Músicos sobre Ennio Morricone en Chile: “Su carácter era fuerte, pero era un gran creador”

Ennio Morricone
Ennio Morricone trabajando con la Orquesta Clásica Usach en el Aula Magna Usach, en 2017. Foto: Extensión Usach.

El compositor italiano fallecido hoy a los 91 años vino en tres oportunidades a Chile entre el 2008 y el 2013, ofreciendo conciertos con músicos de su país y también con los de la Sinfónica de Chile, la Orquesta Clásica Usach y el Coro de la U. de Chile. Acá, los intérpretes locales recuerdan al disciplinado y exigente maestro italiano.


El maestro italiano fallecido este lunes 6 de julio en Roma (Italia) a los 91 años, tras complicaciones de una caída en su casa, era uno de los grandes compositores de música de películas de los últimos 60 años. Sólo John Williams se le puede comparar en la magnitud e influencia de su creación y no por nada hace un mes se le había concedido junto al músico estadounidense el Premio Princesa de Asturias de las Artes, uno de los más importantes de España.

Se sabe que Ennio Morricone no tenía una personalidad fácil. No se llevaba bien con los periodistas ni tampoco aceptaba preguntas en otro idioma que no fuera el italiano. Sin embargo, tal como lo atestiguaba hoy una crónica del diario El País, cuando inesperadamente entraba en calor o en confianza con alguien, podía ser capaz de inauditas muestras de afecto.

A Chile vino en tres oportunidades y en todas ellas es probable que los músicos que tuvieron la oportunidad de probar el sabor de su carácter hayan empezado por los sabores amargos y terminado en la dulzura de un buen “nono” (abuelo) romano. Su música era un poco igual: era capaz de viajar desde las disonancias y escalofriantes tonos creados para El exorcista II o La niebla (creada junto a John Carpenter) a una partitura noblemente sentimental como la de Cinema Paradiso.

En su primera visita ofreció dos conciertos el 19 y 20 de marzo del 2008 en el Parque Bicentenario acompañado de músicos italianos y el Coro de la Universidad de Chile. Tres años más tarde, el 18 y 19 de junio del 2011 se presentó junto al mismo coro y la Orquesta Sinfónica de Chile en el Movistar Arena. Finalmente el 24 y 26 de noviembre del 2013 dirigió al Coro y la Orquesta Clásica Usach en una gran presentación junto al músico Mike Patton en el Estadio Bicentenario Municipal de La Florida y en el casino Monticello, respectivamente.

“Su carácter era fuerte, estaba siempre serio y tenía una personalidad solitaria, tal como era solitario su trabajo de compositor”, comenta el violinista Raúl Orellana. “Claramente tenía un mundo interno muy fuerte. Era un gran creador”, agrega quien fue concertino invitado de la Orquesta Clásica Usach para los dos conciertos de 2013.

El instrumentista también recuerda los detalles de una prueba junto a la orquesta: “En un ensayo que estábamos haciendo en el Aula Magna de la Usach, en un momento Morricone subió al escenario y se puso a llorar y nos felicitó por la calidad musical de la orquesta. Todo su staff nos dijo que era algo que nunca pasaba, que nunca se emocionaba tanto”. Pero Orellana matiza: “Fue algo excepcional, estaba feliz porque fuimos capaz de comunicar algo que estaba en su música. Pero tenía su carácter, porque a los cinco minutos volvió a enojarse por algo”.

Ennio Morricone
Ennio Morricone, tras un ensayo con la Orquesta Clásica Usach en el Aula Magna Usach, 2017. FOTO: Claudia Allende.

El compositor italiano fue autor, entre otras, de las bandas sonoras de las películas El bueno, el malo y el feo (1966), La misión (1986), Los intocables (1987), Cinema Paradiso (1989) o Los ocho más odiados (2015), por la que ganó uno de sus dos premios Oscar tras el honorario que se le concedió en el 2007. En Chile interpretó todas aquellas creaciones en sus diferentes visitas (a excepción, claro, de la música de Los ocho más odiados, que es posterior) y el concertino de la Orquesta Sinfónica de Chile, Alberto Dourthé, recuerda la experiencia.

