Los inéditos detalles de la compleja mediación del Grupo de Puebla en la crisis política de Bolivia

Evo Morales, Luis Arce y el ahora detenido jefe del Ejército, Juan José Zúñiga.

El tenso escenario local en Bolivia, con el partido gobernante dividido en facciones, ha golpeado los esfuerzos del grupo político latinoamericano por llegar a una solución a la crisis entre Evo Morales y Luis Arce. La última escalada, con el Presidente desacreditando al primero y el exmandatario acusando un autogolpe, podría apurar una decisión del bloque progresista.


Si los teléfonos de los miembros del Grupo de Puebla no paraban de sonar el miércoles pasado, cuando una tanqueta irrumpió en el Palacio Quemado, en La Paz, la situación se replicó y amplificó entre este domingo y lunes tras las recriminaciones cruzadas entre Luis Arce, Presidente de Bolivia, y Evo Morales, exmandatario y mentor de Arce.

Los llamados, calibraciones y ponderaciones llegan a un momento clave en la crisis del país altiplánico, detallaron a La Tercera fuentes al interior del Grupo de Puebla, quienes dicen que están trabajando en las últimas acusaciones desde hace 24 horas, porque es el momento en que hay que tomar una decisión. Hasta ahora se habían mantenido al margen de la interna, neutrales. Pero terceros indican que llegó el momento de concretar.

Es que el descarnado enfrentamiento entre las máximas figuras del Movimiento al Socialismo (MAS) ha puesto al grupo de líderes políticos, presidentes y exmandatarios progresistas de la región que conforman al Grupo de Puebla en una posición incómoda: tanto “Lucho” y su vicepresidente, David Choquehuanca, como Evo forman parte de la plana mayor de la agrupación política latinoamericana, y ambos presionan para que esta tome partido por su bando, indicaron a este medio. “Tienen una gran disputa porque Puebla juegue para ellos”, explicaron este lunes.

El Presidente de Bolivia, Luis Arce, asiste a una conferencia de prensa en la Casa Grande del Pueblo tras un aparente intento de golpe de Estado, en La Paz, el 27 de junio de 2024. Foto: Reuters

Tras meses de trabajo intenso y hasta soterrado para lograr una salida política a la crisis del oficialismo boliviano, los esfuerzos parecieron estallar por los aires este fin de semana. Arce, que había tomado como postura incluso alertar a Evo del golpe, ahora pasó a la ofensiva y declaró a la prensa que su antiguo jefe “ya no es presidente” del MAS, puesto que “su mandato caducó en 2016″. La réplica fue aun más explosiva. Morales acusó a su antiguo ministro de Economía de haber orquestado un autogolpe.

El domingo, el expresidente boliviano aseguró en X, antes Twitter, que Arce “mintió” sobre lo ocurrido entre el 24 y el 27 de junio, y que eso lo estaba “convenciendo de que es un autogolpe”, escribió. “Yo quiero aprovechar esta oportunidad para decir al mundo entero, pedir disculpas, lamentablemente Lucho mintió, engañó al pueblo boliviano y al mundo entero con este golpe o autogolpe”, añadió.

La reciente escalada entre mandatario y expresidente amenaza con derribar meses de trabajo del ente regional, en tan solo unas pocas horas de tuits y declaraciones a la prensa.

Arce, en una acción que meses atrás no realizaba, respondió directamente a su predecesor. Muchas veces eran sus ministros quienes increpaban a Morales, pero ahora la situación fue distinta. “Evo Morales, ¡no te equivoques una vez más! Claramente, lo que ocurrió el 26 de junio fue un golpe militar fallido en Bolivia. ¡No te pongas del lado del fascismo que niega lo ocurrido! Los responsables que buscaron tomar el poder por las armas están siendo procesados y serán juzgados, como fue el caso de los golpistas de 2019″, fueron las palabras del exministro de Economía y actual mandatario boliviano.

El pleito se enmarca en el cisma al interior de la organización política de izquierda que dividió las aguas entre los “arcistas” y los “evistas”. Si bien son varios factores los que componen el quiebre, uno de los elementos principales es la pugna legal que no permitiría a Morales volver a postularse a la presidencia en 2025, así como las reticencias del bloque “arcista” a que sus rivales se hagan con el control del partido.

Las tratativas de Puebla

Con más de 60 líderes políticos en 20 países distintos, el Grupo de Puebla se ha convertido con los años en una de las instancias progresistas de más poder en Iberoamérica. Y, considerando que tres de sus miembros estaban en el mismo chat de WhatsApp cuando estalló la crisis boliviana, lo lógico era que actuaran.

Antes de entrar en el presente, sin embargo, hay que retornar unos meses atrás. Específicamente a los primeros meses del año. Preocupados por la batalla cada vez más feroz entre arcistas y evistas, se realizaron reuniones entre febrero y marzo para generar un acercamiento entre las partes. Bajo el pretexto de un seminario económico sobre el sistema financiero -a modo de show off, una pantalla, dijeron las fuentes La Tercera-, la conversación sobre dólares y yuanes tuvo como objetivo principal el ver a Arce y Morales. Y así lo hicieron.

Si bien dicha reunión fue pública, también se creó un grupo de trabajo en un segundo plano en el que se acordó que el Grupo de Puebla actuaría como mediador entre los dos bandos, explicaron conocedores de las tratativas a este periódico. Y, por un momento, pareció funcionar. El conflicto no terminó, pero las críticas no eran especialmente directas.

