Habla Gaëlle Sevrin, la ex novia belga de Felipe Osiadacz: "Sí, son prófugos, pero son principalmente víctimas"

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Fue otra de las protagonistas del drama de los dos chilenos que arriesgaron morir en la horca por el homicidio culposo de un ciudadano malasio. La joven belga revela cómo lo hizo para mantenerse en Malasia durante 12 meses para visitar a su ex pareja en la cárcel y defiende la decisión de salir del país asiático aún cuando había un juicio pendiente.


A 12 mil kilómetros de distancia, en Bélgica, Gäelle Sevrin (30) leyó y vio con atención las entrevistas que Felipe Osiadacz (28) dio a principios de esta semana. Fueron pololos y estuvieron juntos durante doce de los 16 meses en que el ingeniero comercial y su amigo Fernando Candia estuvieron presos en el penal de Sungai Buloh, en Malasia, mientras arriesgaban morir en la horca. Ahí lo visitó más de 30 veces.

Hoy, luego de que Osiadacz rompiera el silencio, su ex novia también lo hace. Primero, porque está dolida: dice que no entiende por qué el joven chileno evitó mencionarla como uno de sus principales apoyos en el tiempo que pasó en la cárcel. Incluso pensó que él había pedido a los periodistas que no le preguntaran por ella. Y segundo, porque siente que ya no debe respetar el "pacto de silencio" que su ex novio impuso luego de llegar a Chile en abril de este año, tras salir de Malasia en circunstancias cuyos detalles aún no se conocen. A pesar de todo eso, defiende la inocencia de los dos jóvenes y afirma que "sí, son prófugos, pero son principalmente víctimas del sistema".

Gäelle y Felipe se conocieron en Nueva Zelanda durante sus vacaciones, a mediados de 2017. Al poco tiempo se enamoraron y luego se reencontraron en Malasia. Ella se vino a vivir a Chile luego de que Osiadacz aterrizara en el país, pero el pasado 4 de agosto terminaron su relación.

"¿Ninguna palabra para la mujer que te visitó todas las semanas?... De nada, #ComoSerUsada", estampó el lunes entre los comentarios a la entrevista que subió T13 a YouTube. La joven actualmente vive en Lieja, una ciudad de Bélgica que se ubica en la región francófona de Valonia, y estudia un postgrado en derechos internacionales en Bruselas. "Lo que vi en Malasia también cambió mi vida. Aprendí a vivir allí con la gente local y los derechos humanos. Eso es algo por lo que quiero luchar a partir de ahora… Pero ya lo veremos", contestó a La Tercera PM en correo electrónico.

¿Cómo conociste a Felipe Osiadacz y a Fernando Candia?

Conocí a Felipe y Fernando en Christchurch, Nueva Zelanda. Trabajaba y vivía en la ciudad.

¿Cómo te enteraste del incidente que involucró a ambos?

La hermana de Felipe me contactó, al principio no tenía todos los detalles. Al poco tiempo después, también me contactó un tercer chileno que había sido detenido en un retén policial. Felipe le pidió que lo hiciera, ahí recién tuve mayores detalles sobre lo que ocurrió.

¿Cuáles fueron los momentos más difíciles durante el acompañamiento a Felipe en Malasia?

Con seguridad te puedo decir que fue la visita a la cárcel, y la falta de comunicación con Felipe. Cada visita significaba una gran cantidad de estrés. En el penal eran muy duros. Si no querían que visitaras a un preso, simplemente te dicen que no y no tienes nada que hacer contra eso. Aprendí muy rápido eso y por lo mismo comencé a mantener una buena relación con los empleados de la cárcel.

Hay tres pasos que debes seguir para conseguir una visita. Primero tienes que pasar la puerta, la mayoría de las veces no te hacen problemas por eso. Luego debes pasar a un edificio que está al costado de la cárcel. Había que ir con una tarjeta de visita. Allí te dan una fecha para poder entrar y la visita se concreta en un plazo mínimo de siete días. Por lo mismo, había que coordinar de la mejor manera los tiempos dado que el plazo que te entregan para vacaciones en Malasia era limitado. Para obtener un máximo de visitas había que calcular todo.

La parte más difícil fue verlo llorando y sufriendo sin ser capaz de tocarlo o consolarlo. Las visitas a la cárcel eran a través de un vidrio. Tomas un teléfono y tienes 20 minutos para decir todo lo que tienes que decir. Después de 20 minutos el teléfono se apaga. Solía quedarme más tiempo, sólo para tratar de hacerlo sonreír. Hacer que riera era mi único objetivo durante todas esas visitas. Al final lo único que quería era que al menos por unos minutos se olvidara de la situación.

