Secretaria parlamentaria del gobierno de Canadá: “Las cosas no cambian solo porque se dice ser un gobierno feminista”
Soraya Martínez es integrante del gabinete de Justin Trudeau es chilena y fue exiliada en Canadá, donde desarrolló su carrera política. La semana pasada representó al Primer Ministro en el cambio de mando y se reunió con autoridades locales para abordar materias feministas, las que han sido priorizadas por el gobierno canadiense.
Soraya Martínez (50) nació en Chile, pero en la década de los 80´, cuando tenía siete años, se exilió en Canadá junto su familia. Allá creció, estudió y desarrolló su carrera política. Actualmente, trabaja en el gabinete del Primer Ministro Justin Trudeau, como secretaria parlamentaria del Ministerio de Vivienda y Diversidad e Inclusión, un cargo equiparable al de una subsecretaría chilena.
Lo suyo es la política. En 2005 fue elegida concejal de la ciudad de Saint-Michel y designada para el Comité Ejecutivo de la Ciudad de Montreal como asesora de cultura. De 2015 a 2018 se desempeñó como jefa de gabinete y asesora principal del Ministro de Patrimonio Canadiense.
En 2015, Trudeau formó el primer gabinete paritario en la historia del país. Luego en 2017, estableció una política exterior de corte feminista; así el gobierno canadiense se consolidó como un gobierno feminista, modelo que el nuevo presidente, Gabriel Boric quiere replicar. En ese contexto, Martínez como autoridad del gobierno canadiense, destaca los cambios de la nueva administración.
Justin Trudeau debutó anunciando que el suyo sería un gobierno feminista. Gabriel Boric sigue el mismo guión. ¿Qué es y cómo debería funcionar un gobierno feminista?
En 2015, cuando el primer ministro Justin Trudeau formó el gabinete, fue el primero en hacerlo de forma paritaria, y eso, para un país del G7, era muy innovador. Lo primero, es asegurarse que los puestos importantes de un gabinete estén formados por mujeres, para tener una vista femenina dentro del gobierno. Por ejemplo, en estos momentos en Canadá, la ministra de finanzas, de extranjería y defensa nacional son mujeres. En segundo lugar, hay que asegurarse que todos los ministerios y todos los gobiernos tengan un filtro feminista. Uno se puede asegurar de eso cuando todas las políticas públicas que se desarrollan son analizadas frente a los derechos de las mujeres y el impacto que pueden tener en ellas.
¿Por qué tan pocos países se han aventurado a emprender algo como esto?
El mundo está cambiando, y el hecho que países como Canadá y ahora Chile, que son países de América, den el ejemplo, van a influenciar de manera positiva a otros países. Nosotros, como un gobierno progresista, vemos que podemos crear muchas cosas con Chile, sobretodo en el ámbito feminista. Eso también va influenciar más a otros países.
¿Cree que es algo propio de países desarrollados? ¿O países menos desarrollados, como Chile, pueden aspirar a eso, aún teniendo necesidades básicas que cubrir?
En todas las tragedias y en todos los cambios importantes, las mujeres son siempre las más afectadas. Esto lo vemos ahora con la pandemia de Covid-19, porque las mujeres fueron las más impactadas. En esta visita me reuní con la nueva ministra de las mujeres, Antonia Orellana, y con ella hablamos de que, con la pandemia, las mujeres han retrocedido más de 10 años. Entonces, es muy importante asegurarse de que, en todos los gobiernos, desarrollados o no, las políticas que se impulsan sean para ayudar a las mujeres
¿Qué políticas feministas han sido claves en Canadá?
Podría hablar de las más actuales. Una de las políticas que estamos trabajando ahora, y que es de las más importantes, es un sistema de guardería nacional. Así le damos oportunidad a todas las mujeres de ingresar al mercado laboral. La idea es trabajar en todas las provincias para ofrecer este sistema. Lo segundo, es que nos aseguramos que todas las políticas que hacemos tengan una vista hacia las mujeres. Por ejemplo, en los acuerdos internacionales de intercambio comercial, como el que tenemos con Chile, trabajamos un capítulo sobre la igualdad de género, para asegurarnos que las mujeres también tienen acceso al desarrollo económico y social.
¿Cómo es desarrollar una carrera política en un gobierno feminista?
Yo creo que hay que ser auténticas y seguir luchando por los derechos laborales, educativos y de libertad sexual, porque hay que ser realistas. En todos los países la política aún es un mundo de hombres y la igualdad no necesariamente es igual en todas partes. Ahora, tener un primer ministro que toma una posición feminista ayuda, pero la realidad sigue siendo un mundo de hombres y las mujeres tenemos que seguir trabajando para que nuestra voz esté presente y seguir trabajando por los derechos de las mujeres. Las cosas no cambian solamente porque se dice ser un gobierno feminista, es un cambio de cultura y eso toma tiempo.
¿No se sienten las mujeres en obligación de demostrar que ameritan ese cargo, más allá de las cuotas?
Hace mucho que hemos luchado por nuestros derechos, como el derecho a votar. Hemos trabajado para ganarnos el acceso al empleo y ser pagadas igual que los hombres, pero hoy estamos trabajando para ser vistas al mismo nivel, en cuanto al liderazgo y a las posiciones de decisión y eso es un cambio de cultura desde el interior, no solo desde el gobierno.
¿Qué exigencias impone el ser una autoridad y mujer en un gobierno feminista?
Yo creo que las exigencias nos las ponemos nosotras mismas. Creo que las mujeres se ponen ellas mismas las condiciones de trabajo más fuerte. Nos pasa seguido, que sentimos las necesidades de hablar más fuerte, de decir cosas más seguido, para estar segura de que nos han escuchado. Las mujeres que están en política sienten que tienen trabajar más y esto no ha cambiado, aún nos quedan cosas por hacer.
