Rueda no puede romper el cascarón

Reinaldo Rueda
Photosport

El empate sin goles de Chile ante Corea del Sur volvió a manifestar graves problemas en ataque. Mientras sigue acomodándose en el puesto, el técnico colombiano sigue con su periodo de pruebas, muchos de las cuales no dan buenos resultados.


Seis partidos al mando de la Selección y lo cierto es que Reinaldo Rueda sigue intentando romper el cascarón. Más allá de algunas directrices futbolísticas intransables, como la elección de zagueros centrales espigados y un dibujo táctico permanente, con cinco mediocampistas y un solo delantero, por ahora la Roja transita por un camino incierto, buscando su identidad y sobre todo tratando de sacarse la mochila del último fracaso en las Eliminatorias. Porque aunque no lo quieran reconocer, ni siquiera el propio técnico, el hecho de no haber ido al pasado Mundial seguirá siendo una cruz que tendrán que cargar por varios meses más. Siendo o responsables directos del descarrilamiento en la última parte del camino a Rusia.

Rueda, a quien se lo designó entre otras cosas para propiciar el mentado recambio en la Selección, se mueve por ahora en un terreno pantanoso, con un camarín fragmentado todavía por lo sucedido con Claudio Bravo y jugadores como Alexis Sánchez, al cual no le importa dejar mal parado al propio técnico colombiano con un viaje tan sorpresivo como inesperado. Y con un  equipo en la cancha que todavía no expresa en plenitud su idea. Eso sí, en este último caso, por errores individuales, pero también por malas decisiones desde la banca.

Hay cosas para destacar de Rueda desde lo futbolístico. Acertó plenamente con la inclusión de Gabriel Arias, no solo en las convocatorias, sino como el arquero titular. Hoy nadie extraña a Claudio Bravo y seguramente de acá a la Copa América de Brasil, el exportero de Unión La Calera será el dueño del puesto. Lo mismo Guillermo Maripan, que se consolidó en el centro de la zaga. Ambos son posiblemente las caras del manoseado recambio y que se convirtieron en estos partidos en piezas insustituibles.

Pero así como encontró rostros nuevos en puestos sensibles de la zona defensiva, Rueda naufraga cruzando la mitad de la cancha. Basta repasar los seis compromisos hasta ahora disputados para encontrar algunas conclusiones que avalan este déficit de la gestión del colombiano. Ningún delantero convirtió goles en la era del técnico cafetalero. Y la lista de arietes utilizados es tan larga como prolífica en goles con la Roja. Alexis Sánchez y Eduardo Vargas, dos de los máximos artilleros históricos, están secos con Rei. Lo mismo con Nicolás Castillo, Ángelo Henríquez, Felipe Mora, Diego Rubio e Ignacio Geraldino, los otros goleadores convocados por el entrenador.

Resultó curioso el experimento que probó Rueda en Suwon ante Corea del Sur. Privilegió a Vidal en la posición de nueve por sobre los centrodelanteros que nominó. Aquella movida obligó a Diego Rubio a jugar como extremo izquierdo y naufragó. Si el técnico quería ver al ariete en un partido de la Selección, claramente se habrá quedado con una mala impresión. El exjugador de Colo Colo nunca se vio cómodo y estuvo impreciso en las pocas veces que entró en juego.

Pero la falta de gol de los circunstanciales delanteros no solo es un tema de impericia. La generación es escasa y la falta de profundidad en los últimos metros de la cancha se está tornando habitual. Diego Valdes, quien más ha sido utilizado por Rueda como enganche, es un gran ejecutante de balones detenidos y un buen acompañante de jugada, peor aún no tiene el rodaje ni la personalidad para conducir el barco. No tiene ese último pase tan necesario para cualquier delantero centro.

El triángulo Medel, Aránguiz y Vidal, el sostén sobre el cual parece que tendrá que aferrarse la Selección mientras Alexis Sánchez siga más preocupado de sus viajes y de su rendimiento en el Manchester United, todavía parece estar en rodaje. Y aquello resiente al colectivo. Medel sigue teniendo esa energía en la recuperación, pero le falta claridad en la organización. Aránguiz arrastra desde hace mucho tiempo problemas físicos, que le han quitado ritmo futbolístico. Su juego hoy en Suwon estuvo lejos de una versión más acorde a su historia en la Roja. Y Vidal, que desea mostrar desde la exuberancia física su liderazgo en el equipo, todavía está en proceso de puesta a punto tras tanto tiempo inactivo, que incluso le ha costado ser suplente en Barcelona. Por ahora siguen siendo inamovibles, pero Rueda los necesita a plenitud si quiere mantener la capacidad para competir con los mejores.

Aunque todavía restan nueve meses para la Copa América, Rueda sabe que está lejos de la excelencia. No solo en el juego, sino que además los rostros nuevos no parecen estar a la altura de sus antecesores en la Selección. La pista asoma con obstáculos y el técnico lo sabe. Habrá que ver si tiene la capacidad de sortearlos con éxito. El discurso de una vez por todas tiene que verse reflejado en la cancha.

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