Olga Celestina, única rectora en los 206 años del Instituto Nacional: "Se ha vuelto irrespetuoso, ¿cómo respetarán a las niñas?"

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Está a favor de que mujeres y hombres estudien juntos "para que se entiendan y respeten", pero que el plantel está tan "irrespetuoso" que si lo vuelven mixto "sería como lanzar a las niñas a una vorágine". Insiste en que "el machismo sigue existiendo" y relata que alcanzó a dirigirlo tres años antes de que un inspector general, hombre, intrigara en su contra y lograra sacarla del puesto.


"Tú sabes que estamos en Chile, y ustedes, los hombres son súper machistas", es lo primero que dice Olga Celestina Vivanco Parada (79) esta mañana de jueves -sentada en el living de su casa- cuando le preguntamos por qué ha sido la única rectora en la bicentenaria historia del Instituto Nacional. Es fácil pasarla de largo mirando el listado de los 33 nombres que han pasado por ese puesto, desde el presbítero José Francisco Echaurren (1813-1814) hasta el actual, Fernando Soto Concha (2014).

Ella ocupó esa oficina entre 1986 y 1990, cuando a nadie se le habría ocurrido plantear siquiera el debate sobre paridad de género. Menos ir a marchar con un pañuelo verde al cuello, un cintillo rojiverde sobre el cabello y una polera lila. Y para qué decir sobre emprender este complejo proceso de debatir y consultar a la comunidad si desean poner fin a 206 años de hegemonía masculina, y convertirlo en mixto. La ronda gradual de votaciones por estamentos comienza el martes 26, y esta tarde habrá una jornada de discusión. Así, Olga recibe a La Tercera PM para hacer memoria, compartir lo que vivió y hacer unas cuantas advertencias acerca de lo que está pasando en el tradicional plantel.

Recuerda perfecto que llegó dirigir el establecimiento en un momento "en que el Instituto Nacional tenía problemas de puntaje para la universidad y estaba bajando de categoría. La Irma Saavedra, directora del Ministerio de Educación, llamó al rector del colegio donde yo estaba trabajando, que era en Pudahuel. Ese colegio estaba muy bien evaluado, y le dijo al rector que necesitaba un cambio en el instituto". El rector le contestó que solo aceptaría si participa ella, entonces inspectora general.

Olga rememora que Irma Saavedra fue la primera en observar "¿Una mujer en el Instituto Nacional? Nunca se ha dado. Veamos". Pero ella no quería: "Mis hijos estaban muy chicos e iba a renunciar a la inspectoría general del colegio en Pudahuel". El rector no informó de su renuncia, y le dio curso a su llegada al Instituto Nacional.

-Aunque usted no quería.

-Después mi marido me retó. Me dijo "¿Pero cómo? ¡Si están los dos niños tan chicos!". ¿Y qué iba a hacer yo? Lo hice.

Cuenta que durante su gestión "nos desenvolvimos bien, y el colegio comenzó a repuntar en los puntajes; en un momento, un curso completo entró a Ingeniería. Con el rector trabajamos muy a la par. Él tenía inspectores generales hombres y me llevó a mí porque vio que tenía un interés muy especial en educación. Siempre quise estudiar Pedagogía".

-¿Había profesoras en el Instituto cuando usted lo dirigía? ¿Eran minoría, o estaban a la par en número?

-Te diría que era parejo, tanto hombres como mujeres. Nunca me preocupé de los hombres y de las mujeres, eso sí.

-Usted era la rectora y máxima autoridad. Así y todo, ¿sintió o vivió alguna vez que las cosas le eran distintas por ser mujer?

-Estaba tan metida en la pega, en mejorar los puntajes, que nunca me preocupó si estaban de acuerdo o no.

-¿Y por qué no hubo otra rectora?

-Es que ahí hubo un juego muy sucio.

-¿Por qué?

-Había un inspector general del Instituto Nacional que lo único que quería era ser rector. Mucho antes de que llegáramos nosotros. Él empezó con problemas políticos; yo nunca me metí en problemas políticos. Llegué allá por mis capacidades y no por otra cosa.

-¿Qué hizo él?

-Comenzó a armar un complot y a trabajar todo para que a mí me sacaran. Jamás le escuché plantearme una solución o una mejoría para el colegio.

-¿Quién era?

-Prefiero no nombrarlo. Además, ya murió. No vale la pena.

-Entiendo. ¿Consiguió su objetivo este señor?

-Lo consiguió. Lo hizo. Y además a mí me pilló en un mal momento personal. Entonces, yo todavía creía en la justicia.

-Y en las buenas intenciones. Es que hay veces que abusan de uno o una cuando lo ven mal.

