La vida en familia dentro de las residencias

Residencias

¿Cómo es pasar 15 días encerrados en una habitación junto a tus hijos y pareja? Tres familias contagiadas con coronavirus cuentan cómo fue la convivencia al interior de residencias sanitarias.


Susana (La Florida): “Estuvimos cinco personas en una habitación”

La familia de Susana en el Cajón del Maipo
Los hijos de Susana no habían visto la nieve hasta que llegaron a una residencia en el Cajón del Maipo.

No sé bien cómo llegó el virus a mi casa ya que desde marzo que no salía a la calle. Una de mis hijas es diabética y otra tiene asma, así que teníamos que tener mucho cuidado de contagiarnos. Primero me contagié yo; no tengo claro cómo. Fue como exprés, no tuve ningún síntoma ni nada. Luego se fueron enfermando todos.

Decidimos cambiarnos para proteger a Martina, mi niña de cinco años con diabetes. Ella se quedó con mi hermana. El resto, mis otros cuatro hijos y yo, nos fuimos a una residencia sanitaria en El Manzano, Cajón del Maipo. Estuvimos 15 días así, cinco personas encerradas en una habitación con cinco camas.

Aunque no puedan creerlo, no tuvimos mayores problemas. Mis niños son tranquilos y no se volvieron locos. Además, teníamos tele e internet, así que se mantenían ocupados. Yo tenía que estar pendiente de todo y no tuve tiempo ni de aburrirme. Con tantos hijos es imposible aburrirse. El tiempo pasó rápido. Lo más complicado fueron las clases. Teníamos apenas un celular que los niños se fueron turnando para conectarse a clases.

La única que resultó con complicaciones fui yo. Tenía ahogos y problemas en la respiración. Estuve todo un día acostada por el dolor.

Lo mejor de todo fue que estuvimos cuando nevó en el Cajón del Maipo. Mis niños nunca habían visto la nieve, así que salimos a jugar y a sacarnos fotos. Dentro de todo, es un recuerdo feliz.

Francisco (Valparaíso): “Mi hijo aprendió a caminar en la residencia sanitaria”

Francisco y su familia
Francisco llegó a un hotel en Valparaíso. Su hijo aprendió a caminar mientras hacían la cuarentena.

Yo traje el virus a mi casa, desde mi trabajo. Estuve esperando cuatro días los resultados del examen PCR, pero salieron inconclusos. Después me hicieron una segunda prueba y salí positivo. Pasaron tres días y mi hijo, que tiene un año y medio, también resultó contagiado. Nos asustamos porque era muy pequeño para tener el virus.

Al principio no sentía dolor, pero después vinieron las primeras noches. Me dolió mucho el cuerpo y tuve fiebre. Pensé que me iba a morir. Mi hijo también estuvo mal, sobre todo al dormir. Entonces nos cambiamos a una residencia en Valparaíso, junto a mi esposa.

Allá fue como estar descansando. Supongo que tuvimos suerte; si mi hijo hubiese sido mayor, habría sido más difícil. Diría que fueron como unas vacaciones. Mi señora estudiaba mientras yo cuidaba al niño. Teníamos una vista al mar espectacular.

Estuvimos 14 días encerrados en ese hotel. Lo curioso fue que mi hijo aprendió a caminar ahí mismo. Tenía más espacio que en nuestra casa.

Berta (Temuco): “Esto nos va a unir como familia”

Berta
Berta se tuvo que encerrar junto a su hija en un hotel de Temuco

Mi esposo llegó contagiado desde Puerto Montt, donde trabajaba. Un día sábado empezó a sentirse mal y fue a la Clínica Alemana de Temuco para hacerse el examen PCR. Nos asustamos mucho cuando dio positivo. A mi hija la llamaron el jueves de esa semana para decirle que también estaba enferma. En mi casa solo quedábamos sin contagiarnos mi hija menor y yo.

Intentamos hacer una vida normal en nuestra casa. Las que no teníamos coronavirus dormíamos en el living para no contagiarnos, pero todo el resto de las actividades las hacíamos juntos. Comíamos en la misma mesa y pasábamos los días en los mismos ambientes. Estábamos desesperados porque nos encontró en un mal momento. Ni siquiera habíamos comprado leña para pasar el invierno.

Entonces nos dijeron que podíamos ir a una residencia sanitaria. Primero fuimos al Hotel Nicolás, pero las calefacciones estaban malas. Pasamos mucho frío. Luego nos llevaron al Hotel La Frontera donde hicimos cuarentena separados por una pared. En una habitación estaban los dos enfermos y en la otra, mi hija y yo. Los acompañamos porque nos dijeron que nos íbamos a enfermar de todas maneras.

Finalmente di positivo, pero no tuve tantos síntomas. Tos y dolor en el cuerpo, nada más.

Ha sido difícil estar viviendo así, uno echa de menos su casa. Nuestras hijas están aburridas y quieren que todo termine. La juventud es distinta, quieren todo más rápido y la única entretención que tienen es el internet. Pasamos los días así, en la tele y en el celular.

En todo caso, no hemos peleado ni nos hemos llevado mal. Como que esta enfermedad y esta cuarentena nos va a terminar uniendo más. Eso es lo positivo de todo esto.

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