Los hombres de Putin no quieren guerra: cómo ha golpeado a los oligarcas rusos la guerra contra Ucrania

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Vladimir Putin. Foto: AFP

Las sanciones económicas de la UE y EE.UU. no solo han afectado al Kremlin. El grupo de magnates que ha perpetuado al mandatario en el poder está complicado por las restricciones, tanto, que algunos comenzaron a pedir el fin de la guerra.


La extensión del conflicto armado en Ucrania continúa elevando la tensión en todo Occidente. Muchas potencias y líderes han condenado la invasión rusa al país vecino, pero ahora son los propios oligarcas rusos, los aliados económicos de Vladimir Putin, quienes están comenzando a dar la espalda al mandatario.

“Esta crisis costará vidas y perjudicará a dos naciones que han sido hermanas durante cientos de años”. La aseveración no es de un diplomático, ni un activista pacifista. La hizo este fin de semana el oligarca ruso Mijail Fridman, principal accionista de la inversora LetterOne (con decenas de negocios en toda Europa) y del Alfa Bank, el banco privado más grande de Rusia.

“Aunque una solución parece aterradoramente lejana, no puedo sino unirme a aquellos cuyo ferviente deseo es que el derramamiento de sangre termine. Estoy seguro de que mis socios comparten mi opinión”, agregó en el comunicado, que envió a sus trabajadores, donde además recordó que nació y vivió en Ucrania hasta los 17 años y que sus padres poseen esa nacionalidad.

La condena al conflicto de Fridman llegó horas antes de que el departamento de Relaciones Exteriores de la Unión Europea lanzara su última medida económica en contra de Rusia, con el fin de desestabilizar su economía. El lunes se publicó una lista negra de 26 magnates y una empresa, a las que se les han congelado sus bienes y se les ha prohibido ingresar a países miembros de la UE. Por eso, muchos magnates están comenzando a pedir por el fin de la ofensiva militar en Ucrania.

Otro de los oligarcas que han solicitado el fin del conflicto es Oleg Deripaska, fundador del gigante ruso del aluminio Rusal, en el que sigue teniendo una participación a través de sus acciones en su empresa matriz En+ Group, uno de los mayores operadores energéticos en Siberia, y controla el conglomerado de aluminio Rusal. El magnate utilizó el fin de semana un post en Telegram para pedir que las negociaciones comiencen “lo más rápido posible” y que “la paz es muy importante”.

Deripaska está vinculado al exjefe de campaña del expresidente Donald Trump, Paul Manafort, quien fue investigado por el fiscal especial Robert Mueller en 2018, que indaga la injerencia rusa en las elecciones de Estados Unidos. Deripaska actuó directa o indirectamente en nombre de altos funcionarios del gobierno ruso y posee pasaporte diplomático ruso. Ha sido investigado por blanqueo de dinero, acusado de amenazar de muerte a rivales y por pagar sobornos. Para el Departamento del Tesoro de Estados Unidos jugó “un papel clave” en las actividades desestabilizadoras rusas.

Además de Fridman y Deripaska, entre los principales sancionados están su compañero inversionista Petr Aven; Igor Sechin, CEO de Rosneft, la principal petrolera estatal rusa; Nikolai Tokarev, CEO de Transneft, la empresa encargada de los oleoductos, y Alisher Usmanov, uno de los principales accionistas del Arsenal de Inglaterra y sindicado en diversas publicaciones como el hombre más rico de Rusia. La empresa en este listado es la Compañía de Seguros de la Industria del Gas SOGAZ, dueños del puente que conecta Crimea con la parte continental de Rusia, construido en 2018.

“Ha apoyado material y financieramente (a Putin) y se ha beneficiado de las decisiones sobre la anexión de Crimea o la desestabilización del este de Ucrania. También ha apoyado políticas que minan o amenazan la integridad territorial, la soberanía y la independencia de Ucrania”, señaló el documento respecto de Fridman, lo que él calificó como “absolutamente falso e infundado”.

Las sanciones económicas han provocado una fuerte caída del rublo ruso, pero ahora también amenazan a los oligarcas con sus distintas inversiones en Occidente. Y lo que persiguen es que los oligarcas no puedan vender ni lucrarse con sus activos, pese a que no se trata de una confiscación.

En todo caso, no es la primera vez que se sanciona a los oligarcas. Ya había había ocurrido en abril de 2018, cuando se sancionó a siete oligarcas rusos, 17 altos funcionarios de gobierno y dos compañías estatales bajo el argumento de “actividades maliciosas”, entre las que se incluye la ocupación de Crimea, la violencia en Ucrania, el apoyo al régimen sirio y las tácticas para desestabilizar las democracias occidentales.

En esa oportunidad, el entonces secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, justificó las nuevas sanciones señalando que Moscú “opera por el beneficio desproporcionado de los oligarcas y de las élites”. “Los oligarcas rusos y las élites que sacan provecho de este sistema corrupto ya no estarán más aisladas de las consecuencias por las actividades desestabilizadoras de su gobierno”, añadió.

Las medidas ahora van más lejos. Estados Unidos se está preparando para ampliar las sanciones a los oligarcas rusos, sus empresas y familiares, indicó el diario The Washington Post. La Casa Blanca y el Departamento del Tesoro están preparando una lista de personas que se superpondrá con algunas de las sancionadas por la Unión Europea el lunes.