Es más, fuentes del ente regional indicaron que entre las posibilidades que se barajan para destrabar el conflicto estaba la organización de una primaria, abierta o cerrada, una vez se zanjara el pleito legal sobre si Evo está proscrito o no para competir por la presidencia.

Grupo de Puebla meeting in Buenos Aires
Miembros del Grupo de Puebla se reúnen en Buenos Aires. Foto: Archivo

Sin embargo, todo cambió con una entrevista que el comandante en jefe del Ejército, Juan José Zúñiga, dio a la prensa local. Y las alarmas se encendieron.

Allí, el ahora detenido general aseguró que si Evo Morales era candidato eventualmente, él mismo lo encarcelaría. Nuevamente, la escisión del MAS juega un rol clave, pues una parte apunta a que el líder cocalero no puede postular a la presidencia, una interpretación legal que el “evismo” descarta.

Uno de los muchos llamados que esos días rondaron en Puebla, ocurrió. Pero era uno clave. “Esto ya es la línea roja”, dijo el propio Morales. Según información de la prensa local, Arce le habría pedido la renuncia a Zúñiga, quien, lejos de hacer caso a su superior, hace un acto militar y aparece en sus funciones.

A las 11 de la mañana del 26 de junio, el Grupo de Puebla emite un comunicado en el que denuncia que lo realizado por el general es inaceptable, considerando que cometió un flagrante desacato y amenazó a Morales. El problema es que Arce no había hablado públicamente sobre el general insurrecto.

Y se desata el pandemónium. Cerca de las 16:00, un grupo de militares inicia un golpe de Estado, incluso entrando con una tanqueta al Palacio Quemado. En ese intertanto, otro llamado dramático llega, en lo que parecía una tregua al interior del MAS.

Miembros del Ejército de Bolivia hacen guardia mientras el Presidente de Bolivia, Luis Arce, “denuncia la movilización irregular” de algunas unidades militares, en La Paz, el 26 de junio 2024. Foto: Reuters

“Acaba de llamar Lucho”, señaló Evo Morales, “y me dice que viene el golpe y que yo me tengo que cuidar. Y lo valoro”. El resto es historia. La asonada falla debido, en parte, a que Zúñiga se quedó solo. Información del ente iberoamericano advierte que una de las ramas de las Fuerzas Armadas decidió restarse, pero no se iría sin dejar una duda que repica hasta ahora: que supuestamente fue Arce el que le pidió la movilización militar para subir en las encuestas.

El golpe estaría dividiéndolos aun más, en vez de unirlos. De hecho, Evo Morales se posicionó en la misma vereda que la derecha y el libertarismo latinoamericano, considerando que este domingo Javier Milei, Presidente de Argentina, se ufanó de haber previsto un “autogolpe” en Bolivia.

“Gracias a los reportes de inteligencia, el gobierno nacional mantuvo la calma y la serenidad frente a los hechos denunciados. El relato difundido era poco creíble y los argumentos no encajaban con el contexto sociopolítico del país latinoamericano”, señaló en un comunicado la Oficina del Presidente, cuenta oficial del gobierno transandino.

“Hace tiempo que la democracia boliviana está en peligro. No por un golpe militar, sino porque históricamente los gobiernos socialistas derivan en dictaduras. Sobran ejemplos: Cuba, Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte”, replicó, calificando a Jeanine Áñez Chávez y a Luis Fernando Camacho Vaca como parte de los “más de 200 presos políticos” que habría en el país altiplánico.

La respuesta llegó de manos de Alberto Fernández, el exmandatario argentino y una de las voces de mayor peso al interior del Grupo de Puebla. Fue a través de X que el peronista escribió: “En Bolivia hubo un intento de golpe de Estado que fue impedido por la firmeza del presidente Lucho Arce y por la movilización del pueblo que salió en defensa de la democracia. Quienes se alzaron contra las instituciones de la república en ese país hermano pregonan la antipolítica y representan los mismos intereses que preserva la derecha global”.

Si bien hay una sección que trata la vertiente local -”con los golpistas de entonces colaboró el gobierno macrista mandando armas y municiones. A los golpistas de hoy (y a los de antes) los protege el actual gobierno libertario que administra nuestro país”, dice Fernández-, también se puede sacar una lectura regional. “Los que realmente valoramos el Estado de Derecho, debemos respetar el veredicto popular y preservar la institucionalidad democrática”, plantea Fernández, abriendo la pregunta que a estas horas también ronda por la cabeza de los dirigentes del Grupo de Puebla.

Arce y Morales se están acusando de dos cosas completamente contradictorias, lo que obliga al grupo a tomar a una decisión, creen terceros que siguieron las más recientes conversas. De hecho. se están generando problemas prácticos como sobre con quién tratar. ¿Con Evo o con Are? La duda se sustenta en un hecho particular ocurrido en una reunión muy reciente. Ambas partes enviaron delegaciones que los representaban a nivel nacional, según trascendió.

Lejos de desescalar el conflicto, cerca de las 12:00 hora chilena, Morales continuó su retórica confrontacional en X. “En su primera declaración, el general Juan José Zuñiga, en la Plaza Murillo, afirmó que ingresaría al Palacio para pedir al presidente Luis Arce que cambie a su gabinete, porque no lo apoyaban y que las Fuerzas Armadas defenderían la democracia. ¿Qué tipo de golpe de Estado es ese?”, escribió.

Y, a modo retórico, añadió: “¿Cómo es que ahora desde el gobierno se declara que este general tenía ya su gabinete compuesto, que había francotiradores, que ordenó disparar a la gente, mientras se paseaban con la mayor tranquilidad, riendo en la plaza principal?”.

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