Las señales de Pica, el ministro que debe decidir si suspende o no a la presidenta del TC

Pica

Es el juez más joven que integra el Tribunal Constitucional y llegó para suplir el resto del periodo que le quedaba a Domingo Hernández que, por su edad, debió jubilar antes. Hoy tiene en sus manos la tramitación de un inédito sumario contra la máxima autoridad del organismo, María Luisa Brahm. Entre sus facultades está proponer la suspensión de funciones de la abogada mientras dure la indagatoria disciplinaria, pero el ministro Rodrigo Pica se juega -en medio de este fuego cruzado- un nuevo periodo en el TC que deberá resolver la Corte Suprema. ¿Estará dispuesto a modificar el actual quórum del tribunal? Varios se inclinan porque no.


La próxima semana, la presidenta del Tribunal Constitucional (TC), María Luisa Brahm, debe enviar a la Corte Suprema el oficio que activará el concurso para elegir uno de los tres cupos del organismo que, por ley, es designado por el Poder Judicial.

El acto legal se realiza 60 días antes de que expire el cargo que hoy es ocupado por el ministro Rodrigo Pica Flores y que debe ejercerlo hasta el próximo 13 de junio. El abogado, egresado de la Universidad Central y con posgrado en la Universidad Complutense y Carlos III de Madrid, arribó al organismo el 9 de marzo del año pasado tras resultar vencedor en una estrecha votación en el pleno del máximo tribunal. Su año y tres meses como juez responde a que ocupó la vacante de Domingo Hernández, que cumplió la edad máxima, 75 años, antes de que finalizara su periodo de nueve años.

Todo este sería un mero trámite administrativo si no fuera porque en la actualidad el destino de Brahm, en parte, está en manos de Pica, quien fue designado como instructor de un inédito sumario en que se le indaga por presuntos malos tratos y acoso laboral e incluso una acusación de haber avalado un ingreso ilegal de policías a los despachos de los magistrados sin autorización.

Desde la Corte Suprema observan con atención todo lo que está ocurriendo en el TC. No pocos recuerdan que hasta antes de que Brahm asumiera la presidencia, las tensiones eran frecuentes entre el máximo tribunal y el ente que resguarda la Constitución, en lo que se denominó “choque de trenes”. Pero al poco tiempo del arribo de la exjefa de asesores del primer gobierno de Sebastián Piñera, comenzaron a primar las disputas internas que esta semana tuvieron su último episodio con la denuncia penal de la secretaria del TC por el ingreso de policías a las oficinas de los jueces el 15 de febrero del año pasado. Varios supremos consultados dicen estar sorprendidos con el nivel de enemistad al interior del TC y la publicidad con que estas disputas se desarrollan entre dos bandos claramente definidos, uno liderado por la presidenta y el otro por su antecesor, el ministro Iván Aróstica.

Presidenta del Tribunal Constitucional, María Luisa Brahm, junto al ministro Iván Aróstica. Foto: Agencia Uno.

Modificar quórums

La pregunta que ronda en tribunales es a qué grupo adscribe Pica. Al interior del TC aseguran que a ninguno de los dos. Y es que el abogado no es un desconocido en el organismo. Fue relator entre el 2010 y el 2015, para luego asumir como secretario titular entre los años 2015 y 2018. En este cargo le tocó dar a conocer, el 21 de agosto del 2017, un fallo histórico, cuando el organismo visó la despenalización del aborto en tres causales. A varios de sus pares los conoce desde esa época, por eso, dicen quienes lo conocen, las rencillas entre Brahm y Aróstica son situaciones que le tocó experimentar en su anterior paso por el TC, cuando pertenecía a otro escalafón en el organismo. Sin embargo, el fuego cruzado en el que se encuentra lo tendría meditando bien los pasos a seguir.

En el mundo judicial la duda es si Pica ocupará su facultad de proponer -a la sala que lidera Aróstica (que fue quien lo designó como sumariante)- la suspensión de las funciones de Brahm, ya sea como ministra o como presidenta, mientras realiza las diligencias del sumario, ya que es una medida cautelar precautoria que le confiere el auto acordado que regula las indagatorias administrativas en el TC. Pero ante la consulta de si estará el abogado dispuesto a dar pie para que se modifiquen los quórums del organismo ahora que el gobierno anunció que recurrirá para impedir el tercer retiro del 10%, la mayoría de los consultados se inclina a que no. La salida de Brahm significaría contar con nueve y no 10 ministros para este debate, que ya la vez pasada terminó en empate, con la titular del TC como voto dirimente.

La suspensión es una medida excepcional, dicen los consultados, y Pica -en ese sentido- no ha dado señales de que lo hará. Ahora, si algún funcionario que es víctima en el sumario lo pidiera, podría ser que él deba hacerse cargo de los fundamentos de tal petición, pero hacerlo de motu proprio es altamente descartable, dicen al interior del TC.

Cercanos al sumariante añaden que es un juez que gusta de hacer “poco ruido” y que pretende ser un instructor templado y serio en el entendido de que él no es soldado de ningún bando en la guerra desatada al interior del organismo. Su apuesta en este año y tres meses ha sido hacer su trabajo, apegado al voto de confianza que la Suprema le dio y que podría volver a darle, si es que en el concurso le renueva por nueve años más su paso en el ente que resguarda la Carta Fundamental. Para varios supremos es relevante el perfil de “suizo” que ha cultivado en el pleno de TC, el que se renovará casi en su totalidad cuando en marzo del próximo año terminen su periodo los dos ministros designados por el Presidente Sebastián Piñera en su primer gobierno -Brahm y Aróstica- y los nominados por el Congreso, Gonzalo García y Juan José Romero.

Con todo, y bajo cualquier escenario, en la actual composición aún queda un largo año en que las tensiones podrían seguir escalando al interior del “guardián de la Constitución”.

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