Senador Castro (PS) y ley corta: “Duele que en un gobierno de izquierda aparezca la premura de alcanzar acuerdos sin pensar que es a costo de las personas”
El parlamentario ha estado desde el inicio en la tramitación del proyecto que intenta viabilizar el fallo de la Corte Suprema. Este miércoles, en los pasos finales de la comisión mixta, mostró todo su descontento ante ciertos aspectos de la normativa y hoy critica el proceder del ministro Segpres, Álvaro Elizalde. "Llegó en la fase final buscando entendimientos, pero forzando cosas y a mi juicio cediendo más de lo que correspondía para alcanzar un acuerdo con la oposición", asegura.
Pasadas las 9 de la noche de este miércoles, y luego de intensos días de negociaciones, el proyecto de ley corta que busca darle una salida a la crisis de las isapres logró ser despachado por la comisión mixta creada luego de las divergencias surgidas entre el Senado y la Cámara de Diputados.
Pero la mentada comisión tampoco estuvo exenta de diferencias. Y es que aunque a la jornada de ayer se arribó con un supuesto acuerdo, con el correr de las horas todo quedó en suspenso, puesto que ciertos artículos fueron objetados por algunos parlamentarios. Uno de ellos -quizás si el más notorio- fue el senador oficialista Juan Luis Castro (PS), quien como expresidente de la Comisión de Salud del Senado y ahora miembro de la misma tuvo un rol protagónico a lo largo de toda la discusión.
Por eso su desmarque no pasó desapercibido. El socialista fue el primero en hacer ver que él no aprobaría la ampliación de plazos que se había acordado -sin su presencia- la noche anterior, así como al momento de votar tuvo un duro cruce con el resto de los legisladores al no estar de acuerdo en haber agrupado en un mismo paquete la votación del congelamiento del Indicador de Costos de la Salud (ICSA) en 7,4% -variación porcentual máxima permitida que podrán aplicar las isapres al precio base de sus planes- por tres años, junto a la Modalidad de Cobertura Complementaria (MCC) de Fonasa.
“Desgraciadamente, tanto el gobierno como la derecha quisieron maquillar lo que no se quería dar cuenta públicamente, que es que ese artículo del ICSA traspasa el costo a las personas, y como nadie quería pagar ese costo político lo empaquetaron con otra norma para aparecer con mucha menos visibilidad. Fue un pacto que explica cómo se llega a aprobar una norma tan complaciente que solo afecta a las personas”, se extiende el senador Castro el día después de la votación que terminó aprobando no solo ese artículo, sino que todo el proyecto de ley, el cual fue despachado para ser votado en ambas cámaras.
¿Qué saca en limpio de la discusión en la comisión mixta?
Han sido intensos días y de mucha presión de distintos sectores. Había tres capítulos que resolver: arreglo financiero, normas regulatorias nuevas y las promesas de reformas. En los últimos dos las cosas se hicieron adecuadamente, logrando, por ejemplo, que Fonasa se fortalezca, pero el arreglo financiero me deja un sabor amargo porque había dos parámetros que no estaban en la mira y el gobierno cedió, traspasando el costo del desequilibrio de las isapres al bolsillo de los usuarios. Por un lado el ICSA, que quedó hipotecado por tres años al valor más alto que hay hoy de tope y eso me parece que va a castigar el bolsillo de las personas fuertemente, es excesivo y el riesgo de judicialización y las migraciones de las isapres van a continuar. Por otro lado, el plazo de 13 años para saldar la deuda es infinito, porque nadie sabe si las isapres en 13 años existirán.
¿Por qué ve que es mala medida el congelamiento del ICSA?
Era una presión muy fuerte de la derecha a cambio de no cuestionar el monto total de la deuda, cosa que en realidad nunca pudo ser. A cambio apareció esa propuesta y es peligrosa porque derechamente entra en el campo del bolsillo de las personas por mucho tiempo. Si se trataba de aliviar la carga, se hizo lo inverso y se cedió en algo que el gobierno tenía el criterio de no avanzar, pero por llegar a acuerdo se entregó una llave esencial. Si el motivo de judicializar en el pasado fue el precio de los planes, volveremos a tocar la misma música porque ahora las isapres son libres de reajustar alto. Hipotecamos que las personas se vean beneficiadas. Esto afirma a las isapres bien en su industria y no tengo objeción en eso, pero devolvió la pelota al bolsillo de las personas, y eso no va en la línea de cumplir fallos, solo mantiene el equilibrio financiero.
