La reapertura del acceso a la estación Baquedano de la Línea 1 de Metro de Santiago supuso un punto final a uno de los capítulos abiertos del estallido social. El acceso estuvo cerrado por más de cuatro años y desde este martes los usuarios pueden volver a usar las escaleras que fueron un símbolo de la revuelta. Pero la apertura no es ni de cerca lo último pendiente de volver a ver en funcionamiento después del 18-O de 2019. Las llagas que dejó el estallido se siguen viendo en algunas edificaciones y sectores. Y aunque algunos derechamente bajaron su cortina para siempre, otros podrían seguir los pasos de la estación de transporte.

Museos, iglesias e incluso hoteles que mantienen las heridas de la revuelta social han tomado distintos rumbos con el objetivo de reabrir o reconstruir espacios.

La excapilla o iglesia del Sagrado Corazón de Jesús del Hospital San Borja fue un templo católico destinado al servicio religioso de Carabineros desde 1975. Así funcionó hasta que la institución, producto de la destrucción, saqueos e incendios que afectaron al inmueble a partir de octubre de 2019 decidió hacer un traspaso al Fisco.

En 2023 la estructura fue desacralizada y traspasada oficialmente al Ministerio de Bienes Nacionales, pero ahora, luego de que el Arzobispado de Santiago solicitara al ministerio el reuso de la iglesia para avanzar en su recuperación definitiva, la cartera entregará de nuevo la edificación.

La iglesia, que pasó a ser un foco de fiestas clandestinas, violencia y drogadicción, hoy tiene una fachada completamente renovada por el ministerio, pero en su interior aún se pueden ver los rayados conmemorativos a la revuelta social, así como grafitis y escombros.

Con vigilancia permanente de carabineros y un funcionario, se espera que a través de la Concesión Nacional Gratuito de Largo Plazo que entregó el ministerio al arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, se tome un nuevo rumbo para su reconstrucción. La iglesia, además, tiene planes de recuperación de otros dos templos en el sector: La Asunción y Veracruz.

Tras el retiro preventivo de la estatua del general Baquedano de la Plaza Italia, acordado por el Consejo Nacional de Monumento y por una solicitud levantada por el Ejército de Chile con el objetivo de que no sufriera mayores afectaciones por el riesgo estructural que presenta la escultura, la figura que fue centro de las manifestaciones durante el estallido social hoy se encuentra alojada en el Museo Histórico Militar de forma provisoria y ha sido objeto de restauración. Como sea, lo cierto es que el plinto que sostenía la estatua hoy se encuentra vacío y sin una definición clara sobre su futuro.

Al consultar con el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), desde ahí señalan a La Tercera que “este espacio es parte del plan de la nueva Alameda-Providencia que trabajan el Gobierno Regional Metropolitano y los municipios de Santiago y Providencia, por lo que el CMN está a la espera del ingreso de una propuesta oficial respecto de los monumentos nacionales incluidos en el área”. Ante esto, desde la Gobernación Regional Metropolitana aseguran que el proyecto no involucra la definición de la estatua de Baquedano y que esta reside entre Delegación Presidencial y Ministerio del Interior.

Sin embargo, desde el Ministerio del Interior asegurán que el proyecto Eje Alameda Providencia no contempla en esta etapa intervenciones en el espacio donde se ubicaba la estatua de Baquedano. De todas maneras agregan que en el caso de todos los monumentos, la tuición recae en municipios y el Consejo de Monumentos Nacionales, no sobre la Delegación Presidencial ni del ministerio.

El museo alcanzó a funcionar tres años y luego fue devastado por las llamas. Tras abrir en 2015, el Museo Violeta Parra, situado a pasos de la “zona cero” en Vicuña Mackenna, se encuentra con rayados a su alrededor y tablas que protegen el ingreso a la estructura. Las obras que ahí se exhibían fueron trasladadas a distintos lugares en la Región Metropolitana, entre el Museo de Arte Contemporáneo y la Casa Violeta Parra en el Campus Oriente de la Universidad Católica.

Hoy el edificio se mantiene desocupado, con su infraestructura visiblemente afectada y con restos de fotografías de la poeta chilena. El futuro del terreno, perteneciente a la Universidad de Chile, se encuentra visado para volver a utilizarse, aunque por partes. En conversación con Radio Duna hace pocas semanas, la directora ejecutiva del museo, Denise Elphick, aseguró que empezarán “con algunas activaciones iniciales que serán más pronto que tarde, y por etapas”. La última vez que el lugar tuvo una reapertura fue en enero del 2023, cuando se dieron recorridos por las ruinas del edificio.

Desolado y con autos estacionados a su alrededor, el edificio que hasta hace cuatro años era un lugar altamente concurrido por turistas y que está ubicado en Calle Merced, a pasos de la “zona cero”, no tiene una fecha concreta de reapertura, aunque su dueño, Juan Carlos Torre, ha asegurado que el edificio se encuentra en la segunda etapa de reconstrucción.