Moldavia, después Georgia y ahora Ucrania: cómo Rusia refuerza su poderío en el exbloque soviético
El reconocimiento de Moscú de los territorios ucranianos separatistas ha provocado comparaciones con otras operaciones del Ejército ruso en el pasado.
El reconocimiento de Moscú de sus propios enclaves en el Donbas de Ucrania recordó al patrón usado en otras operaciones militares de Rusia, destinada a intimidar a países de la exórbita soviética y a detener cualquier proceso de acercamiento con Occidente o de una posible expansión hacia el este de la OTAN.
Según explica el portal de France 24, el Kremlin ha utilizado durante mucho tiempo los llamados “conflictos congelados” para extender su alcance más allá de las fronteras rusas. Durante las últimas tres décadas, ha respaldado un régimen prorruso en la región disidente de Transnistria en Moldavia. En 2008, lanzó una invasión a Georgia en apoyo de los gobiernos separatistas de Osetia del Sur y Abjasia, dos provincias con una gran población de habla rusa. Seis años más tarde, Rusia arrebató Crimea a Ucrania y comenzó a apoyar una insurgencia de separatistas prorrusos en el este de Ucrania.
En cada caso, los temores de un alejamiento de la esfera de influencia de Rusia precipitaron las acciones de Moscú, indicó France 24, mientras que la presencia de poblaciones de etnia rusa proporcionó al Kremlin un pretexto para intervenir como protector. La misma lógica estuvo en juego durante el discurso de Putin el lunes por la noche, en el que afirmó, sin pruebas, que los ciudadanos de habla rusa de Ucrania estaban siendo sometidos a un “genocidio”.
A continuación los conflictos que preceden a la actual crisis entre Ucrania y Rusia.
Dos guerras sangrientas en Chechenia
A fines de 1994, tras haber tolerado durante tres años la independencia de facto de Chechenia, Moscú hace intervenir a su Ejército para controlar a esta república del Cáucaso ruso. Al hallar una dura resistencia, las tropas federales se retiran en 1996.
Pero no todo queda ahí, ya que en octubre de 1999, bajo el impulso del entonces primer ministro Vladimir Putin, que pronto sería elegido Presidente, las fuerzas rusas vuelven a entrar en Chechenia en lo que se conoció como una “operación antiterrorista”, esto luego de una serie de ataques de los independentistas chechenos contra la república caucásica rusa de Daguestán y sangrientos atentados en Rusia, atribuidos por Moscú a los chechenos.
En febrero de 2000, Rusia retoma la capital Grozny, devastada por la artillería y la aviación rusas. En 2009, el Kremlin decreta el fin de su operación, dejando tras estos dos conflictos decenas de miles de muertos en ambas partes.
El caso de Moldavia y Transnistria
A mediados de 1990, mientras en Moldavia una mayoría nacionalista rumano-hablante alimentaba el deseo de separación de la Unión Soviética, la población ruso-parlante de la región de Transnistria se proclamó independiente, estableciendo la República Socialista Soviética de Moldavia de Pridnestrovia en agosto de ese año, estableciendo su capital en Tiraspol.
Un año más tarde, Moldavia declara su independencia de la URSS. Meses después, estalló una breve guerra entre las fuerzas moldavas y los separatistas de Transnistria que concluyó con un cese el fuego y con el establecimiento de una zona de seguridad, una suerte de triple frontera resguardada por efectivos de ambos bandos y por una fuerza de mantenimiento de paz rusa. El mismo concepto de proteger a los rusos étnicos, recordó France 24, le daría más tarde a Putin un modelo para justificar las intervenciones en Georgia y Ucrania.
Si bien Rusia no llegó a reconocer la independencia de Transnistria, “ha debilitado la soberanía moldava y congelado su integración occidental durante los últimos 25 años”, escribió Erik J. Grossman en el US Army War College Quarterly. “Esta incertidumbre ha servido para atrapar a Moldavia en una zona gris geopolítica entre el Este y el Oeste y la obligó a actuar como vehículo para la corrupción y el lavado de dinero de Rusia”, añadió.
El conflicto se ha mantenido en suspenso desde entonces y los intentos que se han hecho para encontrar una solución definitiva no han dado frutos.
Como sacado de un manual: Georgia en 2008
Georgia ha estado en problemas por las regiones Abjasia y Osetia del Sur desde que declaró su independencia en 1991. Tras grandes enfrentamientos armados con el Ejército de Georgia, Abjasia y Osetia del Sur declararon su independencia en 1992 y 1994, respectivamente. Ambas regiones separatistas no fueron reconocidas por la comunidad mundial durante décadas.