-Yo había hecho una buena gestión, el colegio estaba como nunca. Mire, me fui con un resentimiento del colegio. Tuve que salir de ahí.

-¿Le hicieron una despedida, al menos?

-No, no, no. Me fui resentida del Instituto. Ahora lo acepto. Después, me mandaron a otro colegio.

-¿Cómo se portó con usted la comunidad académica cuando le pasó esto?

-No, es que ya venía el problema de las elecciones y se fueron para otro lado. Me sacaron del Nacional no por capacidad, sino que por cuestiones políticas. Nunca he sido política y no llegué al colegio por cuestiones políticas tampoco.

Pero eso tuvo una vuelta, cuenta la profesora: "De ahí me fui a un colegio de mujeres en Independencia porque me mandaron para allá, castigada, entonces dije 'listo yo voy a demostrar que soy capaz y voy a trabajar por las niñas, de la misma forma que trabajé por los jóvenes'. Y lo hice, empecé a trabajar, llegué cuando el colegio estaba pésimo.

-¿Qué colegio era?

-El Liceo Rosa Ester Alessandri, llegué en calidad de directora. Estuve un año para cambiar la mentalidad, para que los profesores entraran a la sala porque se quedaban conversando... Un año también para que empezáramos a trabajar en educación. Como a los tres años ganamos un premio que le dan a los colegios de excelencia académica. Trabajé con todas las profesoras, incluso hasta una ópera formaron los profesores.

"Se ha perdido la calidad del alumnado; antes era para sacarle el sombrero a los cabros"

Ante el proceso de convertir su ex plantel en mixto, Olga está convencida de que "hay que actuar con los cambios que vienen. El Colegio San Ignacio tomó en prekinder y varios colegios han comenzado desde la base. Es bueno que estudien juntos hombres y mujeres, para que se entiendan y respeten. Es parte de la vida". Pero, deteniéndose en este caso en particular, advierte que las cosas no son tan sencillas. Y no solo porque haga ver que hay problemas "con una infraestructura muy complicada en el Instituto, como con los baños; hay que entrar a cambiar eso. No sé cómo lo van a hacer. Yo me he desligado totalmente".

-¿Cree que el Instituto está preparado para esto, para volverse mixto?

-Es que conozco un Instituto diferente. Un Instituto respetuoso, uno donde iban los cabros que querían, que no tenían los medios, y que querían progresar...

-¿Y ahora?

-Lo veo distinto. Ahora ni siquiera tuvieron la matrícula. No  la completaron. Cuando estábamos nosotros quedaban afuera pero más del 50%... Ahora ni siquiera cumplieron con la matrícula.

-¿A qué se debe eso?

-A la calidad de la enseñanza, el respeto hacia los profesores. Cuando yo estuve había un respeto total hacia los profesores. Hoy, por lo que he sabido, se ha perdido el respeto. Se ha perdido la calidad del alumnado, porque antes era sacarle el sombrero a los cabros. Eran cabros pobrísimos, cabros de puro esfuerzo, y eran primeros alumnos y eran respetados por sus colegas. Además, mi hijo, que estaba en los maristas y dijo que se quería cambiar al Nacional. Le dije que no, que lo pensara bien. Y finalmente entró por sus méritos.

-Entonces, el Instituto Nacional, ¿está o no tan preparado para recibir mujeres?

-No, tendrían que verlo muy bien y analizarlo muy bien. Porque primero tiene que haber un respeto de la comunidad. Si no hay un respeto a la comunidad, ¿cómo van a respetar a las niñas?  Es como lanzarlas a una vorágine. Incluso, hay apoderados que han retirado a sus hijos por la pérdida de clases, el irrespeto a la gente..

-Si esto termina en la decisión de volver mixto el Instituto Nacional, ¿qué aconsejaría usted?

-No, en esas condiciones, no. Porque sería no respetar a las mujeres. Sería encontrarse en un ambiente tan irrespetuoso.

-En medio del debate han criticado la idea profesores que hoy hacen clases ahí. Uno de matemáticas, Óscar Godoy, dijo que "el colegio está hecho para ser de hombres y yo formo hombres. Las niñitas necesitan un colegio de niñitas". Al margen de que usted encuentre de que el Instituto no está preparado, ¿qué le parece que haya profesores que digan eso, que solo formen hombres?

-Eso es no respetar la diversidad. Somos diferentes pero somos igualmente capaces. Las mujeres que han estado en ministerios, lo han demostrado. Que hemos tenido pocas oportunidades, es cierto pero ya se está abriendo el abanico.

-¿Por qué hay académicos que tienen esa reacción?

-El machismo sigue existiendo en este país.

-¿Y en el Instituto Nacional?

-Cuando yo estuve todos respetaban mucho a los profesores.

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