Juego de tronos en Carabineros: La pugna entre Soto y Villalobos como telón de fondo de la crisis
Soto Isla intentó barrer con todo vestigio de su predecesor, Bruno Villalobos, en la dirección general de Carabineros, pero aún le atribuye en privado la capacidad de operar en su contra. Sospecha que podría estar detrás de su peor momento en la institución. Cercanos a Villalobos, en tanto, consideran que no es casual su detención por una causa de 1985 activada, por el ministerio de Justicia.
El jueves 6 de diciembre, el exGeneral Director de Carabineros Bruno Villalobos estaba en Arica. Peregrinaba a la virgen de Las Peñas -lo hace desde hace 27 años-, cuando se enteró de que el ministerio de Justicia había solicitado su procesamiento en calidad de cómplice del delito de aplicación de tormentos con resultado de muerte del estudiante universitario Patricio Manzano. ocurrido en 1985, en Los Andes.
En esos días, Villalobos cruzó a Tacna con su familia a almorzar, periplo que fue informado a su sucesor, Hermes Soto Isla. Los dos generales no han dejado, comentan cercanos de lado y lado, de observarse mutuamente en estos meses. Aunque hay quienes creen que han hecho algo más que eso. Porque por las aguas subterráneas del megafraude en Carabineros, la fallida Operación Huracán, el Caso Catrillanca, la detención de Villalobos y la serie de filtraciones, pruebas y versiones, corre una pugna entre los mundos de Bruno y Hermes que cada día queda más al descubierto.
Casualidades
En medio del peor momento para la policía uniformada, gatillada tras la red de mentiras tejida por la muerte del comunero Camilo Catrillanca y sólo comparable al desprestigio tras el caso Degollados en 1985, los cercanos a Soto Isla y La Moneda atribuyen a Villalobos el haber operado para precipitar la caída de la máxima autoridad institucional y agravar la crisis.
Los amigos de Villalobos, en tanto, consideran que su procesamiento esta semana por parte del juez Mario Carroza –y su ingreso a prisión preventiva en calle Sucre- es parte de una operación para reactivar la causa, cobrarle cuentas pendientes por su histórica cercanía con la expresidenta Michelle Bachelet y desviar la atención del actual Alto Mando. Después de todo, recuerdan, es Justicia la cartera que interviene en la decisión. Obviamente, en La Moneda descartan esa versión y recalcan la independencia del Poder Judicial para tomar sus decisiones.
Al interior del organismo, prima el recelo. La dirección de Inteligencia es considerada aún un reducto de villalobistas, aunque un general admite que aunque Villalobos no hubiera movido un dedo, Soto Isla estaría igual de complicado.
En estos días pesa aun más el recuerdo del debut de Soto al mando de Carabineros. No había pasado 24 horas desde su nombramiento cuando debió enfrentar la filtración de su hoja de vida por parte del diputado Hugo Gutiérrez, donde se leía que en 1985 "concurría periódicamente a un lenocinio y era amigo íntimo de la regenta del prostíbulo". Se inició por este hecho una investigación en la Fiscalía Militar donde se determinó que en días previos a su nombramiento, se consultó 24 veces en la plataforma por los antecedentes del General y las miradas se centraron en los cercanos a Villalobos que figuraban en ese registro. No pocos recalcaban, en conversaciones de pasillo, que existía una amistad entre Villalobos y Gutiérrez. El diputado PC, eso sí, nunca reveló la fuente. La Fiscalía Militar, en tanto, sometió a proceso al general (R) Julio Pineda y al comandante Jorge Espinoza por la filtración de la hoja de vida.
El contraataque de Soto Isla vino en una entrevista a Reportajes de La Tercera en que cuestionó a su antecesor y aseveró que él "habría renunciado antes" frente a un escándalo como el que enfrentó Villalobos por el mega fraude institucional y la manipulación de pruebas en el caso Huracán. Villalobos en La Tercera PM, en tanto, fustigó a Soto Isla por no convocarlo a su investidura. "No me invitaron y se rompió un rito de una cultura institucional", adujo.
En marzo, ya era evidente que ambos había iniciado la lucha y Soto Isla, ya en el poder, tomó medidas. Desde Interior, habían adoptado la decisión política de sacar al equipo de Villalobos en el Alto Mando. El nombramiento de Soto Isla, previa dimisión del exjefe de Inteligencia, Gonzalo Blu –formalizado en el caso Huracán- supuso el retiro de las cuatro primeras antigüedades. Posteriormente, Soto Isla llamó posteriormente a retiro a otros 10 Generales y a 46 coroneles. En octubre, se fueron otros 5 generales, entre ellos Ignacio Villarrubia, de la Dipolcar y a quien consideraban un villalobista en las sombras.
El camino iba bien para Soto Isla hasta que el 14 de noviembre un escuadrón del GOPE disparó –en medio de un operativo por un robo de vehículos- contra el tractor azul que manejaba en Temucuicui Camilo Catrillanca, matando al joven de 24 años y deteniendo a su acompañante M.A.P.C de 15. Soto Isla mandó a la zona a su amigo, el general de Orden y Seguridad Cristián Franzani, quien le informó que había habido un enfrentamiento y que no existían grabaciones de lo ocurrido. La información, falsa, la transmitió Soto Isla al Gobierno, que defendió, hasta el domingo 17 de noviembre, esta versión de los hechos.
Cuando se descubrió parte de la verdad, Soto Isla dijo estar defraudado, acusó que había sido engañado, anunció medidas, perdió y recuperó, momentánemente, la confianza del Gobierno, hasta que ayer se conoció la existencia de dos videos del operativo en que falleció Catrillanca y que habían sido recién entregados a Fiscalía. Aseveró entonces que esto lo tomaba por sorpresa y la paciencia del Gobierno se agotó.
Otra vez
El lunes su antecesor había sido notificado de que sería procesado y había quedado detenido. Ambos generales vivían, con horas de desfase, su peor momento. Y entonces Soto Isla volvió a mirar con sospecha a Villalobos. El abogado que entregó los videos desconocidos del suboficial Patricio Sepúlveda, grabados por una cámara personal, es Javier Jara, el mismo que representa al mayor Patricio Marín, exjefe de la Unidad de Inteligencia Operativa Especial de La Araucanía, y cercano a Villalobos. "Es una operación, obvio que es una operación", repiten como un mantra hoy en Interior. "Villalobos hace rato que está preocupado de lo que están montando en su contra y no está para hacer caer a nadie", responden cercanos al General.
Dicen que ambos miran con nostalgia hacia el Bío Bío, donde viven los padres de Villalobos y donde Soto Isla tiene terrenos familiares. Y dicen también que tal como La Aruacanía fue el fin de la carrera de Villalobos, Soto Isla enfrenta hoy sus últimas horas al mando de Carabineros tras el desastre de Temucuicui.
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