¿Y qué hiciste durante los 12 meses en Malasia? ¿Cómo financiaste ese período de estadía?

Al principio me quedé en una casa de huéspedes barata en China Town. Cuando entendí que el proceso sería realmente largo y que no podía permitirme quedarme y pagar incluso un dormitorio barato, decidí comenzar a ser voluntaria. Mi primer voluntariado se extendió por cuatro meses cerca de la cárcel, en un Centro de VIH en Batu Arang. Cuando comenzó el juicio, me fui a Kuala Lumpur y comencé a ser voluntaria en una casa de huéspedes en la ciudad de China. Utilicé mi propio dinero, mis ahorros de Nueva Zelanda y regresé pocas veces a Bélgica para trabajar y tener dinero para poder quedarme más tiempo con Felipe. La familia también me ayudó algunas veces.

Con el voluntariado, no tuve más gastos, excepto cuando tuve que ir a la cárcel a visitarlo.

¿Cuántas veces visitaste a Felipe en la prisión de Sungai Buloh en Malasia?

Estuve 12 meses en Malasia. Felipe estuvo en la cárcel 16 meses y lo visité en al menos 30 ocasiones.

"No tengo detalles de cómo y con quién se fue de Malasia"

¿Cómo abandonó Malasia tu ex novio? ¿Es cierto que él salió vía terrestre y se reencontraron en Bélgica?

Felipe sólo me dijo que tenía que irse. Estábamos en la isla Tioman (a 290 kilómetros de Kuala Lumpur) en ese momento y se fue solo. No tengo detalles acerca de cómo y con quién se fue de Malasia. El plan era que nos reencontráramos en Bélgica cuando fuera capaz de hacerlo. Sólo esperé unos días para estar segura de que estaba fuera del país y después volví a Bélgica. El llegó una semana más tarde.

En Chile se cuestiona a Felipe y Fernando por ser fugitivos de la justicia. ¿Lo son?

Supongo que legalmente lo son, incluso si están huyendo de una justicia injusta. Nunca deberían haber estado en la cárcel al principio. Así que sí, son prófugos pero son principalmente víctimas del sistema.

¿Qué pasó entre Felipe y Fernando una vez que salen de prisión?

No pasó nada entre ellos. Maritza (Olcay, mamá de Candia) y yo estuvimos en Malasia. Después de tanto tiempo separados, ellos sólo querían recuperar el tiempo perdido. Felipe y yo como pareja, y Fernando con su madre... No ha pasado nada.

"Mi imagen fue utilizada durante todo el proceso"

"Pensé que quería guardar silencio hasta el final del juicio", enfatiza Gäelle, que dice estar sorprendida por las entrevistas de Osiadacz.

-Supongo que esas entrevistas lo hacen sentir mejor, hablando de todo este sufrimiento. Pero me puso un poco triste al ver que cuando agradeció a la gente que le ayudó no me mencionó. Me hizo desaparecer de la historia y ni siquiera mostró gratitud (...) Mi imagen fue utilizada durante todo el proceso y de repente me hizo desaparecer. Aunque ya no sea parte de mi vida, no borraré esa parte: Felipe Osiadacz siempre será parte de mi vida, porque esta historia fue un gran trauma y experiencia de vida.

¿Por qué se distanció de él?

No quería distanciarme de Felipe, si luchaba por él era porque quería pasar el resto de mi vida con él. Llegué a Chile y traté de empezar una nueva vida, pero allá él fue un tipo distinto. Terminó conmigo por teléfono cuando estaba sola en Punta Arenas. Después de esto decidí irme, porque necesitaba el apoyo de mis amigos y familiares para superar este momento difícil. Ese fue el momento más duro de mi vida, incluso peor que arriesgar mi vida en Malasia.

¿Qué le pasó a Felipe cuando llegó a Chile? ¿Qué cambió en él?

Creo que llegó a un país donde los medios lo vieron con muchos prejuicios. Supongo que todo esto lo presionó mucho y se dio cuenta de que incluso si tenía una segunda oportunidad en su vida, sería difícil comenzar algo nuevo. Es difícil sobrevivir a esto. En este punto ya no podía ayudarlo. Es un verdadero trauma, y ​​en esta historia hay muchos daños colaterales.

La última Navidad, Felipe la pasó en la cárcel y su ex novia grabó un video. Es el que aparece acá abajo.

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