Tras 17 años, la segunda vuelta presidencial ecuatoriana volverá a enfrentar a un Noboa contra el correísmo
Las elecciones que buscan definir quién finalizará el gobierno de Guillermo Lasso dejaron a Luisa González, la candidata del exmandatario Rafael Correa, y a Daniel Noboa, hijo del multimillonario y numerosas veces candidato presidencial Álvaro Noboa, reeditando el escenario que el país ya vivió hace 17 años, cuando el líder izquierdista y el empresario se enfrentaron en la segunda vuelta de 2006.
Con el 93,98% de las mesas escrutadas durante la mañana del lunes, el panorama electoral de Ecuador ya se definió con miras a la segunda vuelta electoral, donde se enfrentarán Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana (RC) y bajo el amparo del expresidente Rafael Correa -ahora prófugo de la justicia ecuatoriana por corrupción-, contra Daniel Noboa, de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN) e hijo del empresario multimillonario Álvaro Noboa, el candidato que más veces ha intentado llegar al Palacio de Carondelet, sin éxito.
Los 3.100.000 votos y el 33,36% del total obtenido por González le permitió entrar a la segunda vuelta en el primer lugar, mientras que Noboa se coló en la instancia –considerando que, previo al debate presidencial, pocos lo daban como una carta probable para disputar el máximo cargo político del país– gracias a los 2.200.000 apoyos, equivalentes al 23,62%.
El resultado del balotaje, que se desarrollará el 15 de octubre, definirá a quién completará el mandato del actual mandatario, Guillermo Lasso, que decretó la “muerte cruzada” el 17 de mayo de este año tras denunciar una grave conmoción social, llamando a comicios adelantados. El país celebró unas elecciones pacíficas tras la conmoción que significó el asesinato el 9 de agosto de Fernando Villavicencio, uno de los candidatos.
Pero la escena que el día de la elección se verá tendrá gusto a pasado entre muchos ecuatorianos. La misma jornada, pero de 17 años atrás, en 2006, vio a Rafael Correa pasar a la segunda vuelta –en el segundo lugar– para enfrentarse a un empresario que no era ajeno a la política. Se trataba de Álvaro Noboa, multimillonario que para aquella elección ya iba por su tercer intento por alcanzar la presidencia.
Si bien su hijo, Daniel Noboa, nunca demostró un desempeño destacable en las encuestas de las últimas semanas previo a las elecciones, diversos analistas locales coinciden en que logró dar vuelta el magro resultado gracias a su buen desempeño en el debate que reunió a los contendientes de la primera vuelta, donde las discusiones y ataques cruzados –especialmente las muestras de anticorreísmo– le permitieron “destacarse, tanto por su serenidad para responder a las preguntas de los moderadores y a las réplicas de los candidatos –mientras estos se acusaban entre sí– como por la información que maneja sobre el contexto ecuatoriano y el rumbo que debería seguir el país”, dijo la analista Gilda Macías Carmigniani a El Universo.
Al contrario, la candidata del correísmo deberá salir a buscar votos en un panorama en el que pareciera haber llegado al techo del bloque, creen politólogos locales, tomando en cuenta el desempeño de los previos representantes del movimiento político liderado por Correa.
Reeditando una segunda vuelta
Cuando en 2006 Ecuador se preparaba para la segunda vuelta, los papeles se daban a la inversa de lo que actualmente viven: en el primer lugar llegaba Álvaro Noboa bajo el amparo del Partido Renovador Institucional Acción Nacional, tras obtener el 26,83% de los votos, mientras que en el segundo lo hizo Rafael Correa con el 22,84%, en aquellos tiempos representando al movimiento Alianza PAIS.
Finalmente, Correa se impuso en el balotaje realizado el 26 de noviembre de 2006, donde obtuvo el 56,7% y poco más de 3.5 millones de votos, iniciando un largo período de 10 años al mando de la nación, donde surgiría el correísmo como ideología política propia, y que llevaría a numerosos candidatos a intentar seguir la senda del ahora buscado expresidente. En tanto, Noboa no pudo acrecentar lo suficiente su desempeño en primera vuelta, quedándose con poco menos de 2,7 millones de sufragios y el 43,3% del total de votos.
La idea de que es el propio correísmo el que se enfrenta al heredero de Álvaro Noboa no es antojadiza, puesto que va más allá que el mero compartimiento de fuerza política, como la propia Luisa González aseguró a El País. De ganar en octubre, dijo al periódico español, el propio Rafael Correa será su principal asesor de manera virtual, considerando que este vive en Bélgica desde 2017, luego de que la justicia pusiera sobre sus hombros una condena por corrupción, forzándolo a que, de pisar Ecuador, deberá ser arrestado.