Sin embargo, el conflicto nunca se resolvió por completo. En agosto de 2008, las tensiones en la región aumentaron nuevamente y las fuerzas separatistas de Osetia del Sur bombardearon varias ciudades georgianas, violando efectivamente el acuerdo de alto el fuego de 1992.
Luego de nuevos enfrentamientos armados, el entonces Presidente de Georgia, Mikheil Saakashvili, inició una acción militar contra los separatistas en Osetia del Sur el 7 de agosto de 2008. Las fuerzas georgianas lograron tomar la ciudad de Tskhinvali en cuestión de horas, pero luego sostuvieron una ofensiva de las fuerzas regulares rusas desplegadas en secreto en la región antes de la acción militar georgiana.
De manera similar a la campaña de guerra de información contra Ucrania en 2022, Rusia acusó a Georgia de atrocidades contra civiles de Osetia del Sur y desencadenó “una operación de imposición de la paz”. Las fuerzas separatistas rusas combinadas avanzaron en Osetia del Sur y Abjasia derrotaron al Ejército georgiano y avanzaron más, acercándose a la capital, Tbilisi.
Luego, el Kremlin reconoció la independencia de Osetia del Sur y de Abjasia, otra provincia separatista, y mantiene desde entonces una fuerte presencia militar. Occidente denuncia una ocupación de hecho.
Según el diario Kyiv Independent , todo lo que se vio en el Donbas en los últimos días, desde la “amenaza a la población civil” agresivamente escenificada por los medios de propaganda hasta los líderes locales patrocinados por Rusia que hicieron sus “solicitudes oficiales de reconocimiento”, sucedió durante la guerra ruso-georgiana en 2008.
Como resultado, Rusia atacó a Georgia en todos los dominios, incluido el ciberespacio, y también lanzó ataques aéreos en las profundidades del país. Desde 2008, Rusia ha conservado su presencia militar directa y oficial en ambas “repúblicas” de Georgia. Hasta 8.000 soldados están desplegados en las Bases Militares 7 y 4 de Rusia en Abjasia y Osetia del Sur. Georgia considera legalmente esto como la ocupación rusa de su territorio soberano.
Conflicto en Ucrania
En 2014, tras el movimiento pro-Unión europea en Ucrania y la huida a Rusia del Presidente Viktor Yanukovich, Moscú anexiona la península ucraniana de Crimea, medida no reconocida por la comunidad internacional.
Los movimientos separatistas prorrusos emergen en el este de Ucrania, en Donetsk y Lugansk, regiones del Donbas fronterizas con Rusia. Se autoproclaman las dos repúblicas, generando un intenso conflicto armado con las fuerzas ucranianas.
Kiev y los occidentales acusan a Rusia de apoyar a los rebeldes enviando efectivos y material. Algo que Moscú desmiente, y solo reconoce la presencia en Ucrania de “voluntarios” rusos. Los enfrentamientos en Ucrania han causado más de 14.000 muertos desde 2014.
El conflicto disminuyó en intensidad a partir de 2015 y la firma de los acuerdos de paz de Minsk.
Pero desde fines de 2021, Moscú lleva a cabo grandes maniobras terrestres, aéreas y marítimas en torno al territorio ucraniano, desplegando hasta 150.000 hombres en sus fronteras. Tras meses de tensiones, el lunes Putin dio la orden a su Ejército de desplegarse en las “repúblicas” separatistas de Donetsk y Lugansk, horas después de haber reconocido su independencia.
Uno de los hechos que más alarmó a Occidente fue el discurso que hizo Putin el lunes en el que puso en duda la soberanía de Ucrania. En una intervención de casi una hora de duración el Presidente ruso manifestó que el país vecino “nunca tuvo una tradición de Estado genuino” y que, realmente, fue “creado” por Rusia.
“Permítanme enfatizar una vez más que Ucrania para nosotros no es solo un país vecino. Es una parte integral de nuestra propia historia, cultura, espacio espiritual”, dijo.
En su visión personal de la historia, se refirió al exlíder comunista Vladimir Lenin como el “autor y arquitecto” de Ucrania y amenazó al país vecino por intentar borrar el legado comunista. “¿Entonces quieres la descomunización? Eso nos conviene. Pero no nos detengamos a mitad de camino. Estamos preparados para mostrarte cómo es la verdadera descomunización”, indicó.
Tras su discurso, la televisión estatal rusa mostró un mapa de Ucrania en la que el territorio se dividía con los supuestos “regalos” territoriales que los zares rusos Lenin y Stalin habían hecho a Ucrania.
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