La catarsis de Álvaro Elizalde

El timonel del PS se reunió ayer con la bancada de diputados, donde se abordaron los últimos conflictos del partido. En esa cena, además, el senador transmitió cómo habían sido los últimos meses para él en medio de la crisis de la colectividad.


Algunos comieron pescado con ensaladas, otros carne con papas fritas. Postre: leche asada. Para tomar, nada de vino, solo bebidas y jugo. Ese era el menú para el esperado encuentro entre la mesa directiva del Partido Socialista y la bancada, que se realizó anoche en el comedor de los diputados en la sede del Congreso en Valparaíso.

Fue la primera vez que muchos volvían a sentarse en la misma mesa tras todas las polémicas que envolvieron la elección interna del PS. La idea principal de la cena era dejar atrás los conflictos y comenzar el trabajo futuro, pero lo que marcó a muchos de los presentes en la cita –según señalan- fue la apertura del timonel socialista, Álvaro Elizalde. Una "catarsis", un "corazón abierto" o incluso "un desahogo". Así se tomaron las palabras del senador, la mayoría de los asistentes.

Varios de los que estuvieron en el encuentro aseguran que Elizalde planteó, casi al final de la comida, lo duro que fue para él afrontar una serie de descalificaciones incluso personales y que consideraba injustas. Asimismo, y sin apuntar a responsabilidades personales, dijo que había sido doloroso transformarse en un especie de "símbolo", de un político que le hacía mal a su partido.

Además, dijo que como presidente había tenido que dar la cara por todos los temas conflictivos que marcaron los comicios internos, aunque personalmente no estuviera involucrado en ellos, lo que lo afectó incluso emocionalmente.

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En tanto, entre los que intervinieron por el lado oficialista estuvieron los diputados Jaime Tohá, Juan Santana, Leonardo Soto y Raúl Leiva, y  coincidieron que era necesario dejar atrás la "dinámica de la autodestrucción" que se había tomado el partido.

Para muchos de los presentes el encuentro era necesario y valoraron los términos en los que se fue dando la discusión. Marcelo Schilling y Manuel Monsalve fueron quienes esbozaron las principales críticas hacía la administración y quienes defendieron la postura que tomó la disidencia sobre las elecciones internas e insistieron en los argumentos con los que cuestionaron del proceso. Monsalve, además, habría sostenido que ellos no eran los responsable de la sobreexposición que la prensa les dio a la crisis PS y apuntó a diferencias éticas entre las listas. Esto último no fue bien recibido y fue refutado por los senadores Isabel Allende y Carlos Montes.

Allende hizo alusión a la importancia de dar vuelta la página y propuso que Monsalve y Montes, como jefes de bancadas, se sumaran a la comisión que se creó en la colectividad, donde expresidentes socialistastas (Camilo Escalona, Ricardo Núñez y Osvaldo Andrade) buscan mejorar las normativas internas, depurar el padrón y otras medidas para superar la crisis. Esa idea, fue valorada y se llevará a cabo.

Fue la propia Allende quien, además, apoyó la intervención de Santana. El diputado y presidente del Juventud Socialista planteó que era necesaria una mayor coordinación de la directiva con los diputados y aludió una cierta lejanía de Elizalde con la bancada durante los meses anteriores a las elecciones.

Desde ambos sectores del partido aseguran que la cena se dio en buenos términos y que, si bien fueron frontales para plantear los distintos puntos, no estaban los ánimos para que fuese un encuentro tenso.

Varios apuntan, eso sí, que se eso se debe a uno de los ausentes: Marcelo Díaz, quien ha sido de los más críticos con Elizalde y decidió restarse de la cita. Maya Fernández, en tanto, tampoco asistió puesto que se encuentra con licencia médica producto de una influenza.

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