El complejo momento de Luis Almagro al mando de la OEA: crece presión para que deje el cargo tras escándalo con asesora
El secretario general de la OEA está acusado de favorecer con ascensos y viajes a una asesora con quien tenía una relación amorosa. En el ojo de la tormenta ya suenan nombres para suceder al uruguayo. México, Brasil y Chile pujarían por el puesto, según la prensa argentina.
“No me interesa ser el administrador de la crisis de la OEA, sino el facilitador de su renovación”. Esas fueron las palabras del uruguayo Luis Almagro cuando fue elegido, en marzo de 2015, nuevo secretario general de la organización, cargo al que estaba postulado como un aspirante único y en el que reemplazó al chileno José Miguel Insulza. El exsecretario de Relaciones Exteriores de Uruguay durante el gobierno de José Mujica fue elegido por 33 votos y una sola abstención.
Cinco años después, en medio de la crisis sanitaria por la expansión del coronavirus, el secretario general de la OEA fue reelegido, claro que esa vez tuvo competidores. Se impuso con 23 de los 33 votos emitidos por los Estados miembros. La ecuatoriana María Fernanda Espinosa obtuvo 10 votos y un país se ausentó. “Continuaré dedicando todos los esfuerzos para garantizar más derechos para más personas en los 34 estados miembros”, dijo Almagro, al agradecer a quienes apoyaron su candidatura. Era marzo de 2020 y se aprestaba a cumplir su cargo hasta 2025.
Pero hoy la continuidad de Almagro en el puesto está en entredicho. El funcionario se encuentra en el ojo de la tormenta tras una investigación sobre 34 viajes de trabajo presuntamente irregulares con una asesora con la que mantuvo una relación sentimental. Un escándalo que se suma a otros cuestionamientos a su gestión, los que llevaron hace unos días a un grupo de congresistas estadounidenses a exhortar a Washington a que impulse de manera inmediata una pesquisa exhaustiva y más amplia.
Según una reconstrucción del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), todo partió el 2 de junio de 2022, cuando la OEA recibió una denuncia anónima por correo electrónico en la que se acusaba a Almagro de haber mantenido “una relación personal íntima con una funcionaria” mexicana, y de haberla ascendido, “súbitamente y sin concurso, de un puesto de nivel medio a asesora principal”.
El 3 de junio Almagró envío una nota al Inspector General pidiendo que se abriera una investigación. El 7 de octubre la agencia The Associated Press publicó una noticia en la que se refería el caso e incluía detalles.
El 11 de noviembre, la auto-denuncia del secretario general fue aprobada por los países miembros de la OEA. “Quienes estamos en posiciones de liderazgo en instituciones de relevancia tenemos la obligación de mostrar probidad en nuestros actos públicos más allá de toda duda, por eso yo mismo pedí ser investigado. Tenemos que serlo y tenemos que parecerlo”, aseguró Almagro entonces.
En paralelo, el Consejo Permanente de la OEA aprobó la apertura de una investigación por parte de una empresa externa para determinar si su secretario general incurrió en una violación del Código de Ética y otras normativas de la organización en el marco de su relación sentimental con una funcionaria de la institución; y si despidió inadecuadamente a una exempleada doméstica que trabajaba en la residencia oficial de la OEA y que había sido supuestamente agredida por la exesposa de Almagro, indicó Celag. The Associated Press informó la semana pasada que el organismo hemisférico se apresta a recibir el informe de la investigación externa.
Relación con politóloga mexicana
Según el diario El País, Almagro reconoce la existencia de la relación sentimental, públicamente conocida en los círculos de la OEA, con la politóloga mexicana Marian Vidaurri, pero niega que cometiera ninguna acción indebida o que violara los códigos éticos de la institución. Tras el voto del Consejo Permanente, el secretario general tomó la palabra para “confirmar y superconfirmar” la existencia del vínculo amoroso, conocido por “prácticamente todos”, que duró cerca de tres años –”personalmente, quizá los mejores de mi vida”-, y finalizó hace varios meses. E insistió en que apoya la resolución y que la investigación dé “el mejor resultado con fruto”.