Las sanciones que se están estudiando pueden incluir restricciones a los viajes y la confiscación de activos en el extranjero que podrían ascender a miles de millones de dólares, informó el periódico.

“La próxima semana, lanzaremos un grupo de trabajo transatlántico multilateral para identificar, perseguir y congelar los activos de las empresas y oligarcas rusos sancionados: sus yates, sus mansiones y cualquier otra ganancia mal habida que podamos encontrar y congelar bajo la ley”, advirtió la Casa Blanca en un tuit del domingo.

Por ello, varios de los oligarcas sancionados comenzaron a mover sus yates a aguas sin tratados de extradición con Estados Unidos. Y la zona que han escogido es Maldivas, donde hoy se registraron al menos cinco de estas lujosas embarcaciones ancladas o navegando sobre la zona marítima del insular país, según mostraron los datos de rastreo de MarineTraffic.

En el archipiélago, ubicado frente a la la costa de Sri Lanka, también se registró el superyate Clio, propiedad de Oleg Deripaska, que ancló hoy frente a la capital Male. El Titán, perteneciente a Alexander Abramov, llegó a la zona el 28 de febrero, al igual que El Nirvana, de 88 metros, de Vladimir Potanin. La mayoría de los barcos fueron vistos anclados por última vez en puertos de Oriente Medio a principios de año.

Las medidas estadounidenses no sólo se centrarían en los individuos, sino también en las empresas de las que son propietarios y en los miembros de su familia.

En su discurso sobre el Estado de la Unión del martes por la noche, el Presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que Estados Unidos trabajaría para confiscar los yates, los apartamentos de lujo y los aviones privados de los rusos ricos con vínculos con Putin.

“Vamos por sus ganancias mal habidas”, dijo Biden.

¿Quiénes son los oligarcas?

Desde la caída de la Unión Soviética, en 1991, distintos empresarios se apoderaron de los recursos e inversiones en Rusia. Comenzaron prácticamente con nada, pero las buenas conexiones que generaron y el apoyo del presidente de ese entonces, Boris Yeltsin, permitieron que rápidamente se transformaran en multimillonarios. Y aunque muchos terminaron encarcelados o muertos, Fridman destaca como uno de los sobrevivientes de esa camada de empresarios.

El modelo de Yeltsin también fue utilizado por Putin para perpetuarse en el poder. Aunque entre 2000 y 2004 luchó en su contra, más tarde consiguió un “gran acuerdo” con ellos, que permitió a los multimillonarios mantener su poder a cambio del explícito apoyo y alineamiento con el gobierno, el que se ha perpetuado hasta hoy.

Oligarcas rusos
De izquierda a derecha: Mijail Fridman, Petr Aven, Alisher Umanov y Nicolai Tokarev.

Son muchos los empresarios que se han convertido en oligarcas durante la era Putin, muchos de ellos cultivando estrechas relaciones con el mandatario. Ejemplo de ello son Vladimir Litvinenko, director del instituto donde Putin se tituló en 1996, o su amigo de la infancia y profesor de judo Arkady Rotenberg.

Sin embargo, hay analistas que argumentan que la estructura oligárquica ha permanecido intacta bajo Putin, con el líder dedicando gran parte de su tiempo a mediar en disputas de poder entre oligarcas rivales. Algunos han sido incluso encarcelados, como Mikhael Mirilashvili.

Los oligarcas surgidos con Putin a la cabeza del Kremlin son Roman Abramovich, Alexander Abramov, Oleg Deripaska, Mijail Prokhorov, Alisher Usmanov, German Khan, Victor Vekselberg, Leonid Mikhelson, Vagit Alekperov, Dmitry Rybolovlev, Vladimir Potanin, Petr Aven y Vitaly Malkin

Londongrado

Existe una peculiar comunidad en Londres. Se trata de distintos oligarcas rusos que han adquiridos casas en secciones de lujo en el Reino Unido, en una zona denominada que pasó a llamarse popularmente como “Moscú en el Támesis”.

La presencia de estos acaudalados y llamativos vecinos han llevado a que distintos medios llamen a la capital británica como Londongrado.

La mayoría de estos magnates posee casas tanto en Rusia como en Londres, pero también han acumulado diversas propiedades en toda Europa, así como participaciones mayoritarias en las principales compañías europeas.

En 2007, Abram Reznikov compró una de las megaempresas de reciclaje de España, Alamak Espana Trade SL, mientras que una de las transacciones más recordadas es la de Roman Abramovich, quien compró el Chelsea FC en 2003, gastando cantidades récord en los salarios de los jugadores.

En tanto, el oligarca Fridman, considerado el segundo hombre más rico de Rusia, actualmente está restaurando la Athlone House en Londres, para utilizarla como su residencia principal, con una inversión estimada de US$ 170 millones.

En muchos casos, sus familias residen en Londres y sus hijos se educan en las mejores escuelas de la ciudad. Sus traslados entre Reino Unido y Rusia son habituales, por eso, a todos ha complicado el escenario de restricciones actualmente impuesto. Todo esto, mientras el mundo los apunta como parte del problema ruso.

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