“A mí particularmente me gusta mucho la música de Cinema Paradiso (1989), desde que vi la película en su estreno en el ex Cine Ducal, al frente del Teatro Municipal. De hecho, creo que a través de esa banda sonora conocí a Ennio Morricone. Lamentablemente no la incluyó cuando tocó con nosotros en el 2011″, dice Dourthé. “Era un rockstar, por la manera en que lo trataban y lo llevaban para todos lados quienes organizaban los conciertos. Siempre separado de nosotros. Pero al mismo tiempo se notaba que le molestaba esa condición”.

Y añade una historia peculiar: “En esa misma época estaba en Chile el compositor italiano docto Gabriele Manca. Me dijo que fuéramos a conversar con Ennio Morricone, pues él lo conocía. Fuimos y lo primero que Morricone le dice al verlo es: ‘Este sí que es un compositor'”.

Sobre su personalidad entre gruñona y emotiva, el coordinador de elencos de la USACH, Rodrigo Díaz, recuerda: “Tenía un carácter fuerte. En una parte muy difícil de las trompetas de El bueno, el malo y el feo, la hizo repetir varias veces y se enojó tanto que tiró el atril. Era muy estricto, en el estilo de los directores antiguos. Pero hubo un momento, en el último ensayo, en que se emocionó tanto por el sonido de la orquesta, la actitud y la musicalidad, que se cayeron unas lágrimas. Fue muy impresionante”.

Ennio Morricone
Ennio Morricone, en su concierto con la Orquesta Clásica Usach y el Coro Usach, en el estadio Bicentenario de La Florida, en 2017. FOTO: Claudia Allende.

La superstición violeta

Aunque Ennio Morricone tenía una personalidad bastante terrenal y disciplinada, cargaba con ciertas costumbres propias de la vieja tradición italiana. Una de ellas era su superstición con respecto al color violeta, que para los actores y artistas italianos es el sinónimo de la mala fortuna.

“Me acuerdo que nos dijo que si alguien llegaba con la más mínima prenda de color violeta lo iba a echar”, dice Patricia Herrera, ex integrante y actual coordinadora del Coro Sinfónico de la Universidad de Chile. “Y esta norma fue para los ensayos y para las presentaciones en vivo”, agrega.

La soprano Claudia Pereira, quien entonces era miembro de la Camerata Vocal de la U. de Chile y como tal actuó en el coro, hace memoria de sus intervenciones en las presentaciones. “La primera vez, en 2008, en el Parque Bicentenario, me tocaron dos solos: el del Ave María de la música de La Misión, que la soprano solista canta en la octava superior cuando lo interpreta el coro. Y otro solo de la película Sacco y Vanzetti, que es muy lindo. Pero en este último, una parte con el coro no salía. Morricone probó dos veces, se enojó y decidió sacarlo del programa”, dice Pereira.

La intérprete también se refiere a los cambios desde los conciertos del 2008 al 2011. “La primera vez vino con una orquesta especialmente armada para él, a la cual le pones play y tiene el repertorio de memoria, se manejaba sola. Morricone es un compositor increíble, pero no es director, y por eso me parece que tomaba la batuta por una razón más bien comercial. Por eso las dos veces fue un poco complicado para el coro y la segunda vez también lo fue para la Orquesta Sinfónica cuando actuamos en el Movistar Arena”, sostiene.

La última experiencia de Morricone en Chile también es recordada por Andrés Bahamondes, actual director del Coro Usach y tenor de la agrupación en la época de los conciertos del 2013. “Cercano no era, sino adusto, serio. Incluso algunos lo encontraron cascarrabias. Pero también fue cariñoso en un momento, porque agradeció haber trabajado con la Orquesta Usach y el resultado que se consiguió. Y al final, cuando todo el mundo fue a pedirle un autógrafo, accedió”.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.