Pero, en general, ¿ve una una buena ley?
En lo que se refiere a nuevas regulaciones y reformas me parece que avanza, pero el arreglo financiero parece distorsionado y equivocado. Nadie imaginó que para solucionar lo de las isapres había que volver a castigar a las personas. No es motivo de orgullo, me parece bochornoso que se haya llegado al criterio que se dijo que se quería evitar. Es una estocada al punto más vulnerable de las personas.
Más allá de que no haya sido reduciendo el monto total de la deuda, ¿ve un perdonazo a las isapres?
Hay un salvataje a las isapres a partir de traspasarles la carga financiera a las personas, y eso no lo podría entender como un acuerdo favorable para la gente, que debía beneficiarse con rebajas.
Pero, a contrarreloj, había que buscar salida o se corría el riesgo de colapso.
Jugó en contra el tiempo, pero el fantasma de llegar al 12 de mayo sin ley igual llegó porque lo vamos a traspasar, las cámaras sesionarán el lunes 13. Ese fantasma de cumplir el fallo a tiempo precipitó la búsqueda de soluciones a cualquier costo, y al final quedó en las personas. Me duele que en un gobierno de izquierda aparezca la premura de alcanzar un acuerdo sin pensar que es a costo de las personas y no de los abusos de 40 años de las isapres.
Si estuviera en la piel de una isapres, ¿cuál sería su sensación con el nuevo proyecto de ley?
Ellos lo ven como una mejora. Lo ven como una garantía porque van a tener mayores reajustabilidades por ley, y eso les da seguridad de alzas de precios, un reajuste extraordinario del 10%, que todos los planes tienen que costar el 7% de la cotización de cada persona, que tienen 13 años de plazo. Si me pregunta quién gana y quién pierde en lo financiero, con el proyecto ganan las isapres y pierden las personas.
¿Hay victoriosos y derrotados entre oposición, oficialismo y Ejecutivo? ¿Quién cedió más?
Está claro que cedió más el gobierno. Cedió compelido y se autoimpuso llegar a un acuerdo inmediato so pena de no cumplir el fallo, pero igual vamos a traspasar la fecha. Pero también para tener un éxito legislativo. Es legítimo, pero los efectos, al menos en lo financiero, son de dudosa posibilidad de éxito. La gente se irá percatando de su reajustabilidad. Si no cambia el modelo difícilmente seguirán en las isapres y la sobrevivencia del sistema seguirá en duda. No ahora, pero sí en el tiempo.
¿Le faltó manejo al Ejecutivo, representado por los ministros Aguilera (Salud) y Elizalde (Segpres)?
La ministra ha estado permanentemente y ha hecho un gran esfuerzo desde el principio. El ministro Segpres llegó en la fase final buscando entendimientos, pero forzando cosas y, a mi juicio, cediendo más de lo que correspondía para alcanzar un acuerdo con la oposición. No hay un gran motivo de alegría ni vi los rostros así sabiendo cuál es el costo político y social de conceder más aún a las isapres, porque el costo se hace a partir de la gente.
¿Está decepcionado?
Sí. Pensé que se iban a sostener con más fuerza los criterios de no seguir aumentando los precios de los planes, no dar más tiempo para pagar. Se traspasó una cierta línea de convicciones y principios orientadores del Ejecutivo que no estaban pensados para tanta complacencia. Me genera decepción el modo en que se concede tanta garantía a un modelo que va cayendo en el tiempo.
¿Quién es el responsable de dar esas licencias?
El Ejecutivo actuó como un todo, pero los liderazgos fueron de los dos ministros que mencioné. Esas son las cabezas que dirigieron esto.
¿Cómo ve el panorama en las cámaras?
Probablemente en el Senado (se requieren 26 votos) puede que esté el apoyo, dado que concurre la oposición en pleno. En la Cámara tengo dudas, dado el equilibrio precario de correlación de fuerzas y se requieren 78 votos. Es un riesgo porque el proyecto ya fracasó una vez en la Cámara.
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