El periódico español recuerda que el código ético de la OEA estipula que sus trabajadores “no deberían consentir que ninguna relación íntima con otro miembro del personal o colaborador interfiera en el ejercicio de sus funciones ni represente un obstáculo para otros en el puesto de trabajo”.
The Associated Press publicó los registros de viajes de Almagro, los cuales estaban disponibles en el sitio web de la OEA, dado que el secretario general debe reportarlos a su Consejo Permanente. Según estos, entre 2018 y diciembre de 2019, el uruguayo, de 59 años, viajó al menos 34 veces con la asesora. Al menos 21 de los viajes fueron pagados por completo por la organización, y en 15 del total la pareja viajó sin ningún otro asesor, según los registros. La mujer en cuestión, cuyo nombre no se revela a pedido de la OEA, está de licencia sin goce de sueldo desde junio del año pasado, destaca la agencia Bloomberg.
Carta de legisladores demócratas
El contexto político de Almagro no sería el mejor para sobrevivir a estas acusaciones. Un sector de la Casa Blanca, encabezado por el asesor presidencial para el Hemisferio Occidental Juan González, quiere la cabeza del funcionario desde hace tiempo debido a la cercanía del líder de la OEA con las políticas de Donald Trump para la región y es uno de los que presiona para eyectarlo definitivamente, señala el portal argentino La Política Online (LPO).
Fuentes de Washington consultadas por LPO afirman que la Casa Blanca maneja la información que Almagro saldrá producto de este escándalo y desde el entorno de Juan González consideran que esto es mucho peor y “más obsceno” que lo que sacó de la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a Maurice Claver-Carone el año pasado, después de que una investigación determinara que había mantenido una relación sentimental con una empleada del banco, a la que otorgó un trato de favor.
La semana pasada, ocho legisladores del ala progresista del oficialismo demócrata en Estados Unidos hicieron un pedido de investigar a Almagro en una carta de dos páginas enviada al secretario de Estado, Antony Blinken, y al embajador norteamericano ante la OEA, Francisco Mora, a la que The Associated Press tuvo acceso.
Enumeraron una serie de acusaciones públicas “muy creíbles” sobre “actos ilícitos mucho más atroces y perjudiciales” que el romance con la asesora. Entre las acusaciones enumeradas en la carta aparecen presuntos pactos irregulares con un expresidente de Honduras, señalamientos sin sustento sobre un supuesto fraude electoral en Bolivia y el despido de funcionarios del sistema interamericano.
“Es imperativo que la administración apoye inmediatamente las investigaciones sobre estas acusaciones adicionales”, expresaron los congresistas. “Cada una de las supuestas irregularidades citadas es extremadamente preocupante y podría, por sí sola, constituir motivo suficiente para sancionar al señor Almagro y destituirlo de su cargo”, dijeron.
México, Brasil y Chile en carrera
Y ante la posibilidad de que Almagro deje el cargo, ya suenan nombres para sucederlo. Según LPO, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, tiene a la OEA en la mira de su futuro político en el caso de no poder imponerse como candidato de AMLO en las elecciones presidenciales de 2024. Algunos también mencionan al asesor especial de Lula para la Política Exterior, Celso Amorim, que ejerce una suerte de canciller de facto, aunque no descartan que sea un perfil alto como el de Dilma Rousseff, que está a punto de asumir en la dirección de Banco de los Brics, apunta el medio.
Asimismo, LPO asegura que Chile podría entrar en la eventual disputa por el cargo. “Por el lado de Estados Unidos, Blinken ve con buenos ojos alguien que pueda venir del gobierno de Gabriel Boric”, sostiene el portal argentino. “El presidente chileno propondría a una mujer cuyo nombre no fue confirmado, pero entre las postulantes aparecen Antonia Urrejola, que acaba de dejar el cargo de canciller, pero tiene excelentes relaciones con Blinken por su trabajo en la CIDH, o Paula Narváez, actual embajadora en la ONU”, agrega.
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