La historia de la niña que nació entre los escombros en Siria y que ya habría sufrido tres intentos de secuestro
La bebé, que fue rescatada aún con el cordón umbilical, ha sido el objetivo de diversos grupos que habrían ofrecido “millones de dólares” para adoptarla.
Su caso dio la vuelta al mundo: una niña de apenas horas de vida, que nació en un edificio colapsado en Siria y que aún estaba unida por el cordón umbilical a su fallecida madre, fue rescatada con vida bajo los escombros. La historia de sobrevivencia de Aya, conocida como la bebé “milagro” de la localidad de Jindares, fue destacada como una esperanza en medio de la gigantesca tragedia que han implicado los terremotos entre Turquía y Siria, que ya llevan 42 mil muertos.
Pero esa misma fama ha mostrado su peor cara esta última semana, ya que se supo que se ha reportado que distintos grupos, incluso armados, han intentado secuestrar a la menor. Luego de que miles de personas y organizaciones se hubiesen ofrecido para adoptar a la niña, algunos han visto un provecho económico posible en eso.
Una vez que fue rescatada, de inmediato fue llevada a un hospital en Afrín para que pudiera recibir tratamiento médico, y se le reportó como “estable”. Los rescatistas la nombraron “Aya”, que significa “milagro” en árabe.
Tanto los cuatro hermanos como los dos padres de Aya murieron en el terremoto, por lo que ha sido difícil encontrar algún familiar que pueda hacerse cargo de su cuidado, y se habla de un tío abuelo que, de momento, no se encuentra en condiciones de recibirla.
En este contexto, la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos denunció que, en las últimas 48 horas, Aya habría sufrido tres intentos de secuestro. La organización hizo público un comunicado en que señaló que varios grupos han tratado de raptar a Aya con motivaciones económicas, debido a la repercusión internacional que causó su caso, y que, de hecho, diversas organizaciones ya habían ofrecido millones de dólares por adoptarla.
El último intento de secuestro lo realizaron hombres armados que asaltaron el Hospital Cihan, en Afrín, agrediendo al personal médico con la intención de llevarse a Aya a la fuerza. Según la organización que denuncia, los asaltantes formaban parte de la milicia proturca “Brigada Sultán Murad”, que opera hace tiempo en la zona, y cuyo fin era entregar a la niña a personas vinculadas al gobierno sirio.
A causa de esta situación, el director del hospital donde Aya estaba ingresada se ocupó de llevarse a la niña a casa, en miras a proteger su integridad. Otro de los intentos de llevarse a Aya también vino desde el régimen sirio, y en específico de uno de los oficiales del palacio presidencial. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos indicó que este oficial habría pagado enormes cantidades de dinero para conseguir a la niña, haciéndose pasar por una organización de caridad.
Después de no parar de recibir llamadas telefónicas a su oficina, el doctor Ahmad Hajj Hassan, director del hospital, terminó por trasladar a su casa a la niña, a espera de que el tío abuelo que se vaya a hacer cargo de ella se encuentre en buenas condiciones.
La situación de los niños huérfanos en Turquía y Siria es particularmente dura luego del terremoto, y las cifras oficiales de Ankara señalaban hace unos días más de mil niños no acompañados que habían sido rescatados. Entre estos, solo 369 habían sido identificados por sus familias y entregados a las mismas.
La situación más grave es la de 291 niños, que no solo no están acompañados, sino que el mismo Estado turco no ha podido verificar su identidad: a veces el shock les impide hablar, y otras veces sencillamente no saben hablar o no conocen su nombre.
Con el miedo a que ocurran secuestros, e incluso tráfico de órganos, como ocurrió luego de un terremoto en 1999, el gobierno turco ha tomado una serie de medidas. Los familiares que busquen a sus menores perdidos en las instituciones estatales tendrán que proveer evidencia, tal como certificados de nacimiento y fotografías, para poder llevar a los niños a casa. Asimismo, según las agencias turcas, se harán escaneos faciales y otros test a las personas antes deentregarles a los menores.
En 1999, luego de un terremoto en Izmit, Turquía, hubo una gran cantidad de niños que fueron secuestrados con distintos fines, entre ellos el tráfico de órganos. Por eso mismo, las autoridades están llamando a la población para que entreguen a los menores no acompañados a funcionarios del Estado, y no a personas que afirmen ser parientes. En el terremoto mencionado, el entonces primer ministro Bulent Ecevit abrió una investigación para clarificar los rumores sobre una “mafia de órganos vitales” en la región que sufrió el sismo.
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