La miseria de los ricos y los problemas de los hijos: lo que convierte a la serie Succession en una obra maestra
La serie de HBO, que vuelve con nuevos capítulos este domingo, cruza una historia con ribetes de tragedia con el más mordaz humor negro y una épica familiar que crece como bola de nieve. A la espera de su retorno, nos detenemos en las mayores virtudes de la excelente ganadora del Emmy.
La tragedia griega moderna
Logan (Brian Cox) va a retirarse y uno de sus cuatro hijos va a ocupar su lugar. Lo va a comunicar en medio de la fanfarria de su cumpleaños 80. Su anuncio, para sorpresa de todos, se transforma en su propia ratificación a la cabeza de Waystar RoyCo, el conglomerado de medios y entretenimiento de la familia. Esa premisa, que luego se expande y retuerce, es desarrollada por la serie como si se tratara de una tragedia, extrayendo elementos de Rey Lear y de la propia historia de Rupert Murdoch (el todopoderoso hombre detrás de Fox News, que le vendió 21st Century Fox a Disney) y de otros clanes adinerados que pueblan el mundo.
La ficción sella sus momentos más catárticos en la relación entre Logan y Kendall, el padre y el hijo que más cerca se siente de ocupar su puesto, que circulan por altos y bajos, por la fatalidad y el cariño. En la tercera temporada -que debuta este domingo en HBO y HBO Max- el vínculo gira hacia una guerra declarada entre ambos, donde su entorno también deberá escoger qué bando toma.
Viaje a la miseria de los ricos
The undoing y The white lotus son dos de los estrenos que HBO lanzó a la espera del retorno de Succesion y que comparten su fijación por retratar a los ricos con sus miserias y lujos. Ninguna lo hace mejor que la serie creada por Jesse Armstrong, un festival de conflictos irresistibles al interior de la familia Roy y sus roces con clanes tan poderosos como ellos en la trama. Los hijos quieren suceder al padre, pero ninguno parece terminar de satisfacer sus expectativas. Y mientras se pelean entre ellos, también reciben fuego enemigo.
Por orgullo, Logan y los suyos quieren preservar lo que tienen a toda cosa, aunque implique humillaciones. Inolvidable es el final del sexto capítulo de la segunda temporada, cuando el patriarca queda destrozado tras la negativa de la líder de los Pierce (Cherry Jones) a venderle su compañía. O el desesperado viaje del padre y Kendall a encontrarse con Stewy (Arian Moayed) para que les dé una mano. No hay margen para miradas amables ni condescendientes, pero los destinos de sus adinerados protagonistas mantienen en todo momento en vilo.
La pluma británica
El escritor británico Jesse Armstrong había cultivado una notable reputación en Inglaterra con series como Peep Show y filmes de corrosivo humor negro como In the loop (2009). Con Succession terminó creando lo que bautiza como una sátira, una historia portentosa capaz de alcanzar brillantez en sus momentos más épicos, hilarantes y sombríos.
Según ha contado, todo comenzó cuando se le encargó crear una obra de teatro a partir de cómo sería el cumpleaños 80 de Rupert Murdoch. Un texto que nunca vio la luz pero que convenció a HBO para darle su aprobación a la serie sobre los Roy, por lejos el mayor tesoro actual de la cadena de cable, ansiosa de éxitos tras la despedida de Game of thrones. Ahora está en sus manos determinar cuántas temporadas tendrá la historia de Logan, Kendall y compañía.
Un elenco escogido con pinzas
En las etapas iniciales del proyecto, Kieran Culkin (Roman Roy) iba a interpretar al primo Greg (encarnado finalmente por Nicholas Braun), el incómodo familiar perdido que termina involucrándose en la megacompañía de la familia. Luego de los ajustes de rigor, la versión definitiva del elenco semeja una obra maestra en sí misma: Jeremy Strong brinda una actuación gigantesca como el atrofiado Kendall, Brian Cox tiene uno de los roles de su vida como Logan y Natalie Gold transita con brillantez entre el ingenio y la acidez de Shiv.
Mención aparte para la dupla que conforman Matthew Macfadyen (sí, el Mr. Darcy de Orgullo y prejuicio) y Braun, que merecerían su propia serie cómica. Entre actores invitados e incorporaciones que llegan para quedarse, los nombres de su tercer ciclo prometen seguir la misma consistencia. Alexander Skarsgård, Adrien Brody, Hope Davis, Sanaa Lathan, Linda Emond, Jihae Kim, Dasha Nekrasova y Justin Kirk son los actores y actrices a anotar.
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