Pero esta particularidad, la reedición de la segunda vuelta de 2006 no será la única de esta nueva versión. De vencer González, se convertirá en la primera mujer de la historia nacional en ser elegida en las urnas como Presidenta de Ecuador. En cambio, de imponerse Noboa, será el mandatario más joven en ostentar el cargo, al contar con 36 años al momento de asumir (está de cumpleaños el mismo día que será la ceremonia de asunción, el 30 de noviembre). Su padre, Álvaro Noboa, también tiene un particular récord cuando de la presidencia se trata. En total, el magnate ha intentado postular en seis ocasiones al máximo cargo político del país, siendo 2021 la fecha de su última aventura.
Dos perfiles, una silla presidencial
La carrera por llegar al Palacio de Carondelet inicia con dos nombres particularmente opuestos. Luisa González, oriunda de Chone, ciudad ubicada en el tercer lugar en cuanto a peso electoral, es también el lugar de mayor influencia política del correísmo. Con 45 años, la carrera de la abogada estuvo siempre ligada al sector público.
Durante el gobierno de Correa, fue viceministra de Gestión Turística, vicecónsul de Ecuador en Madrid, secretaria Nacional de la Administración Pública y secretaria del despacho presidencial, por lo que su perfil no era muy conocido hasta que el propio expresidente la ungió como candidata, aseguró El País. También obtuvo un puesto asambleísta en el Parlamento electo en 2021, espacio donde compartió con su ahora rival, Daniel Noboa, previo a la muerte cruzada decretada por Lasso.
Sin embargo, y pese a su talante progresista, González ha destacado por su postura contraria al aborto en casos de violación, donde se le vio incluso utilizando en la Asamblea un pañuelo azul, símbolo de los movimientos conservadores que se oponen a esta práctica. Durante la campaña, aseveró que nada le hará cambiar de parecer en este aspecto.
Por el contrario, Daniel Noboa aparece como un outsider, pese a que no es ajeno a la política. En 2021, tal como González, accedió a la Asamblea Nacional luego disuelta por Lasso, espacio en el que presidió la Comisión de Desarrollo Económico, Productivo y la Microempresa. A diferencia de González, previo a su llegada al órgano legislativo, su vida laboral estuvo ligada a lo privado. Tras fundar a los 18 años una empresa dedicada a la organización de eventos, finalmente en 2010 se integró a las empresas de su padre, Corporación Noboa, alcanzando la dirección comercial luego de unos años.
Con miras al balotaje, analistas locales coinciden en algunos puntos, como la dificultad que González enfrentará para ampliar su techo de votos al encarar al anticorreísmo que gran parte de los candidatos fuera del balotaje demostraron.
“La segunda vuelta se perfila, por una parte, como la repetición del enfrentamiento correísmo-anticorreísmo que caracterizó a la del año 2021. En ese aspecto, Luisa González la tendrá muy difícil, ya que apenas podrá conseguir algunos votos que fueron para (Jan) Topic, específicamente los socialcristianos que tradicionalmente han votado por el correísmo”, dijo a El Universo el politólogo Simón Pachano.
En una línea más pro Noboa, el exvicepresidente Eduardo Peña Triviño dijo al mismo medio que “la importante votación del correísmo que tal vez obedece al recuerdo de una administración que acoge el sentimiento popular de ‘con tal de que haga obras, no importa que robe’. Es un voto duro que necesitará mucho apoyo de los otros movimientos políticos”, destacando que “se enfrentarán la nostalgia del pasado con la esperanza de trabajo y progreso”.
Coincide el analista Roberto Aspiazu, quien escribió en el mismo medio que “Luisa mantiene la votación histórica del correísmo en la primera vuelta y queda expuesta a una nueva derrota como la última de 2021, si Noboa logra capitalizar el anticorreísmo y a la vez el desencanto con el establishment político”.
Si bien numerosos politólogos han destacado el salto que logró en el tramo final de la campaña de primera vuelta, el joven candidato deberá sortear una serie de acusaciones que pesan en su contra, donde su familia y vida personal podrían jugar un rol importante, considerando que en 2019 Gabriela Goldbaum, su exesposa, lo acusó de malos tratos y de no respetar los acuerdos de visitas de la hija de ambos, detalló El País.
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