El trance de Felipe Osiadacz, el primer chileno que retornó de Malasia

Felipe y su novia Gaelle.

Hace cuatro meses regresó a Chile y por estos días se encuentra en Punta Arenas. Felipe Osiadacz evalúa desde escribir un libro a dictar charlas motivacionales. Quiere relatar su historia para que le sirva a otros y de paso pueda catalizar la dura experiencia vivida en Malasia.


"Hace dos años a esta misma hora estaba pasando por el peor momento de mi vida, algo para lo que definitivamente no estaba preparado, ¿quién lo está?. Y a pesar de todo lo que viví a 16.500 kilómetros de mi familia y gente que me conoce y quiere, estoy más convencido que nunca que todo tiene un sentido en la vida". Felipe Osiadacz. Hace cuatro días en Instagram.

A mediados de noviembre del año pasado, el ingeniero Felipe Osiadacz (28) y el chef Fernando Candia –quien ayer por medio de una conferencia de prensa desde la Municipalidad de La Florida hizo público su regreso a Chile– fueron condenados a dos años de cárcel por homicidio culposo por la muerte de un ciudadano malasio, por la cual tenían la medida cautelar de arraigo nacional. Ambos chilenos fueron detenidos el pasado 4 de agosto de 2017.

El caso concitó el interés de diversos medios a nivel nacional e internacional, pues ambos arriesgaban ser condenados a morir en la horca, y hoy vuelve a cobrar relevancia. Aunque el proceso judicial en Malasia sigue vigente hasta el día de hoy, fuentes que conocen el proceso afirman que ambos tendrían la certeza de haber cumplido la sentencia, ya que permanecieron detenidos durante 16 meses en el recinto penitenciario Sungai Buloh, ubicada a 30 kilómetros de Kuala Lumpur, construido para albergar a 2.500 reclusos, pero cuya población supera los 6 mil. Otros miembros de la familia niegan este punto.

Felipe volvió tres meses antes que Fernando, en abril de este año. Lo hizo en silencio, sin informar a su abogado ni a su amigo ni a su familia que había tomado la decisión de regresar. Pasadas las semanas, distintas fuentes colaboraron en relatar su retorno y cómo trata de rehacer su vida en Chile.

Tras salir de la cárcel, Fernando y Felipe vivieron en hostales separados en Kuala Lumpur, capital de Malasia. Estaban a la espera de la resolución final del caso, pues la fiscalía de ese país apeló a la sentencia que los condenó por homicidio culposo: dicho proceso podría haber tomado hasta un año y luego incluso haber escalado a la Corte Suprema. Osadiacz vivió básicamente de sus ahorros al principio, para luego hacer un voluntariado en una granja de caballos, donde tenía comida y alojamiento gratuito. 

A inicios de abril, Felipe decidió romper el arraigo al que estaba sujeto y utilizó su pasaporte chileno para dejar Malasia. Según fuentes cercanas a la familia, el joven que cuenta también con la nacionalidad española se encontró con Gaelle, su novia belga a quien conoció en su viaje a Nueva Zelanda -parada previa a llegar a Malasia-, y que lo acompañó durante todo el proceso judicial. Osiadacz luego viajó a Bélgica y finalmente voló a Santiago y se trasladó a Viña del Mar.

Ya en territorio nacional, una de las primeras cosas que hizo el joven al volver a Chile fue agradecer a un grupo de personas que colaboraron en su liberación. A fines de abril, por ejemplo, visitó la oficina del abogado Jorge Bofill, quien lo asesoró durante el proceso judicial en Malasia, ubicada en la comuna de Las Condes. El profesional se excusó de entregar detalles de la cita.

Cercanos a la familia de Felipe explicaron a La Tercera PM que aún tiene recuerdos que le dan vueltas de su experiencia en la cárcel: bajó mucho de peso, estuvo enfermo y supo subsistir con una dieta de arroz. Encerrado y a miles de kilómetros de distancia de su familia cayó en estados depresivos.

