Las alertas que se encendieron en La Moneda por las presidencias del Senado, la Cámara y de las comisiones
En el comité político ampliado de este lunes el ministro Álvaro Elizalde preguntó por la definición de la testera de la Cámara Alta. En el oficialismo ven con preocupación que las disputas entre sus filas terminen otorgándole el cargo a la oposición por otro año más.
En el comité político ampliado de este lunes, en el que participaron los ministros Álvaro Elizalde (Segpres) y Mario Marcel (Hacienda), por el lado de La Moneda, y el senador Jaime Quintana (PPD), el diputado Diego Ibáñez (Convergencia Social) y Diego Vela (Revolución Democrática), por los partidos, el gobierno manifestó una preocupación.
“¿Cuándo el PPD tendrá el nombre para la presidencia del Senado? Queda una semana para la elección”, planteó el ministro Elizalde, debido a que al partido del Socialismo Democrático le corresponde designar al sucesor del senador Juan Antonio Coloma (UDI). Pero no es un asunto simple y, por lo mismo, los timoneles coincidieron en el diagnóstico ante la inquietud de que la oposición pueda mantenerse en la testera.
Quintana respondió que aún no estaba definido y que el escenario estaba complejo. Más tarde, el senador, en la reunión de mesa de su partido, planteó la preocupación de La Moneda de que el cargo quede en manos de la oposición.
En ese mismo espacio comentó que el gobierno está inquieto por la definición y que hay un nombre que le genera incomodidad al Ejecutivo: la senadora Loreto Carvajal, por tener un perfil más díscolo. Por otro lado, el senador Pedro Araya reúne más adeptos en el oficialismo, pese a que también ha manifestado descuelgues.
De todas formas, hay otra carta sobre la mesa: el senador Ricardo Lagos Weber, quien si bien no ha sincerado sus intenciones de presidir la testera, lo cierto es que es un nombre que agrada en Palacio.
Los integrantes de la directiva del PPD también le hicieron ver la preocupación a Quintana y advirtieron que si no interviene en las conversaciones se puede generar un conflicto muy grande en el comité, que es el espacio de mayor incidencia de la colectividad. Por ello es que aún no se ha logrado avanzar en la negociación, en la que también tiene chances de asumir la senadora Ximena Órdenes.
Mientras que por parte de los senadores han pedido que el gobierno no se involucre en las tratativas -llamado que, hasta ahora, se ha acogido desde La Moneda-.
Lo que ocurra con la presidencia del Senado, en todo caso, no es la única preocupación en Palacio sobre el inicio del ciclo legislativo. En el comité político ampliado de ayer el ministro Marcel prendió alertas sobre la composición de las presidencias de las comisiones en el Congreso, en específico la de Hacienda, lo que puede ser una complicación para la tramitación del Nuevo Pacto Fiscal y de la reforma previsional.
La complejidad de la Cámara
En La Moneda también existe preocupación por la renovación de la presidencia de la Cámara, pero a diferencia del Senado, aún hay tiempo para despejar las dudas que han levantado especialmente parlamentarios de Demócratas y del PDG que se resisten a apoyar a una carta comunista para que lidere la corporación.
El ministro Elizalde inusualmente concurrió un lunes al Congreso para comenzar a sondear las posiciones ante el inminente cambio de mando en la corporación, que es clave para mantener el ritmo de las reformas gubernamentales.
Los actuales miembros de la mesa directiva, que encabeza el diputado Ricardo Cifuentes (DC), renunciarán el 20 de marzo. Recién el lunes 1 de abril se procede a votar esa salida colectiva y la elección del nuevo(a) presidente(a) de la Cámara y sus dos vicepresidentes está programada para el 8 de abril.
Por peso electoral y antigüedad en el Congreso, la candidata del PC más obvia es la diputada Karol Cariola. Sin embargo, para evitar el desgaste que sufrió en su fallida postulación del año pasado, en esta ocasión la bancada mantiene en suspenso si insistirán con ella o buscarán una nueva carta.
El problema es que nuevamente la derecha, que este año ya recuperó el voto de la diputada María Luisa Cordero, quien estuvo algunos meses desaforada, está levantando una campaña anticomunista para evitar que el PC llegue a la presidencia de la corporación.
Esa estrategia ha comenzado a calar en grupos no alineados como Demócratas, el PDG e independientes, especialmente tras la posición de apoyo a Venezuela que asumió el PC ante las sospechas por el asesinato del teniente Ronald Ojeda, refugiado político del régimen de Nicolás Maduro.
En varias bancadas creen que la elección de un comunista está complicada, pero por otro lado la seguidilla de derrotas que ha sufrido la derecha en acusaciones constitucionales y procesos de elección de la Cámara, también indican que el oficialismo tiene una mayoría estrecha (de uno o dos votos), que sería suficiente para retener el control de la corporación.
Desde el oficialismo recuerdan que el año pasado el PC firmó un pacto con la DC, mientras que los diputados del Partido Demócratas se comprometieron oralmente a ceñirse a ese mismo acuerdo para permitir que, por primera vez en su historia centenaria, un comunista lidere una de las ramas del Congreso.
Sin embargo, tras la presión de la presidenta de Demócratas, la senadora Ximena Rincón, los diputados de esa colectividad ya no están seguros de apoyar al candidato(a) comunista.
Por su parte, los cuatro miembros de la bancada PDG-Independientes sostienen que el año pasado no se les incluyó en las conversaciones entre el PC, la DC y Demócratas, por lo tanto, demandan que se respete el acuerdo original. Según la interpretación de ellos, ahora corresponde asumir en la presidencia a un diputado del PDG.
Frente a esos ruidos, Chile Vamos, a través de sus negociadores, está ofreciendo a Demócratas la presidencia de la Cámara y al PDG una vicepresidencia.
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