¿Cómo cambia la dinámica de un gabinete integrado en un 50% por mujeres?
Hay que asegurase de los cupos que existan cupos reservados para las mujeres, porque de manera natural no va ocurrir, no hasta que la cultura cambie. Ahora, la dinámica sí cambia, porque le damos a la mujer el espacio y compartimos el poder de manera igual, y eso es muy importante.
¿Sintió el cambio cuando se el gabinete se formó con paridad de género?
Sí se nota el cambio, porque las mujeres estamos en posición de decisión. Las mujeres estamos en posición de influenciar las políticas que van a tener un impacto sobre nosotras mismas. Además, las mujeres dentro de sus propios gabinetes, también van a contratar a mujeres, entonces se produce un equilibrio muy importante.
¿Las negociaciones son diferentes cuando uno o los dos participantes son mujeres?
La diferencia está que las mujeres sentimos que el resultado debe ser el bien colectivo. La participación de la mujer en negociaciones son hechas de manera que el resultado no viene de la capacidad de haber negociado bien, sino de la capacidad de haber adquirido un resultado positivo para el bien colectivo. La mirada que tenemos en la negociaciones no va en que yo gane, sino que ganemos.
¿El género importa en las conversaciones o los debates más ásperos del parlamento?
Tenemos que asegurarnos que el diálogo y las palabras sean respetuosa para las mujeres y así como la forma en la que nos incluimos en el parlamento. Hace no mucho, en el código del parlamento decía que las mujeres tenían que ponerse una falda. Entonces, el sistema también debe asegurase que haya una forma de tratamiento a nivel de la mujer y del hombre sea respetuoso.
¿Siente que las discusiones parlamentarias cambian cuando hay participación de mujeres?
Yo siento que en el parlamento hay un respeto por la manera que uno habla y la manera que una habla de las políticas que afectan a las mujeres. Yo lo veo en la parlamento, porque veo como cambian las discusiones, pero es un trabajo cotidiano.
¿Por qué?
Porque hay un sesgo social. En Canadá estamos muchas horas hablando sobre la política de migración, pero esa conversación está basada en sesgos sociales que llevamos hace mucho tiempo. Con las mujeres pasa lo mismo, porque hay percepciones inconscientes que todos tenemos, y cambiar esto toma tiempo, pero se están haciendo poco o poco en distintos escenarios. Por ejemplo, ya no es aceptado que le griten cosas a las mujeres mientras caminan por la calle, pero hace unos atrás la gente justificaba este comportamiento. Entonces, estos cambios sociales toman tiempo y el parlamento no es diferente. Aún hay muchos hombres en el parlamento, alrededor del 30% son mujeres, entonces debemos entrar más, para cambiar las reglas.
El declararse feminista, abre o estrecha el margen de acción de un gobierno? ¿Implica que el Presidente estará doblemente exigido en algunos ámbitos?
No por ser mujeres no tenemos una responsabilidad de contribuir de manera de positiva en el gobierno, esa responsabilidad la tenemos las mujeres y los hombres. Ahora, al declararse feminista, el gobierno tiene la responsabilidad de asegurarse que todas las mujeres y todas las políticas contribuyan. Mezclar las dos me parece reductor. El gobierno feminista que somos ha demostrado, que no solo uno puede hablar de feminismo, sino que también debe actuar así.
¿El declararse feminista, abre o estrecha el margen de acción de un gobierno?
Yo creo que no estrecha, sino que nos da una posición de liderazgo. Cuando uno quiere cambiar las cosas, pueden haber obstáculos, con algunos países u otros, pero tenemos una responsabilidad como gobierno que si esto es lo que queremos hacer, tenemos que tomar la posición de liderazgo. Actualmente, en el mundo tenemos un desafío de democracia. Canadá y Chile tienen la responsabilidad de preservar la democracia, así como tenemos la responsabilidad de empujar de las políticas feministas. Esto es un liderazgo muy importarte, viene con desafíos, pero eso no quiere decir que no hay que hacerlo.
¿A que desafíos se enfrentan?
Tenemos desafíos con defender la democracia, lo estamos viendo hoy con lo está pasando en Europa. También nos enfrentamos a desafíos cuando desarrollamos políticas comerciales con capítulos que van a preservar y valorizar el aporte de las mujeres, pero hay que hacerlo.
Chile tiene un presidente feminista, la primera ministra del Interior de la historia, gabinete mayoritariamente femenino y una primera dama que promete trabajar por las juventudes trans ¿Cómo esto acerca a Chile a ser un gobierno feminista?
Chile va tener discusiones importantes frente a los derechos de la mujer. Yo creo que el tener un gobierno feminista, va a asegurar que existan estas discusiones, y esto es muy importante para el futuro. Cuando me encontré con la ministra Orellana, hablamos de las colaboraciones que queremos tener los dos países en las políticas feministas. Esto se hace porque yo soy mujer y vengo desde un gobierno feminista, y ella también viene de un gobierno así, entonces eso va a generar que los proyectos salgan adelante y las políticas publicas sean feministas. El trabajo de la convención, también está hecho por muchas mujeres, y eso va a beneficiar los resultados.
¿Cree que Chile esta más cerca de implementar las políticas publicas con un enfoque feminista?
El trabajo de hace tantos años de las mujeres nos ha llevado a lo que hoy día hay. Las autoridades femeninas con las que he hablado tienen mucha espereza. Como chilena, estoy muy orgullosa de ver como este país está cambiando. Mi madre era madre soltera aquí en los años 70, lo que este gobierno puede hacer por las madres solteras va ser un grande y estoy segura que este país va ser un trabajo feminista.
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