La “barrera psicológica” de los 100 mil votos para la UC: El fantasma de una baja participación y las apuestas territoriales de los candidatos
A cinco días de la consulta no legal en que Yasna Provoste (DC), Paula Narváez (PS) y Carlos Maldonado (PR) se medirán ante la ciudadanía de cara a la inscripción de las candidaturas presidenciales, los partidos ya sacan sus cálculos. El mayor nudo estará en la compleja tarea de convocar a un número de personas que no se transforme en un “bochorno” para el sector. Sobre todo, porque los resultados de este sábado los podría dejar en una compleja posición para enfrentar la carta de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric (CS).
El mal clima, la falta de información en los territorios y que la consulta sea, de forma inédita, un día sábado. Esos son algunos de los factores que preocupan en los comandos de los candidatos presidenciales de Unidad Constituyente, Yasna Provoste (DC), Paula Narváez (PS) y Carlos Maldonado (PR), de cara a la medición que sostendrán este 21 de agosto.
La posibilidad de que la jornada esté marcada por una baja participación inquieta a la centroizquierda, sector que en la presidencial de noviembre se jugará parte importante de su futuro político. El temor por quedar subordinados se instaló luego del triunfo de los candidatos presidenciales de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, y de Chile Vamos, Sebastián Sichel, en las primarias legales del pasado 18 de julio, donde votaron más de 3 millones de personas; y tras la aparición de otras opciones en la izquierda.
Conscientes de que no estarán ni cerca de esa cifra -Boric superó el millón de votos por sí solo-, en el sector afirman que han tenido que hacer un reajuste de sus expectativas iniciales y hoy sostienen que el mínimo está en torno a tener 100 mil participantes, lejos de los 200 o 300 que proyectaban en un principio. “Hay una barrera psicológica sobre los 100 mil. Es el mínimo, después de eso se hace una diferencia”, dice un dirigente del sector.
En los partidos reconocen que no han sido capaces de informar debidamente sobre el proceso de consulta. De hecho, en los comandos aseguran que los abanderados han transmitido a sus equipos su preocupación de que en los territorios la ciudadanía no sepa cuándo ni dónde debe votar. “Cuando hago campaña, la gente en general no tiene idea de que habrá una consulta”, ejemplifica uno de las cartas.
Ese último factor también ha pesado en la centroizquierda. La semana pasada la Unidad Constituyente liberó los locales de votación en las distintas comunas de Chile -a través de una página web-, sin embargo, tampoco han hecho una fuerte campaña de difusión sobre esa información. Además, temen que la falta de locales en algunas comunas pese demasiado sobre el balance final.
El generalísimo de la campaña de Narváez, Pablo Vidal, sostuvo que “sabemos que esta es una elección donde la base más importante son las militancias de las distintas colectividades que apoyan a las candidaturas y el verdadero desafío que tenemos al frente es lograr movilizar a la ciudadanía independiente a votar por las distintas candidaturas y esa es una interrogante grande porque no hay instrumentos hoy día para poder pronosticar cuánta gente irá a votar”.
Y agrega: “siempre he creído que sobre 100 mil personas es una participación valiosa, porque lo alternativo a esto era un acuerdo cúpulas entre las dirigencias de los partidos. Y el solo hecho de tener un proceso abierto a la ciudadanía es mucho mejor”.
“Habrá muchísimos menos lugares de votación y mesas que en una primaria legal, por lo que no tiene ninguna justicia comparar el resultado de esa primaria con esta. Pero nosotros proyectamos que un buen escenario sería de 100 mil electores hacia arriba. De 100 mil para arriba ya es un buen resultado”, asegura el diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic.
Si bien en la centroizquierda creen que estas últimas semanas y los debates en televisión podrían ayudar a sumar participantes, en el sector creen que la elección se terminará definiendo a través de la maquinaria de los partidos. Eso, dicen en el PS y el PPD, podría terminar inclinando la balanza hacia Narváez.
En el sector aseguran que una de las grandes dificultades fue no disponer de las ventajas de un proceso regulado por el Servel, como la franja electoral, financiamiento y un periodo de campaña establecido.
Las apuestas de los partidos
En la Democracia Cristiana están utilizando las últimas elecciones parlamentarias y de concejales para medir en qué lugares podrían tener buenos resultados. En esa colectividad sostienen que el partido concentra bolsones en algunas regiones como Los Lagos y el Maule, donde además de tener representación en el Congreso también obtuvieron gobernadores.
Asimismo, esperan que la zona que representa la senadora Provoste, en Atacama, también juegue a su favor. Sin embargo, en el partido reconocen que por su tamaño esa región no inclinaría la balanza.
Una zona donde en la decé reconocen que la maquinaria PS-PPD sería más fuerte es en la Región Metropolitana. Narváez ha concentrado su despliegue territorial en esa zona y en los partidos aseguran que comunas con activo militante como El Bosque, Quinta Normal, San Bernardo y La Florida serán claves para la consulta. Asimismo, será relevante cuánto pese el apoyo del alcalde de Renca, Claudio Castro (Nuevo Trato), quien fue reelecto con más del 90% de los votos en la municipal de mayo.
Otras zonas que serían relevantes para Narváez son algunos de los lugares fuertes del PL como Arica y Puerto Montt. Esa última, además, forma parte de la región de donde proviene la socialista y donde ejerció como intendenta. O’Higgins, en tanto, también sería importante para el comando.
Por su parte, Maldonado está mirando algunas zonas como Magallanes, donde el PR se llevó al gobernador en primera vuelta. Otros lugares que en esa colectividad creen que podrían tener buenos resultados son en La Serena, Los Ángeles, Maule y O’Higgins.
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