El sicólogo admirador de Clotario Blest que mueve a las masas portuarias

Pablo Klimpel Frugone, de 34 años, es el vocero del Sindicato de Estibadores Eventuales de Valparaíso. Exalumno de la Universidad Arcis. Fiel defensor de "la autonomía de la clase trabajadora por sobre partidos y movimientos", subraya él mismo. Una de las principales voces dirigenciales del movimiento que amenaza con crecer y "paralizar" incluso el Año Nuevo en esta zona.


Pablo Andrés Klimpel Frugone. De 34 años y 1,75 metros. Conversación veloz. Directo. "Un barbón amable y decidido". Así lo ven y lo definen sus compañeros en Valparaíso. ¿Su rol? El dirigente con más visibilidad de los portuarios movilizados en Valparaíso, que hoy ponen en jaque a la autoridad regional y alientan reuniones hasta en La Moneda.

Sus hitos dirigenciales partieron en 8° básico, como presidente de curso en un liceo municipal,  encargado del área de cultura. Luego, estudió sicología en la U. Arcis, donde fue presidente de carrera y finalmente vocero. Congeló en 2010 por un tema económico.

Se radicó en la V Región.  Empezó en el sindicato portuario en San Antonio, en 2011. Estaba cesante y le salió la oportunidad de empezar como "contenedor".

"No tenía mucha idea del puerto, pero estaba sin pega, así que lo que viniera había que tomarlo. Empecé a trabajar de frigorista. Ahí mis compañeros de trabajo fueron súper buena onda y me empezaron a enseñar", dice.

En 2013 se fue a Valparaíso, al depósito de contenedores donde aprendió trabajo de patio y logístico.

"Me gustó porque era una pega más dinámica y siempre he sido un poco hiperactivo. En un trabajo encerrado en una oficina me estresaba y lo del puerto lo amé. Hice lo imposible por quedarme", recuerda.

Su periplo por empresas portuarias fue rápido. Trabajó en la empresa San Francisco (que ya no existe), en Ventanas, y luego entró al T2 de Valparaíso.

Producto de su historia humanista, en 2015 fue encargado de cultura del sindicato y en 2016 asumió como dirigente del Sindicato de Estibadores. Rápidamente, se convirtió en la voz autorizado. El que mandaba. A quien los demás le hacían caso.

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"Ser vocero tiene que  ver con la confianza que han depositado mis compañeros. Si el día de mañana dicen que me la puedo, me retiro solo. Esto tiene que ver con que ellos se sientan  representados conmigo", explica.

"Mi criterio es que se haga lo que dicen las bases, siempre les retribuyo información, he logrado establecer una buena comunicación y creo que en todo este trabajo me deben hacer ayudado mucho mis estudios de sicología. Sé escuchar a la gente. Esa es mi virtud", detalla.

En términos políticos, conoce al Frente Amplio porque fue dirigente estudiantil cercano a esas ideas. "Conozco a Jorge Sharp de cuando yo era vocero de la Arcis, en 2008, y él era presidente de la Fepucv. A Diego (Ibáñez) también lo conozco de la dirigencia estudiantil".

Sin embargo, aclara que "no soy del Frente Amplio, tengo una relación con ellos y coincido en su análisis político, tengo una mirada anticapitalista. Tal vez podría decirse que soy  simpatizante, pero con mis diferencias. No milito".

¿Cuáles son esas diferencias?

"Creo que es importante la autonomía de clase y sindical del movimiento de los trabajadores. Es como el proyecto político de Clotario Blest, que hablaba de la autonomía de la clase trabajadora por sobre los partidos y los movimientos. Yo creo lo mismo".

¿Cómo ha sido el apoyo de otros puertos?

Tuvimos el apoyo de San Antonio y de Ventanas. Han sido apoyos concretos. Lo fundamental es poder llegar a un acuerdo lo antes posible, para trabajar en conjunto por un reordenamiento sindical de Valparaíso y generar una nueva legislación portuaria. Ese es un objetivo importante. Para allá vamos.

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