El largo apretón de manos entre el Presidente Boric y el general Yáñez que apagó la tensión entre Carabineros y La Moneda

Patio de Los Cañones de La Moneda, sin prensa, y 53 uniformados de las Fuerzas Armadas (FF.AA.), Carabineros y de la PDI. Todos correctamente uniformados -en algunos casos acompañados de sus esposas- esperaban que el Presidente Gabriel Boric hiciera ingreso a una ceremonia protocolar para condecorar con el grado de “Gran Oficial” a los funcionarios convocados.

Era el viernes 17 de marzo y sería el primer cara a cara entre el Mandatario y el general director de Carabineros, Ricardo Yáñez, luego de sus declaraciones que le valieron un “pedido de explicaciones” por la ministra del Interior, Carolina Tohá, tres días antes. El jefe policial había pedido celeridad en la tramitación de proyectos legislativos que tenían que ver con el aumento de penas para quienes agredieran a los uniformados, donde además acusaba un poco respaldo a la labor de sus hombres y mujeres en labores operativas.

“Las herramientas que tenemos no son las suficientes y hoy día tenemos que fortalecer las capacidades para que trabajen con energía, con fuerza contra la delincuencia. Ya basta, ya basta. Si queremos tener un país seguro, si queremos vivir en paz, entreguemos las condiciones”, dijo Yáñez, el lunes 13 de marzo, luego de visitar al cabo Álex Salazar, quien posteriormente fallecería, ya que a esas horas agonizaba producto de un atropello en medio de una control.

La ministra Tohá citó para el otro día, en La Moneda, al general director, donde le señaló que había otra forma de decir las cosas. En el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, estas declaraciones también habían generado ruido: “Me pregunto si le hace bien a las instituciones policiales, a sus máximos representantes, en este caso el general director de Carabineros, entrar a cuestionar a otros poderes del Estado. Me pregunto si es parte de sus funciones y yo creo que no, porque él tiene los canales abiertos con el gobierno”, dijo.

El llamado a dar explicaciones generó molestia en algunos personeros de oposición. La alcaldesa de Providencia, Evelyn Mathei, dijo que no era una buena señala la reprimenda pública y que lo que necesitaba Carabineros era apoyo.

Luego de la reunión entre el general Yáñez y Tohá, ambos dieron por superado el tema. La ministra terminó viajando con él al velorio del cabo Salazar y, además, participaría del consultivo de generales de Carabineros -en la escuela institucional, en Providencia-, donde volvería a manifestar que Carabineros era importante para el gobierno.

Pero faltaba la venia presidencial. Aunque el general había manifestado a su círculo más íntimo que no dudaba del respaldo de La Moneda, se quedó más tranquilo cuando el Mandatario dijo -el martes 14 de marzo en Mega- que “Carabineros tiene que saber que cuenta con todo nuestro respaldo político del gobierno para ejercer la ley (...). Entiendo que ante una situación tan difícil como la que se está viviendo, en donde hay una persona que está gravemente herida, el general Yáñez tiene que dar una señal importante hacia su institución”.

Ahora, restaba el cara a cara para dar por superado el tema, por lo mismo, no llamó la atención de los presentes que cuando el Presidente ingresó al patio de Los Cañones, luego de saludar a todos los comandantes en jefe, se quedara por unos minutos más conversando con el general Yáñez.

Luego de caminar por la alfombra roja instalada para la ceremonia, el Jefe de Estado llegó donde el jefe policial, le extendió la manó y le comunicó su pesar por el fallecimiento del cabo Salazar. Además, le preguntó por cómo estaba la familia del policía, que entendía que era un momento difícil, y que así se lo comunicó a los funcionarios con los que conversó en Colchane, en su visita al norte.

El Presidente Boric, además, le expresó que Carabineros contaba con el apoyo del gobierno para seguir cumpliendo sus funciones, tal como lo consignaba la ley. El general Yáñez agradeció.

Una vez terminada la actividad, el general se dirigió a la Escuela de Carabineros donde el consultivo de generales continuaba. Allí reveló el gesto de Boric y se lo comunicó al resto de los generales, quienes interpretaron el mensaje como un punto final a una polémica que marcó uno de los primeros roces públicos entre La Moneda y la institución.