordinadamente, con la mayor seguridad para todos los involucrados. Durante el viaje nuestro personal, consistente en un médico, otro profesional reanimador y un Técnico Paramédico por paciente, cuida de todos los aspectos de la atención. En el aeropuerto de destino nos esperan ambulancias Samu locales, y en ellas trasladamos al paciente hasta el hospital de destino, donde lo entregamos al cuidado del equipo local y volvemos a nuestra base en Santiago, en el mismo avión de la Fach.

Un procedimiento de muchas horas y de alta presión para sus funcionarios...

Quiero destacar que durante todo este procedimiento, que dura muchas horas, a la complejidad misma se le agrega el hecho de que nuestro personal está con los elementos de protección personal que no puede sacarse y por tanto pasa todo ese tiempo sin poder alimentarse y ni siquiera hidratarse, sumado a que mucho de ese equipamiento es sintético y por tanto no evapora adecuadamente el sudor. Es una situación tensa y muy desgastante.

¿Cómo están manejando los contagios al interior de la institución, tienen muchos?

Desde el inicio de la pandemia en Chile hemos provisto al personal de los elementos de protección personal para minimizar el riesgo de contagio. Además, hacemos un seguimiento diario de la temperatura y otros signos de enfermedad a todo el personal antes de iniciar la jornada de trabajo. Adicionalmente, al personal considerado de mayor riesgo se le asignó teletrabajo o se le excusó de trabajar presencialmente, por fuerza mayor. Al día de hoy tenemos 30 funcionarios que han sido positivos. De ellos, siete son del área administrativa. Sólo una persona ha evolucionado grave y lleva una hospitalización prolongada.

¿Cómo ven el escenario de colapso que se está viendo en los servicios de Urgencia de los hospitales?

Nosotros tenemos un Centro Regulador y estamos en comunicación radial con nuestras ambulancias, por lo que en general tratamos de evitar incrementar la congestión derivando nuestros móviles a otros hospitales con capacidad para atender. El tema de la retención de ambulancias es habitual durante todo el año, se acentúa en invierno porque hay mayor demanda, y en esta situación de emergencia hace crisis porque la demanda es aún mayor. Tenemos claro que nuestros compañeros y compañeras de los servicios de urgencia están haciendo un tremendo esfuerzo por atender esta mayor demanda.

¿De cuánta ha sido la espera en la Urgencia?

En condiciones normales podemos tener espera en los servicios de Urgencia, normalmente de pacientes menos graves, que puede variar de una a seis o siete horas. Hoy eso se mantiene, con tendencia a esperas en el rango más amplio. El problema es que son pacientes más graves.

¿Han podido realizar traslados de pacientes desde ambulancias cuando la Urgencia está llena? El ministro comentó que eso debería hacerse para evitar el atochamiento, pero según dicen los médicos de Urgencia es algo que es poco práctico, ya que los traslados recién se pueden tramitar una vez que el pacientes es ingresado y evaluado, no antes, cuando está a la espera en la ambulancia.

En este caso quiero hacer una precisión. El personal de nuestras ambulancias está en permanente contacto con el Centro Regulador donde hay médico y supervisor que pueden dar indicaciones de dirigirse a otro servicio de Urgencia en caso de que al que se llegó esté saturado, por lo que para nosotros lo planteado por el ministro es algo natural. Más aún, si tenemos la información, y muchas veces la tenemos, de que un servicio de Urgencia se encuentra muy sobre demandado podemos indicar a nuestra ambulancia que se desvíe a otro que estando más lejano pueda dar una atención más pronta. Hoy estamos trabajando con la Dirección del Servicio de Salud Metropolitano Central y la Subsecretaría de Redes Asistenciales con el objetivo de establecer un sistema similar de comunicación con las ambulancias de APS (Atención Primera de Salud) y que podamos también derivarlas desde nuestro Centro Regulador a otros servicios de urgencia y de esa manera distribuir de mejor manera la demanda mejorando la atención a la población.

¿Eso incluye poder derivar ambulancias a clínicas?

Sí, podemos y lo estamos haciendo.