“Me gusta escribir de personas muy inteligentes y fuera de lugar”: Walter Tevis, el autor tras Gambito de Dama

Gambito de dama
Gambito de dama, la serie de Netflix basada en la obra de Walter Tevis.

Tras el éxito mundial de la serie, editorial Alfaguara acaba de poner en librerías una nueva edición de la novela. Publicada en 1983, recibió elogios de la crítica, que la consideró la mejor novela sobre ajedrez “que se haya escrito desde La defensa de Nabokov”. En ella el autor le dio forma a sus propias experiencias: el abandono que vivió de niño, sus adicciones y su pasión por el ajedrez.


Después de salir del hospital, atravesó el país en tren. Walter Tevis había pasado un año y medio internado en San Francisco por una afección cardíaca. Sus padres se mudaron a Kentucky, y lo dejaron solo. Luego le enviaron un boleto de tren para recorrer esos 3.300 kilómetros de distancia. Tenía 11 años.

Naturalmente, el abandono y el traslado a una ciudad desconocida dejaron huella en él. Como Beth, la protagonista de Gambito de dama, Tevis solía sentirse extraño, fuera de lugar. “Sentimientos que no he negado del todo dentro de mí, que he tratado de negar con el alcohol durante una gran cantidad de años, pero tienen que ver con haberme mudado de lo que pensaba que era la Ciudad de la Luz, San Francisco, cuando tenía 11 años, al otro lado de las vías: Lexington, Kentucky, donde fui a una dura escuela de los Apalaches y me golpeaban con regularidad”, recordó en una entrevista.

Gracias al éxito mundial de la serie de Netflix, editorial Alfaguara acaba de poner en librerías nuevamente Gambito de dama. Publicada en 1983, la novela fue recibida con elogios por parte de la crítica. La mejor novela sobre ajedrez “que se haya escrito desde La defensa de Nabokov”, afirmó The New York Times.

De cierto modo, Gambito de dama recoge las experiencias y obsesiones de Walter Tevis, quien nació en San Francisco en 1928 y aprendió a jugar ajedrez a los 7 años. Su abandono en el hospital se refleja en la ficción en el orfanato en que crece Beth. “Fue una experiencia aterradora y dañina”, recordó en 1983. Como la protagonista de su libro, a Tevis también le suministraban droga, tres veces al día. “Me encantó”, dijo, y eventualmente esa adicción lo condujo al alcoholismo.

Walter Tevis.
El escritor Walter Tevis.

En cualquier caso, el alcohol era parte de su familia, donde no se sentía acogido. “Me crió una madre muy castradora”, contó. “Mi padre también era alcohólico, pero no lo admitiría y mi madre no reconocería el problema”.

Pese al ambiente hostil que soportó en la escuela de Lexington, Tevis encontró un buen amigo en Toby Kavanaugh, quien lo inició en el billar y en las novelas de ciencia ficción. A los 17 años se alistó en la Marina y pasó 17 meses en Okinawa, donde se aficionó a apostar en el juego de las carambolas y en el póker.

Por entonces se enamoró de la poesía de Milton y soñaba con la idea de convertirse en poeta. Estudió literatura en la Universidad de Kentucky, trabajó como profesor de inglés y comenzó a escribir cuentos de ciencia ficción para revistas como Playboy, Colliers y Cosmopolitan. Uno de sus relatos ambientado en un salón de billar sería la base de su primera novela, The Hustler.

Animado por su agente, dejó las clases y tomó un puesto en el Departamento de Carreteras de Kentucky para tener disponibilidad de tiempo para escribir. Publicada en 1959, revista Time comparó su prosa con Hemingway, y el productor Robert Rossen compró los derechos para una película que protagonizó Paul Newman.

Paul Newman en The Hustler.
Paul Newman en The Hustler.

Cuatro años después, entregó una segunda novela, El hombre que cayó a la Tierra (El hombre que vino de las estrellas), una autobiografía en clave de ciencia ficción que llegaría al cine en 1976, protagonizada por David Bowie. La novela se basa en esa sensación de extrañeza que experimentaba a menudo.

Tras el éxito de sus dos primeras novelas, ingresó como profesor en la Universidad de Ohio en Atenas, Ohio. De día hacía clases, por la tardes jugaba billar y ajedrez. En casa, ya de noche, se emborrachaba. “Solo bebía desde la medianoche hasta las 4 de la mañana, luego me levantaba y hacía mis clases”, recordó. No escribió durante 20 años.

Pero sí estudió ajedrez, entre otros el libro que también lee Beth en Gambito de dama, Aperturas modernas de ajedrez. Mejoró su juego y escribió para The Atlantic Monthly en los 70, cuando se vivía un auge del ajedrez gracias al campeonato mundial de Bobby Fischer. Incluso fue a cubrir el Abierto Nacional en Las Vegas, experiencia que luego le serviría en Gambito de dama. “Ha habido más entusiasmo competitivo, más agresividad en ese tonto gimnasio de la escuela secundaria o en el salón de baile de un hotel de tercera categoría, en el que se juegan torneos de ajedrez, que lo que he visto en cualquier otro tipo de actividad”, comentó cuando se publicó la novela.

En 1976 dejó el alcohol; dos años después renunció a la universidad y se propuso retomar su obra literaria en Nueva York. Escribió Mockingbird (1980), The steps of the sun (1983) y Gambito de dama.

“Me gusta escribir sobre personas que son un tanto parias de la sociedad... Personajes muy inteligentes y fuera de lugar. Me gusta escribir sobre la alienación”, afirmó. “De una forma u otra, estoy obsesionado con la lucha entre ganar y perder. En Gambito de dama, mi heroína es una forastera. En El hombre que cayó a la Tierra, el personaje también es un forastero, un extraterrestre alto y delgado que también termina en Kentucky”.

“Creo que la mayoría de la gente toma el ajedrez de una manera muy seria si tiene problemas de personalidad. Cuando intentan mantenerse alejados de otra cosa en la vida “, dijo Tevis a la revista Book Beat.

El autor resaltaba el hecho de que el billar y el ajedrez son desafíos solitarios, no juegos colectivos: “No consigues a las chicas en la escuela secundaria jugando al billar o mirando a través del tablero de ajedrez. De hecho, considero que Gambito de dama es un tributo a las mujeres inteligentes. Me gusta Beth por su valentía e inteligencia. En el pasado, muchas mujeres tuvieron que esconder su cerebro, pero hoy no’'.

En 1984 publicó su última novela, El color del dinero (1984), una secuela de The Hustler. Meses después murió producto de un cáncer al pulmón. Tenía 56 años.

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