Sólo cinco países rechazan el Pacto Migratorio de la ONU

El Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular de Naciones Unidas fue ratificado el miércoles, tras haber sido votado por más de 160 países en Marruecos el 10 de diciembre. Así, con 152 votos quedó aprobado en Nueva York el primer acuerdo global para ayudar a aprovechar los beneficios de la migración y proteger a los migrantes indocumentados. Sin embargo, entre el encuentro en Marruecos y el de esta semana en EE.UU. se registraron importante cambios de postura.

El documento que consta de 23 objetivos, entre los que se destacan medidas contra la trata de personas y la separación de las familias, generó polémica puesto que varios países se negaron a aceptar el acuerdo, señalando -por ejemplo- que iba en contra de su soberanía nacional para decidir sus propias políticas migratorias. Estados Unidos fue el primer país en retirarse del Pacto en diciembre de 2017, antes de que incluso se comenzaran a discutir las medidas. Donald Trump señaló en ese minuto que el Pacto era "incoherente" con sus políticas migratorias.

Pese a que la ONU ha insistido en que el Pacto "no es legalmente vinculante y respeta la soberanía de los Estados para gestionar sus fronteras y sus políticas migratorias", varios otros países se sumaron posteriormente a lo señalado por Trump, y también decidieron rechazar el acuerdo: Hungría, Austria, Israel, República Checa, Eslovaquia, Polonia, Lituania, Australia, República Dominicana y Chile.

En la sesión de la Asamblea General en Nueva York que buscaba ratificar el acuerdo, cinco países votaron en contra: República Checa, Hungría, Polonia, Estados Unidos e Israel. Mientras que otros 12 se abstuvieron: Argelia, Australia, Austria, Bulgaria, Chile, Italia, Letonia, Libia, Liechtenstein, Rumania, Suiza y Singapur.

Australia, por ejemplo, decidió abstenerse del pacto que ayudó a construir ya que "compromete la seguridad fronteriza". "Nunca permitiría que algo comprometiera nuestras fronteras, trabajé demasiado para asegurar que no estuviéramos en esa posición", justificó el primer ministro australiano Scott Morrison.

Sin embargo, otros países como Suiza e Italia decidieron llevarlo a debate parlamentario para decidir si más adelante se unirán al Pacto. Pero también el acuerdo migratorio generó problemas políticos internos en Bélgica y en Eslovaquia. El primer ministro belga, Charles Michel, decidió renunciar esta semana puesto que perdió la mayoría luego de que el partido nacionalista y antiinmigración con el que gobernaba en coalición, abandonó el barco precisamente por la decisión de Michel de aprobar el Pacto.

En Eslovaquia el ministro de Relaciones Exteriores, Miroslav Lajčák, renunció en noviembre luego de que el Parlamento de ese país votara contra la firma del Pacto Mundial. Lajčák ayudó a organizar la iniciativa como presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas en 2017. Hungría, en tanto, volvió a insistir en su fuerte rechazo al acuerdo migratorio. El ministro de Relaciones Exteriores y Comercio, Péter Szijjártó, señaló ante la Asamblea General que les parece un  "documento desigual, parcializado y extremadamente pro-migración. Nos preocupa que va a contribuir a que haya una nueva ola masiva de migrantes en todo el mundo, que significa un gran riesgo. El documento sugiere que la migración es un derecho humano fundamental, pero ese no es el caso definitivamente. También sugiere que la gente se levante de la cama, escoja un país y viole todas las fronteras para llegar allá. Nos parece inaceptable", aseguró.