En un lado, sí; en otro, no: La disparidad de protocolos Covid que indigna a Chile por Mauricio Isla

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La burbuja sanitaria que estableció la Conmebol para el desarrollo de las Eliminatorias choca con las políticas particulares en cada país para el tratamiento y prevención de la pandemia. Y genera agravios que protestan los participantes.


Mauricio Isla es una de las grandes ausencias de la Selección para el partido ante Uruguay. El Huaso, quien había arrojado positivo por Covid-19, espera la autorización para ingresar a Chile para disputar al menos el choque frente a Colombia. Al país charrúa ya sabía de antemano que no podría entrar. Y, sin embargo, en Brasil juega: disputó ayer los 90 minutos en el triunfo del Flamengo sobre Sport Recife, por el Brasileirao. Su presencia en el duelo ante los cafetaleros, parece más cercana: la segunda prueba de PCR arrojó negativo. De acuerdo a ese parámetro, el Huaso podrá ingresar a Chile. En Juan Pinto Durán esperan que lo haga mañana y que de inmediato se ponga a disposición de Reinaldo Rueda.

Era tal la confusión respecto de la disparidad de protocolos que ni siquiera los disparos para reprochar las medidas que impiden la participación del Huaso en el choque ante la Celeste tenían un blanco bien definido. “Isla está habilitado en el Brasileirao, por Conmebol, pero el protocolo uruguayo no lo permite. No lo comparto, pero se tiene que respetar”, se quejaba Reinaldo Rueda en la conferencia de prensa virtual que ofreció antes del encuentro ante la Celeste, precisamente apuntando al enredo que genera la existencia de requisitos adicionales a la burbuja sanitaria que estableció la entidad que preside Alejandro Domínguez para el tránsito de las delegaciones que dirimirán los cupos para el Mundial de Qatar.

El ministerio de salud chileno, y puntualmente el titular de la cartera, Enrique Paris, fue objeto de criticas antes de la comparecencia periodística del técnico colombiano, pues en la ANFP esperaban que Isla al menos pudiera aprovechar la semana de trabajo con sus compañeros, a sabiendas de que no podría entrar a Montevideo. Chile es, de hecho, uno de los dos países que establece requisitos adicionales para el paso de los futbolistas que provienen desde el extranjero. Una de ellas es el hisopado en pleno aeropuerto. Y con Isla no hubo excepción alguna.

Las diferencias

El caso de Isla es paradigmático. En principio, refleja en partes iguales el relajo de las medidas en un lado y la rigidez en otros. En Brasil, por ejemplo, ni siquiera es obligatorio utilizar mascarillas en la calle. El Huaso tuvo que realizar cuarentena después del examen positivo que arrojó al intentar ingresar a Ecuador con el equipo de Río de Janeiro, pero después del período de confinamiento ya es considerado ‘no contagiante’, al menos según los parámetros médicos. De ahí que desde Pinto Durán instaban incluso a preguntarle a Paris, por las razones que impidieron su ingreso al país para preparar el duelo ante los charrúas y por la incertidumbre respecto a la opción de contar con él para el choque ante Colombia.

Andrés Vilches también quedó al margen de la nómina, aunque por una razón diferente. El calerano ni siquiera dio positivo, pero se cayó de la nómina por un criterio estrictamente chileno: como fue contacto estrecho de un positivo, debió someterse a una cuarentena preventiva por 14 días. Si hubiese estado en Brasil, habría podido seguir jugando sin problemas. Y para entrar a Uruguay tampoco habría tenido inconvenientes, pues su prueba de PCR habría sido negativa.

De acuerdo a los parámetros médicos, al menos los que esgrimen en la Roja, después de una cuarentena de 14 días los positivos no contagian. Esa es la clave para entender que estén autorizados para jugar de acuerdo al protocolo establecido en la Conmebol. Sin embargo, ese principio choca con la postura de los gobiernos. El uruguayo, claro está, impide el ingreso antes de un nuevo PCR negativo. El ecuatoriano, en cambio, no exige cuarentena, pero sí el test negativo al ingreso. Por eso, a modo de ejemplo, Flamengo pudo jugar ante el Barcelona, por la Copa Libertadores, pero Isla se tuvo que quedar al margen.

En Brasil, en tanto, ni siquiera piden el test. La exigencia va por otro lado: quien provenga desde el extranjero solo debe contar con el seguro médico internacional. En Paraguay, en cambio, el criterio de cuarentena se reduce a 10 días, el mismo que establece el protocolo de la Conmebol. En la entidad que rige al fútbol sudamericano defienden ese parámetro y apuntan que no pueden elaborar reglas específicas para cada país.

Materia de fricción

La materia ha sido objeto de roces. Por ejemplo, vale recordar que cuando la Conmebol instauró la burbuja sanitaria para permitir la reanudación de la Copa Libertadores, el gobierno chileno reaccionó y advirtió que impondría sus criterios. “La decisión de los partidos que se quieren jugar en Chile la tomará Chile, considerando el contexto sanitario, no la Conmebol ni otro organismo. Este tipo de propuestas se debe analizar en medio de una pandemia que es muy dinámica e impredecible, por lo que anticiparse a lo que pasará en algunos meses es, por lo menos, apresurado”, declaró, el 7 de agosto, la ministra del Deporte, Cecilia Pérez.

La postura chilena obligó a la Conmebol a retroceder. Incluso a la amenaza de quitarles la localía a los equipos de países cuyos gobiernos no aceptaran la propuesta. Seis días después, la entidad que rige al fútbol sudamericano daba pie atrás y afinaba la conformación de equipos de coordinación con los gobiernos, incluido el chileno. Recién el 20 de agosto surgió desde La Moneda la aprobación para las políticas de prevención que había establecido la entidad afincada en Paraguay.

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