Hoy Felipe Osiadacz se encuentra en Punta Arenas. Viajó hace un mes y disfruta de la nieve. Le apasiona la naturaleza y suele usar sus zapatos de trekking para recorrer lugares cercanos a la ciudad. El pasado lunes, visitó Mount Tarn, una pequeña montana fría e inhóspita ubicada en el extremo sur. Su cabeza está centrada en asuntos vinculados al medio ambiente y sustentabilidad.

"El monte Tarn, altura 830 metros sobre el nivel del mar, pero puta madre lo complicado que es después de 4 días nevando. Comenzando por el barro hasta las rodillas en el frondoso bosque de coihue, luego la nieve hasta la cintura, para terminar con hielo y mucho viento. No recomendado hacerlo en invierno, por la altura de la nieve y las pocas horas de luz que hay en la Patagonia", publicó en su perfil de Instagram.

Según comentó a sus amigos, su vivencia fue tan fuerte que le cambió su actitud frente a la vida y por ahora desea mantener un perfil lo más bajo posible. Hoy evalúa comunicar -a modo de catarsis- su experiencia por medio de alguna manera que aún no decide completamente. Las mismas fuentes cercanas a la familia aclararon que Felipe evalúa desde escribir un libro a dictar charlas motivacionales, pero todo lo hará una vez que se termine el proceso judicial en Malasia. Los familiares de ambos jóvenes siguen costeando a sus abogados en dicho país. A la fecha, sigue pendiente la apelación de la fiscalía a la sentencia que dictó el tribunal del crimen.

La incomodidad del gobierno

La silenciosa llegada de Osiadacz contrastó con el mediático arribo de Candia a Chile, quien ayer -en una conferencia de prensa en la municipalidad de La Florida- relató varios pormenores de su viaje, el que se concretó el viernes pasado.

"No condenen a Felipe, mi amigo y compañero; solo nosotros sabemos lo difícil y doloroso que ha sido esto", dijo Candia cuando se le preguntó por el ingeniero.

La vistosa llegada de Candia a Chile provocó incomodidad al interior del gobierno. ¿La razón? Según fuentes conocedoras del proceso, a inicios de mayo pasado, el joven chef acudió al consulado de Chile en Malasia y solicitó la renovación de su pasaporte, lo cual fue otorgado el día 23 de mayo, pues es un derecho universal el que toda persona cuente con una identificación en un país extranjero. Chile sólo podría negar la renovación de pasaportes cuando hay una resolución judicial que lo prohíba. Mientras el pasado 24 de enero, Felipe había solicitado la renovación de su pasaporte chileno. Las autoridades de Malasia habían retenido su pasaporte español.

El punto es que en diciembre próximo, el Primer Ministro de Malasia, Mahathir bin Mohamad, viajará a Chile en el marco de la celebración de la Cumbre Apec y el país del sudeste asiático fue pieza clave en apoyar a nuestro país para ingresar al selecto grupo en 1994.

En efecto, si bien Chile con Malasia no cuentan con un tratado de extradición, Malasia durante dure el juicio podría emitir una alerta de captura internacional a través de Interpol.

En virtud del artículo 55 de la Convención de Viena, el cónsul como un acto de buena fe notifica a las autoridades e Malasia que realizó dichos actos, pues dicho acuerdo establecer el respeto de las leyes y reglamentos del Estado receptor, y notificó que había accedido a dichas peticiones. Sin embargo, en ninguno de los dos casos hubo respuesta del gobierno malasio.

Entre las gestiones que se habrían realizado, la Cancillería además de apoyar financieramente el viaje de las familias para que pudieran acudir al juicio, habría enviado una nota a la Nunciatura Apostólica del Vaticano en Malasia, solicitando su intervención por ambos jóvenes previo al juicio. Otras fuentes afirman que esta gestión no se habría realizado.

A diferencia del caso de Felipe, Fernando abandonó Malasia vía terrestre a otro país, donde finalmente emprendió rumbo a Chile.

**Esta nota fue actualizada el viernes 9 de agosto a las 9.30 am.

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