Ominami y reactivación de Unasur: “No se trata de validar regímenes, es reconocer realidades y el diálogo con Venezuela debe ser con Maduro”
A juicio del exsenador, quien ha sido uno de los articuladores a nivel regional para pedir el regreso de esta instancia, la Unión de Naciones Suramericanas debe "caminar sobre dos pies". "La concertación política" que predominó en la fase anterior "es fundamental", comenta. Sin embargo, cree que también hay que ser autocrítico "de todas las deficiencias e insuficiencias que tuvo Unasur", entre ellas, la incapacidad de generar una dimensión empresarial y de integración económica "consistente".
Viene llegando de Uruguay, donde asistió a un foro de exdignatarios e intelectuales que han promovido el regreso de Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). De hecho, las conclusiones del “Coloquio de Montevideo por la Integración Suramericana”, en el que participaron los expresidentes José Mujica y Ernesto Samper, fueron remitidas a la cumbre que se realiza en Brasilia, donde precisamente se iba a relanzar esta instancia regional.
Esta reactivación hoy es valorada por al exministro y exsenador Carlos Ominami (exmilitante socialista), quien fue uno de los articuladores de una declaración pública -enviada por carta en noviembre del año pasado a todos los presidentes de la región- solicitando la reconstitución de Unasur. Esa misiva fue firmada por los expresidentes Ricardo Lagos, Michelle Bachelet y Dilma Rousseff, además de Mujica y Samper, entre otras celebridades.
¿Si Unasur hubiese estado activa en los últimos años, la crisis migratoria habría tenido un desarrollo distinto?
Nadie puede asegurar, con total certeza, pero me parece que habría habido un espacio para conversar sobre estos temas y poder definir una política que sea coherente con un principio básico, que es el ordenamiento de migración. Lo que hemos tenido aquí ha sido una meditación completamente desordenada, que tiene un componente irregular fuerte. Un espacio como Unasur hubiera servido para poder tener esa discusión y, probablemente, haber evitado sobre todo los excesos que han tenido lugar en materia migratoria. Otra cosa adicional, Unasur también había hecho un esfuerzo grande en temas de política sanitaria y fue francamente criminal haber paralizado Unasur frente a la pandemia.
¿Qué otra ventaja tiene la reactivación de Unasur?
Una cosa que a mí me parece que es fundamental y que nosotros la tratamos con bastante profundidad en Montevideo, es todo lo que llamamos la dimensión empresarial, productiva y tecnológica. El senador (Guido) Girardi hizo una estupenda presentación sobre el Congreso del Futuro. Y una de las conclusiones es sudamericanizar el Congreso del Futuro, que no sea solamente un foro chileno. Juntamente con eso, América del Sur necesita desarrollar una dimensión empresarial y productiva (...). Yo siento que hay una nueva oportunidad de recrear una Unasur distinta a la anterior. Hay cuestiones muy importantes que se hicieron en el periodo anterior, como la concertación política, los temas sanitarios, acuerdo en materia de defensa, pero hay cosas que no estuvieron presentes y que tienen que ser incorporadas y garantizando el pluralismo. Esto no puede ser un encuentro de presidentes que tienen puntos de vista en común, como fue el caso de Prosur. Piñera, Duque y Macri dijeron se acaba Unasur y hacemos Prosur, y lo digo con el mayor de los respetos, hoy Prosur no es ni siquiera un grupo de WhatsApp entre expresidentes.
En su momento, el gran dilema de Unasur y de otras orgánicas regionales era crear espacios de concertación política o bien basarse en una integración más bien económica, física y comercial. Por lo que plantea, ¿usted se inclina derechamente por lo segundo?
Hay que caminar sobre dos pies. La concertación política es fundamental. Mira el mundo en el que estamos hoy día. Hay que tener puntos de vista en común sobre los grandes temas del mundo. Lo que ocurrió el año pasado con la Cumbre de las Américas fue lamentable. Estados Unidos no tenía mucho que ofrecer y los países de América Latina no tenían un punto en común. Entonces, creo que la concertación política es fundamental, pero uno de los problemas graves que tuvo Unasur es que no fue capaz de generar una dimensión económica consistente. Eso permitió que los gobiernos conservadores la paralizaran. Si hubiera existido una dimensión económica consistente, Piñera, Duque y Macri no habrían podido hacer lo que hicieron. Hay que hacer una reflexión bien autocrítica de todas las deficiencias e insuficiencias que tuvo Unasur. Y espero que se corrijan.
Ayer en una entrevista en T13 Radio, Rosa María Payá, rostro de la disidencia cubana, planteó que era lamentable que Unasur validara regímenes como el de Venezuela. ¿Usted considera que se valida a Nicolás Maduro internacionalmente?
No se trata de validar regímenes. Se trata de reconocer realidades. El Presidente de Venezuela es Maduro. El diálogo con Venezuela, hay que hacerlo con Maduro, sin que eso signifique desconocer las diferencias importantes que podemos tener con él. Si queremos hablar en serio sobre el tema migratorio, no vamos a discutir con el señor Guaidó. Tenemos que conversar con Maduro. El hecho de que Maduro pueda ser parte de este esfuerzo de recomposición de Unasur, puede ayudar a que la crisis venezolana se resuelva. Podemos ayudar a que las negociaciones entre la oposición y el gobierno venezolano, las negociaciones de México, puedan prosperar y que el próximo año pueda haber elecciones libres y supervisadas internacionalmente, que sería la forma de salir de la crisis. Conocí mucho al padre de Rosa María Payá. Tuve la oportunidad de estar con él. Fue una gran persona, pero ella comete un error grave con sus declaraciones. El propio gobierno norteamericano está conversando con Maduro.
¿Se pueden reforzar las cláusulas democráticas y de derechos humanos de Unasur para que los países se obliguen y asuman compromisos?
Unasur tiene una cláusula democrática. Pero hay que ser consistente en esto. En materia de derechos humanos no sólo hay problemas en Venezuela. Hay problemas serios planteados en Perú. Obviamente, el tema de la cláusula democrática y el respeto al principio básico de los derechos humanos es fundamental. Y, en eso, Unasur tiene que ser capaz de tener un planteamiento que vaya más allá de los intereses específicos de cada gobernante.
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